Marta es muy gallega y se le nota. Primero desde el gobierno de su comunidad autónoma y después desde su escaño en el hemiciclo del Palacio de la Carrera de San Jerónimo que le permitió ser coprotagonista de aquel gran Pacto de Estado contra la violencia de género de 2017, Marta González afronta con ilusión y optimismo, pero también con un altísimo sentido de la responsabilidad, su flamante cargo de vicesecretaria de Comunicación del PP. Considera que Pablo Casado es "la comunicación en estado puro" y, gracias al tirón de su líder y a su propio trabajo y buen hacer, aspira a que su formación deje atrás, de una vez, el sambenito de que no comunica bien.

Amante de su familia, de su tierra, a la que vuelve siempre que puede con sus amigos de siempre, esta doctora en Historia Medieval por la Universidad de Santiago de Compostela tiene como uno de sus principales referentes la lucha por la Igualdad, que ya lideró bajo en mandato de Alberto Núñez Feijóo en la Xunta de Galicia desde 2009.

En su obra literaria hay numerosas huellas de esto: Las Mujeres de la Edad Media y el Camino de Santiago o La Emperatriz Berenguela son títulos muy sugerentes. En su vida política, a buen seguro seguirá alcanzando retos en este camino de lucha en el que tiene muy claro que no se puede dar ni un paso atrás. Hoy, es un placer compartir este café para los lectores de El Independiente con Marta González.

Pablo Casado es la comunicación en estado puro, el mejor orador que haya pasado por el congreso"

Pregunta.- Esta convención que ustedes acaban de celebrar ha sido muy ideológica. Ha posicionado a la derecha al PP y eso se ha visto muy claramente en todas las ponencias de carácter político. Me gustaría saber en qué les va a favorecer esto a nivel electoral.

Respuesta.-  En esta convención se trataron los temas que han preocupado al PP, que son los fundamentales y los que preocupan a España. Lo que hemos hecho ha sido traerlos [a la Convención] y traer también a gente de la sociedad civil, a gente de fuera, para que nos actualizasen el mensaje y nos pusiesen en contacto con la sociedad, con lo que opina la gente en relación a temas que están en el origen de las preocupaciones del partido: el terrorismo, el estado del bienestar, la economía, los problemas demográficos, el despoblamiento, la violencia de género, la igualdad... han estado prácticamente todos los que conforman ese corazón de este PP en boca de personas que no son necesariamente del PP, con el objetivo de actualizar ese mensaje.

P.- Pero es una actualización muy de derechas, muy conservadora, muy liberal... ¿No tienen miedo de perder esa parte del PP que es más de centro, que también ha supuesto en estos años un porcentaje muy importante de su electorado?

R.- Yo no diría que hay un giro. Lo que hay, claramente, es una apuesta por la libertad. En el fondo son los temas que han sido siempre importantes para el PP. El Partido Popular es el gran partido de España, el más importante, el que más militantes tiene. El PSOE también, pero creo que es más importante el PP y somos quienes más hemos trabajado para conseguir lo que España es hoy, en 2019.

Ha sido un partido de gobierno en momentos dificilísimos y ha sido quien más ha contribuido a mejorar lo recibido. De hecho, hay una frase que repetimos habitualmente aquí: nosotros arreglamos una situación para que el PSOE la desarregle y volvamos de nuevo nosotros, una vez más, para arreglarla. Baste recordar lo ocurrido en la última crisis económica. Las medidas que hubo que tomar fueron durísimas, extremas, porque la crisis era de una gravedad mucho mayor de lo que el gobierno socialista había dicho. Se evitó un rescate que hubiera sido letal. Se salió de la crisis con las medidas propuestas directamente desde el gobierno y no desde Bruselas, como le ocurrió a Portugal o Grecia. Y se revirtió la situación.

Gracias a ello se pudo encarar el futuro con otras perspectivas en materia de empleo, en materia económica… Ahora el PP está en la oposición tras el shock terrible que sufrimos con la pérdida del gobierno en esa moción de censura y, afortunadamente, hemos sabido reponernos de ese golpe muy rápidamente. Diciendo adiós a cosas que nos pasaron factura entre nuestro electorado, con un líder que es de otra galaxia -si se me permite la expresión- puesto que es el orador más brillante que haya pasado por el Congreso de los Diputados.

Sánchez debería estar liderando la posición de la UE respecto a Venezuela y no asumir postulados tibios"

P.- ¿Más que Rajoy?

R.- Es distinto. Muy distinto.

