El histórico jefe político de ETA, José Antonio Urrutikoetxea, alias 'Josu Ternera', ha sido detenido a primera hora de esta mañana en los Alpes franceses dentro de una operación conjunta llevada a cabo entre la Dirección General de Seguridad Interior francesa (DGSI) y la Guardia Civil. Tras la detención, Ternera ha sido hospitalizado tras pasar por el cuartel de la Gendarmería según confirman fuentes de la Fiscalía de París. El ex dirigente etarra pidió ser examinado por un médico en la brigada de la Gendarmería, y a continuación se le condujo al hospital donde permanece ingresado. Posteriormente, el ex dirigente de ETA, ha abandonado el centro hospitalario y ha sido trasladado a la ciudad de Bonneville ante el juez para tomarle declaración e ingresar en prisión.

Ternera se encontraba huido de la Justicia desde hacía casi 17 años. La última noticia sobre el que fue durante muchos años número uno de ETA fue su intervención en el final de la banda, fue él el encargado de leer el comunicado de disolución de la organización terrorista hecho público el 3 de mayo de 2018. El ministerio del Interior ha confirmado la operación a través de una nota. En ella detalla que el arresto se ha llevado a cabo dentro de la operación 'Infancia robada' y en cumplimiento a una orden internacional de arresto dictada por Interpol. Urrutikoetxea residía en la localidad de Saint Gervais les Bains, una zona muy concurrida por los aficionados a los deportes de invierno y situada cerca de la frontera con Suiza e Italia.

Ha sido un espectro durante más de tres lustros, desde que huyó en noviembre de 2002. Su paradero ha sido una incógnita en todo este tiempo y sobre su figura se han depositado los últimos movimientos y decisiones de ETA hasta llegar a su disolución hace ahora un año. La puesta en escena del final de la organización armada contó con él como portavoz elegido para leer el comunicado en el que ETA anunciaba que devolvía las armas al pueblo porque del pueblo las había tomado. Una lectura del comunicado en castellano en el que le acompañó Soledad Iparragirre, 'Anboto', encargada de su lectura en euskera.

Su nombre aparece a lo largo de prácticamente toda la historia de ETA. La suya es una vida paralela a la de la banda, dedicada y entregada a ella. Cuando se fundó tenía nueve años. Hoy peina 69. La organización en la que ha militado en todos sus niveles, desde el más bajo hasta la dirección absoluta, se disolvió en una puesta en escena en Cambó (Francia) dejando atrás 60 años de dolor. Apenas unos días antes el nombre de José Antonio Urrutikoetxea, alias ‘Josu Ternera’, vuelvió a reaparecer como garantía de que la decisión era firme. Antes, su figura sirvió para explicar el control de los hilos de las últimas negociaciones con el Gobierno de Zapatero, después para interpretar el control al colectivo de presos y últimamente, para personalizar la mano que guiaba desde la clandestinidad el epílogo de ETA.

Una figura que también sigue sumando cuentas pendientes, como la reciente acusación por delito de lesa humanidad que le imputa la Audiencia Nacional. Contra él pesa la participación en uno de los atentados más crueles de ETA, el cometido el 11 de diciembre de 1987 contra la Casa Cuartel de Zaragoza en el que la explosión de un coche bomba cargado con 250 kilos de explosivo provocó la muerte de 11 personas, cinco de ellas niños. Fue precisamente en 2002, cuando el Tribunal Supremo le citó a declarar, -siendo Urrutikoetxea parlamentario de Euskal Herritarrok (EH)-, acusado de haber ordenado este atentado, cuando Josu Ternera huyó hasta su detención a las 07.30 horas de esta mañana.

Tras el arresto de hoy en Francia se procederá a solicitar su extradición a España para que comparezca ante la justicia española. Se confía en que pueda contribuir a esclarecer los muchos atentados aún pendientes de autoría. Durante muchos años la situación de 'Josu Ternera' ha estado rodeada de especulaciones sobre su paradero e incluso sobre su próxima detención que finalmente no se ha producido hasta las 07.30 horas de esta mañana en un municipio de la Alta Saboya francesa.

 

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha reconocido la labor de la Guardia Civil y del Servicio de Inteligencia francés por la detención de Ternera, "la cooperación franco española vuelve a demostrar su eficacia", ha asegurado a través de las redes sociales, "hoy más que nunca un abrazo a todas las víctimas del terrorismo".

La suya es una vida en tres actos. La del ‘Ternera’ terrorista, el ‘Ternera’ dirigente y el ‘Ternera’ político”. En su pueblo no es el más ilustre, pero quizá sí uno de los que más conversaciones ha protagonizado. En Ugao-Miravalles, la pequeña localidad vizcaína de 4.000 habitantes en la que nació en 1950, hace tiempo que no le ven. A finales de los 60, cuando ETA decidió traspasar la frontera de los sabotajes para embarcarse en la de los asesinatos, el joven José Antonio ya coqueteaba con la banda. Tenía apenas 20 años cuando desapareció para emprender una escurridiza vida clandestina que aún hoy práctica.

