La Real Federación Española de Fútbol todavía no ha decidido que las próximas Supercopas de España se disputen en Arabia Saudí. Pero según ha podido saber este medio, la mera posibilidad ya ha generado inquietud en un sector del Gobierno, encabezado por la vicepresidenta Carmen Calvo, que plantea objeciones a la sede, cuya elección reportaría un importante beneficio económico al fútbol español.

Un comité de expertos de la RFEF trabaja desde hace meses en la futura ubicación de la Supercopa de España. Y lo hace "sin prisas", trasladan desde la institución. Arabia Saudí es una opción vista con muy buenos ojos, aunque no la única. También aspiran a organizar el torneo China, India y Estados Unidos, principalmente. No hay urgencia, aunque la próxima edición del torneo (que disputarán Real Madrid, Barcelona, Atlético de Madrid y Valencia bajo su nuevo formato) se disputa, en principio, entre el 8 y el 12 de enero de 2020.

Aunque la sede incomode al Gobierno, la RFEF tiene total autonomía para la organización de sus competiciones y no hay mecanismo legal para evitarlo

Arabia Saudí es la opción que más ruido ha generado, también dentro del propio Ejecutivo, pese a la cordial relación que existe entre Pedro Sánchez y el presidente de la RFEF, Luis Rubiales. La portavoz del Gobierno, Isabel Celaá, optó sin embargo por mantener perfil bajo cuestionada por este asunto en el último Consejo de Ministros.

"Defendemos la igualdad de las mujeres y de los hombres y la igualdad de género, la llevamos en nuestro programa. Hay cuestiones todavía por resolver socialmente, mundialmente, globalmente, y esa puede ser una", respondió preguntada por si la discriminación hacia las mujeres en Arabia Saudí movería al Gobierno a actuar contra la celebración de la Supercopa de España en ese país. María José Rienda, presidenta del CSD, fue algo más allá y aseguró que su organismo no apoyaría la celebración del torneo en países donde "no se respeten los derechos de la mujer".

Esa postura encuentra complicidad en importantes figuras del Gobierno, aunque la autonomía de la Federación para escoger sede y organizar sus propios torneos es absoluta y el Ejecutivo, llegado el caso, no tendría ninguna herramienta legal para reconducir la situación, más allá de intentar persuadir a la RFEF.

Pegas de la UEFA

Pese a que los detalles de la oferta no han trascendido públicamente, el propio Rubiales ha valorado públicamente la aspiración de obtener 30 millones por temporada durante seis años para celebrar en Arabia Saudí la Supercopa de España, un camino ya abierto la pasada temporada por Italia. La propia RFEF llevó a Marruecos la última edición de la Supercopa, que disputaron Barcelona y Sevilla a partido único, rompiendo con el habitual formato de ida y vuelta.

La cantidad supondría un gran ingreso para la Federación, que maneja un presupuesto anual de ingresos de unos 220 millones de euros para 2019. Un aumento considerable respecto a los 180 millones de 2018, en el que ya se preveía la inyección económica que supondría la celebración en el extranjero de la Supercopa y el nuevo formato de la Copa del Rey.

Si la RFEF finalmente opta por Arabia Saudí, tendrá que sortear también las pegas de la UEFA, que el pasado martes pidió a los clubes que se nieguen a disputar partidos en países en los que las mujeres no tienen permitido el acceso a recintos deportivos.

Este era el caso de Arabia Saudí hasta el pasado año, cuando precisamente la celebración de la Supercopa de Italia y la expectación internacional lograron una rebaja en ese veto. Ahora, las mujeres pueden entrar a los estadios, aunque siempre acompañadas y en unas zonas especiales reservadas para ellas. El veto sigue siendo absoluto, entre otros países, en Irán.

En el contexto de la guerra sin cuartel declarada entre la RFEF y LaLiga, la posibilidad de llevar la Supercopa a Arabia también subleva al organismo que dirige Javier Tebas, que recuerda que la Federación se negó a que Barcelona y Girona disputasen un partido de la Liga Santander en Miami.

Fuentes de la LFP critican este agravio comparativo, argumentando que el traslado a Arabia de cuatro equipos supone un mayor perjuicio para aficionados y para el calendario de la competición que un solo partido en Estados Unidos.

Además, recuerdan que en Arabia Saudí una plataforma emitió ilegalmente durante largo tiempo la liga española, con la presunta connivencia de las autoridades locales, interesadas en golpear los intereses de la vecina Qatar y del imperio deportivo de Bein Sports.