P.- Entonces el hecho de que les estén etiquetando con el PP de Aznar, más que de Rajoy, no le preocupa...

R.- Nosotros quisimos que estuviesen presentes los presidentes del PP, en dos días diferentes cada uno, pero cada uno protagonizando un día. El primer día, viernes, el presidente Rajoy, y al día siguiente, sábado, el presidente Aznar.

P.- ¿Por qué no esa foto juntos?

R.- No se produjo porque ocurrió así. Cada uno fue protagonista en una de las jornadas y el domingo, el PP -en el cierre de la convención- del presente y del futuro.

P.- ¿Nunca tendremos entonces esa foto de Aznar y Rajoy juntos? ¿Les llamamos ahora y se la pedimos?

R.- Ambos forman parte de la historia del PP y para nosotros era importantísimo emocionalmente tenerlos aquí, coincidiendo además con el trigésimo aniversario de la refundación del partido, una fecha muy señalada en la historia del PP. Los dos forman parte de lo que somos y habrá muchas más oportunidades para las fotos.

Haber alcanzado algunos puntos de acuerdo con Vox no quiere decir que seamos iguales, porque no lo somos"

P.- ¿Cómo valora, por cierto, los meses que lleva el gobierno de Sánchez en el poder?

R.- Estamos asistiendo a una gran impostura. Fue un gobierno que además llegó con una frase -"Vamos a devolver la decencia a este país"- que me resultó particularmente dolorosa, porque no creo que hubiese ninguna razón para hablar de indecencia. Poco tiempo después nos encontramos con dos ministros dimitidos, o cesados, no se sabe muy bien, Huerta y Montón… Otros dos a punto, o prácticamente; lo de la ministra de Justicia es algo inaudito, increíble. Lo del de Ciencia, también. Y con un presidente que llega y dice que va a convocar elecciones cuanto antes y ahora dice que esperemos sentados porque no se va a mover de su sillón hasta que le corresponda abrir el proceso electoral.

Sánchez es una persona que piensa en sí mismo, que le preocupa poco España y los españoles, y le preocupa poco la falta de credibilidad en la que muchas de sus medidas pueden poner al país. Está siempre en un proceso ensayo error, una vez que ve que las cosas suscitan cierta o mucha preocupación da marcha atrás y es una persona que sabe que nunca volverá a ser presidente pasando por las urnas. Por eso pretende aplazar esa fecha lo máximo posible.

P.- ¿Considera que, en Cataluña, la única solución es el 155? ¿Es la única fórmula para volver a conseguir, social, económica y políticamente, que Cataluña vuelva a ser lo que era?

R.- Estamos muy preocupados porque no se conocen los acuerdos ni las cesiones que el gobierno socialista pudo alcanzar, incluso antes de ser gobierno, para alcanzar los votos necesarios en la moción de censura.

P.- ¿Por ejemplo esas cesiones de cara a los PGE, con la cesión del 50% del gasto?

R.- Eso es ya, no un indicio, una evidencia. Y habrá cosas que se vayan evidenciando más adelante: la abogacía del Estado que ha modificado su calificación de los delitos que puedan haber cometido, supuestamente, las personas que se encuentran en prisión. Hemos tenido avances sobre un posible nuevo estatut. Por supuesto el presupuesto. Hemos sabido que la vicepresidenta ha anunciado ya que habrá un nuevo ámbito de negociación con una mesa de partidos catalanes, que se va a trasladar ese ámbito bilateral también al ámbito de los partidos. Nos parece alarmante. El agravio para el resto de las comunidades se ha visto en ese ámbito presupuestario; todas bajan para favorecer a Cataluña. Pero se ve también en lo que tiene que ser el trato normal desde el gobierno central a los autonómicos.

Quien discuta que no hay un problema de violencia de genero no tiene nada que hacer en el PP"

P.- Estos días son durísimos para Venezuela. Hemos visto la autoproclamación del presidente de la Asamblea de Venezuela como presidente interino de aquel país. Hay muertos en la calle y miedo de que llegue a incrementarse el número de víctimas o, directamente, una guerra civil. Deme su opinión sobre los sucesos en aquel país, el apoyo de líderes como Trump o Bolsonaro a Guaidó y la reacción, tibia en un principio, del Gobierno español y de la UE.

R.- El PP ha estado siempre hondamente preocupado por lo que ocurre en Venezuela, ese país hermano con el que nos unen tantos lazos y con el que tantos españoles tienen una relación tan estrecha... Siempre hemos estado pendientes de lo que ocurría allí, algo verdaderamente trágico, en el Congreso y en el Senado, denunciando la falta de libertad y la miseria y la pobreza en la que se vive en Venezuela, denunciando el exilio y la falta de oportunidades ante esa miseria.