El ‘Ternera’ terrorista

En 1971 se refugió en Francia. ‘Josu Ternera’ no tardaría en integrarse en la estructura militar de la banda. Su fama le precedía. A él se le adjudicaron numerosos robos y atracos a comienzos de los 70, entre ellos los que permitieron a la organización terrorista apropiarse de abundante material explosivo como el empleado para atentar contra el presidente del Gobierno el Almirante Luis Carrero Blanco, el 20 de diciembre de 1973. Acción a acción, atentado a atentado, Urrutikoetxea fue ganándose la confianza de los jefes de ETA. Tanto, que llegó a ser responsable militar primero y número uno de ETA años después.

Además de para progresar en el organigrama de ETA, ‘Ternera’ tuvo tiempo para ser padre. Mantuvo una relación con Mari Karmen Laskibar, natural de Zumaia y con la que llegó a contraer matrimonio con tan sólo 24 años. Ambos tuvieron dos hijos, Egoitz e Irati. El primero, también entró a formar parte de la estructura de ETA y tras permanecer varios años en busca y captura finalmente fue detenido en 2015. Años después, Ternera tuvo una relación con Elena Beloki, quien también cumplió condena por pertenecer a ETA. La última de las relaciones que se le conoce le ha vuelto a ser padre. La madre de su tercer hijo es Agnes Cerlo, de 61 años, quien también pisó la cárcel por colaborar con ‘Ternera’.

La suerte de ‘Ternera’ comenzó a menguar en 1989. Fue detenido en Bayona tras casi dos décadas en la clandestinidad

La suerte de Ternera comenzó a menguar en 1989. Llevaba dos décadas viviendo en clandestinidad en Francia y dirigiendo desde allí los hilos de ETA. El 11 de marzo de ese año la policía francesa localizó una moto que el dirigente etarra conducía. La encontró en una vivienda a las afueras de Bayona donde ‘Ternera’ celebraba una reunión con el entonces eurodiputado de Herri Batasuna, Txema Montero. Según narra Florencio Domínguez en su libro ‘Josu Ternera. Una vida en ETA’, la policía detectó cómo poco después una motocicleta con dos personas a bordo abandonaba la vivienda. Tras una fuga y persecución que terminó en un choque provocado por la Policía, ‘Ternera’ y su pareja, Agnes, fueron detenidos.

El ‘Ternera’ político

Fue condenado a diez años de prisión, de los que seis años los cumplió en cárceles francesas y el resto, tras ser entregado en 1996, en España. Dos años más tarde, salió en libertad. Es ahí donde empieza la segunda parte de su rocambolesca vida, la del político.

Aquel joven de Ugao-Miravalles que lo había sido todo en ETA y que tras menos de diez años en prisión recuperaba la libertad, se convirtió poco después en político. En 1998, con 48 años, fue elegido diputado al Parlamento Vasco por Euskal Herritarrok, la nueva marca de la histórica Herri Batasuna. Con una carrera meteórica en el escalafón de ETA como principal currículum le designaron nada menos que presidente de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara vasca.
En el Parlamento Vasco fue designado presidente de la comisión de Derecho Humanos.

La carrera política de Urrutikoetxea no sería muy larga. Su pasado reapareció años más tarde. El 6 de noviembre de 2002 la Sala Segunda del Tribunal Supremo le citó a declarar. No acudió. Tampoco lo hizo una semana más tarde, el 14. El tribunal investigaba uno de los crímenes más crueles de ETA, el cometido en 1987 contra la Casa Cuartel de Zaragoza y en el que fallecieron 11 personas, cinco de ellas niños, cuando ‘Ternera’ dirigía la organización terrorista.

El ‘Ternera’ prófugo

A partir de entonces se inicia la tercera etapa de su vida, la de prófugo de la Justicia y que se prolonga hasta hoy. Un periodo de casi quince años en los que se ha localizado su pista tantas veces como se ha perdido, Un periodo en el que ha ejercido funciones que van desde convertirse en negociador de ETA con el Gobierno de Zapatero hasta situarse como impulsor del final de la banda junto a dirigentes que protagonizaron el vídeo de anuncio del final de la atapa violenta de ETA –David Plá e Iratxe Sorzabal- o referirse a él como el principal enlace del Estado para precipitar el final de la organización terrorista. Años en los que se ha hablado de la enfermedad que padece y que lo habría debilitado sobremanera pero que nunca ha sido confirmada con rotundidad.

Lo único cierto es que el escurridizo ‘Ternera’ sigue sin rendir cuentas por varios procesos que contra él se siguen en España. El último, el conocido ayer y por el que la juez Carmen Lamela les acusa de un delito de lesa humanidad por dirigir junto a otros tres etarras –Garikoitz Azpiazu, alias ‘Txeroki’, Mikel Carrera Sarobe, alias ‘Ata’ y Angel Iriondo, alias ‘Gurbitz’- ETA y por liderar la persecución de una parte de la sociedad. Se les acusa por los actos cometidos por ETA desde el 1 de octubre de 2004, momento en el que entró en vigor ese delito en España.

Hasta esta mañana, el final de ‘Josu Ternera’ era una incógnita tras una vida paralela a la de ETA, escurridiza y casi espectral pese a su disolución y que ha terminado en una operación policial entre la Guardia Civil y la Policía francesa en Los Alpes.