Ahora, lo que denunciamos es la tibieza, como usted decía, del gobierno español. El gobierno de Pedro Sánchez debería estar liderando, por esa relación tan estrecha entre España y Venezuela, la posición de la UE, y no asumiendo esos postulados tan tibios que estamos viendo. España debería ser, como hizo en ocasiones anteriores, la que animase a la Unión Europea, ser más activa en la denuncia.

P.- Pero la crítica de la izquierda, salvo Podemos o Izquierda Unida, como del resto de partidos, ha sido unánime. El PSOE siempre ha sido muy crítico, sobre todo al denunciar las últimas elecciones del 25 mayo pasado como un fraude. ¿No considera que es importante, dicho esto, que la respuesta de la UE sea unánime y que haya un acuerdo importante en esa reacción?

R.- Sí, pero España tiene que liderar esa opinión.

La guerra del taxi y las VTC es consecuencia de decisiones muy lamentables del gobierno socialista"

P.- ¿Pero usted cree que España tiene ese peso ahora en la UE para ello? Tampoco en el pasado lo tenía, en relación con Latinoamérica. Es decir, que no es solo un problema de Sánchez.

R.- Sí, en cuanto a los vínculos afectivos...

P.- Yo digo políticamente. Yo siempre he sido de los que han dicho que España debería tener un rol mucho más protagonista en Latinoamérica a nivel geopolítico y económico, pero la realidad es que no lo tenemos hoy, como tampoco antes, ¿no?

R.- Pedro Sánchez ha preferido visitar Cuba hace unos meses y, de esa manera, posicionarse dentro de la Unión Europea. Me parece que, en este caso, en el caso de Venezuela, no tiene tanta voluntad de posicionarse.

P.- Veremos lo qué pasa. Seguro que comunidad internacional se moverá rápidamente porque la situación es dramática y el Chavismo, representado por Maduro, no lo va a poner fácil. Volviendo al ámbito local, me gustaría conocer su opinión sobre la desafortunada guerra entre las VTC y el mundo del taxi, y las diferentes soluciones que se van articulando, por un lado en Barcelona y por otro en Madrid.

R.- En primer lugar, condenamos el uso de la violencia para cualquier objetivo, por muy loable que sea. Esa utilización de la violencia deslegitima cualquier propuesta, por muy correcta que pueda ser. En segundo lugar, esto es consecuencia de decisiones muy lamentables del gobierno socialista que, en su momento, a través de un Real Decreto, trasladó el problema a las comunidades autónomas y a los ayuntamientos. Y eso es lo que hoy hace que el mismo problema se soluciones de maneras diferentes o no se solucione con dificultades, además, de carácter legal y técnico para poder dar una solución efectiva. Esto es lo que hay.

A diferencia de lo que lo que hizo el gobierno de Mariano Rajoy, que estableció una ratio de 30 taxis por cada licencia de VTC e intentó dar pasos hacia el equilibrio, después del desequilibrio de la liberalización por parte del gobierno de Zapatero, ahora nos encontramos con esa dificultad añadida de dar solución a un problema, que se da en muchos sitios distintos, pero de manera distinta. En Barcelona se llegó a un acuerdo y en Madrid no, veremos qué ocurre...

Nos preocupan las decisiones que se toman en Cataluña porque evidencian que viven en su aislamiento"

P.- Lo de Barcelona, más que acuerdo, es expulsar a las VTC y eliminar de un plumazo la libre competencia y obligar a las multinacionales a irse, con todo lo que conlleva.

R.- Nos preocupan mucho las decisiones tomadas por el gobierno de la Generalitat porque evidencian que, una vez más, viven en un aislamiento respecto a los demás territorios. Y con sus decisiones provocan que las empresas se vayan de Cataluña.

P.- ¿Cómo es ser vicesecretaria de Comunicación del PP? Porque supongo que consideró su nombramiento como algo bonito, porque significa ser catapultada a la primera línea del PP.

R.- Es un gran honor y solo aspiro a representar al PP con dignidad y a seguir la línea del presidente, que fue también en su día vicesecretario General de Comunicación. Yo no llegaré nunca a ser pura comunicación, como es él, pero vamos haciéndolo.

P.-¿Cómo definiría sus cualidades de liderazgo?

R.- Me tengo por una persona tolerante, por una persona de acuerdos. Me gusta encontrar aquellos puntos que me acercan a mi interlocutor, incluso si es un oponente, y buscar esos puntos de acuerdo. Esto he tenido también oportunidad de desarrollarlo en el Congreso de los Diputados de manera muy intensa puesto que buena parte del trabajo parlamentario es buscar acuerdos.

P.- ¿Y cuál ha sido su mayor logro en su vida profesional?

R.- Por el esfuerzo tan enorme, casi hasta el agotamiento, que trajo consigo, el llegar al acuerdo del Pacto de Estado contra la violencia de género en 2017 en el Congreso. Fue verdaderamente difícil, pero lo conseguimos.

P.- Me pone en bandeja la siguiente pregunta; tras el acuerdo firmado en Andalucía con el concurso de Vox y tras haber rechazado sus propuestas de derogación en esta materia, me gustaría que me contara cómo ha vivido este episodio a nivel personal. Se lo digo porque tanto usted como Javier Maroto estuvieron en esa mesa negociadora.

R.- Llevo años trabajando en materia de igualdad y de violencia de género, y por tanto, habiendo estado además en mi comunidad autónoma en la parte de protección social, desgraciadamente he tenido mucho contacto con mujeres que han sufrido este problema. Desgraciadamente, porque es un problema real, y cualquiera que venga con la bandera de que la violencia de género no existe tiene poco que hacer en el PP. Llevamos mucho tiempo proponiendo medidas e intentando atajarla desde muchos frentes distintos.

En el caso de Vox, en Andalucía se daba la circunstancia de que tanto Javier Maroto como yo habíamos estado entre el grupo de quienes llevaron a cabo el gran acuerdo que fue el pacto de estado contra la violencia de género; por tanto, estaba aún más claro que no íbamos a aceptar ninguna medida que pusiese en duda una problemática que afecta de manera tan sensible a muchas mujeres y a sus hijos.

P.- ¿Qué opina, en general, de Vox, que ya es un aliado al fin y al cabo en Andalucía y quizás podría serlo tras las próximas elecciones generales?

R.- Es un aliado para la investidura, no de gobierno. Eso hay que puntualizarlo. Formé parte, con Javier Maroto, como se ha dicho, del equipo de personas que se reunió con Vox en Madrid para valorar sus exigencias y sus demandas en relación con ese posible apoyo a la investidura. Y lo cierto es que, a los cinco minutos de sentarnos, Vox hizo público un documento con 29 medidas. Nos resultó muy sorprendente. Y cuando comenzamos a leerlo con detenimiento, cada vez estábamos más sorprendidos, por decirlo suavemente, por la cantidad de solicitudes disparatadas que ahí había.

Una mezcolanza de temas que no podía ser, de ninguna manera, una propuesta para articular ningún gobierno de una comunidad como la andaluza, con los problemas que tiene. Por decir algo, no había ninguna referencia en el documento al desempleo. O a la formación. Por ejemplo. Pero sí estaba lleno de referencias a la violencia de género, a las leyes que tienen que ver con ella y demás… Cuando comenzamos a discutir, debo decir también que el tiempo más largo fue a este asunto. Y ahí les dijimos, simplemente, que no íbamos a aceptar nada. Y si uno se fija, el documento final no refleja nada de ello. Ha desaparecido toda referencia porque les dijimos que no íbamos a pasar por ahí. Tenemos muy claro cuáles deben ser las medidas, conocemos la problemática y no estábamos dispuestos a pasar por ahí. Ese sigue siendo nuestro planteamiento y fue el mismo que mantuvo Juanma Moreno en la parte que le correspondió de negociación y esa sigue siendo la posición del PP.

P.- ¿No les preocupa de todas formas que se les pueda relacionar en exceso con este tipo de formaciones por el hecho de que puedan seguir necesitándoles? ¿Les puede castigar electoralmente este hecho? Hay quien dice que puede existir gente, de un espectro ideológico muy de derechas, que acabe votando al que consideran el original…

R.- Juanma Moreno lo ha dicho reiteradamente: acordar determinados puntos en los que dos fuerzas pueden converger para llegar a determinados pactos no quiere decir que seamos iguales porque no lo somos en absoluto. Sí que llegados a un momento histórico, como lo era la posibilidad de un cambio en Andalucía, después de tantos años de inoperancia por decirlo suavemente, era más importante. Había muchos otros puntos en los que el acuerdo no era posible y se quitaron de en medio. Vox creo que también lo vio así.