Política

Interior avanza en la retirada de concertinas sin desvelar con qué las sustituirá

El departamento que dirige Grande-Marlaska elude precisar qué elementos coronarán las vallas de Ceuta y Melilla tras la retirada de las cuchillas, actualmente en ejecución / “Serán menos cruentos y más seguros e infranqueables”, aseguran

Dos operarios, trabajando en la retirada de las concertinas que coronan la valla fronteriza de Ceuta.

Dos operarios, trabajando en la retirada de las concertinas que coronan la valla fronteriza de Ceuta. EUROPA PRESS

Hay un secreto que se mantiene bajo llave en el Ministerio del Interior: el tipo de elemento de seguridad que coronará las vallas de Ceuta y Melilla una vez que termine la retirada de las concertinas, actualmente en ejecución. "Serán menos cruentos y más seguros e infranqueables; no los pasará nadie. En breve comenzarán a colocarse", se limita a decir un portavoz oficial.

Un gobierno socialista las colocó y otro gobierno socialista las retirará. Desde finales del pasado año, Interior ejecuta obras de modernización y refuerzo de la seguridad en ambos vallados fronterizos que incluyen como actuación principal la eliminación de las concertinas de acero inoxidable y las sirgas tridimensionales que dificultan el acceso a suelo español de los inmigrantes irregulares desde el lado marroquí.

Fue uno de los primeros compromisos asumidos públicamente por Fernando Grande-Marlaska tras llegar al Ministerio y, de cumplirse los plazos, será una realidad próximamente. "Los trabajos van al día", aseguran a este diario fuentes de Interior. Con un plazo de ejecución de 10 meses, las actuaciones se iniciaron a finales del pasado mes de noviembre y cuentan con un presupuesto de casi 18 millones de euros.

El desmontaje de las concertinas es una de las medidas incluidas en el Plan de Refuerzo y Modernización del Sistema de Protección Fronteriza Terrestre en Ceuta y Melilla, aprobado por el Consejo de Ministros el 18 de enero de 2019 y que prevé una inversión global de 32 millones de euros. "El objetivo es incrementar la prevención contra la inmigración irregular, mejorar la eficiencia y seguridad de los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y asegurar el pleno respeto a los derechos humanos", detalla el acuerdo.

Las actuaciones han incluido ya la instalación de un nuevo sistema de circuito cerrado de televisión en el puesto de Ceuta (con 66 cámaras, de ellas 14 térmicas) y la mejora de la red de fibra óptica y ampliación del circuito de televisión del de Melilla. También la modernización y el refuerzo de las infraestructuras de seguridad de los perímetros fronterizos con Marruecos en ambas ciudades, al tiempo que se han instalado sistemas de reconocimiento facial en los puestos fronterizos de El Tarajal (Ceuta) y melillenses de Beni Enzar, Barrio Chino, Mariguari y Farhana.

Serán menos cruentos y más seguros e infranqueables; no los pasará nadie", asegura un portavoz de Interior sobre el elemento que sustituirá a las concertinas

Se trata de la intervención más ambiciosa que acomete el Estado desde 2006 y que el Ejecutivo de Sánchez justifica por el hecho de que las concertinas han dejado de ser ya "un obstáculo de relevancia para impedir las entradas irregulares" de inmigrantes a España y, por el contrario, representan "un alto riesgo para la integridad física de las personas".

"Cuando se producen los saltos masivos, estamos vendidos. La valla al menos hace de parapeto y nos protege", describe a El Independiente un guardia civil que presta servicio en Ceuta. Éste expresa su preocupación por el hecho de que se están retirando las concertinas y no se han sustituido -de momento- por otros elementos de seguridad disuasorios.

La decisión de colocar alambres equipados con cuchillas cortantes y elevar la altura de las vallas fronterizas de Ceuta y Melilla hasta los seis metros se adoptó en la etapa de José Luis Rodríguez Zapatero como presidente del Gobierno. El 30 de septiembre de 2005, siendo ministro del Interior José Antonio Alonso (ya fallecido), el Consejo de Ministros acordó una serie de medidas para reforzar la seguridad de las fronteras en ambas ciudades autónomas, a las que se destinaron 28.100.000 euros.

De Zapatero a Pedro Sánchez

"No es un problema de fácil solución. Llegan a la frontera después de haber recorrido centenares de kilómetros, casi siempre durante meses, con una aspiración básica: dejar atrás la miseria y comer, aunque sea malcomer; vivir, aunque sea malvivir. El problema debe ser abordado, por tanto, con una doble mirada y una doble perspectiva: por un lado, humanitaria y, por otro, desde el respeto a la legalidad, a las normas del Estado de Derecho y a la política que en materia de inmigración, de legalidad y rigor está llevando a cabo este Gobierno", justificó la entonces vicepresidenta Teresa Fernández de la Vega en la conferencia de prensa posterior a aquella reunión del Consejo de Ministros.

Desde el punto de vista de la mejora de la integridad estructural del perímetro fronterizo, la actuación incluyó un nuevo diseño exterior de la valla, el recrecido de ésta hasta alcanzar los seis metros de altura y la instalación de sistemas de detección adicionales a fin de anticipar los intentos de intrusión (sensores, detectores de infrarrojos, cámaras diurnas y nocturnas...).

Cuando se producen asaltos masivos, estamos vendidos. La valla al menos hace de parapeto y nos protege", señala a este diario un guardia civil destinado en Ceuta

La medida se adoptaba después de la conocida como 'crisis de las vallas', una sucesión de avalanchas en Ceuta y Melilla con las que centenares de inmigrantes trataron de entrar ilegalmente en España huyendo de la miseria y la guerra en sus países y que obligaron a desplegar de forma extraordinaria a 640 militares para reforzar la labor de la Guardia Civil. En una de esas intentonas en la línea perimetral ceutí murieron cinco personas: los dos inmigrantes que cayeron en el lado español presentaban impactos de bala, uno en el costado y otro en el glúteo.

Casi tres lustros después de que se colocaran, las concertinas están eliminándose en los puntos en los que se han registrado más intentos de salto por parte de los migrantes por ser más vulnerables y se está llevando a cabo la recimentación de los vallados. Estos trabajos se adjudicaron a la empresa de Transformación Agraria SA (TRAGSA), íntegramente de capital público.

La actuación ha sido plenamente respaldada por el Defensor del Pueblo en funciones, Francisco Fernández Marugán, que considera que el sistema de cuchillas con el que se ha trata de disuadir las entrada irregulares es "de una crueldad extraordinaria".

Todas las claves de la actualidad y últimas horas, en el canal de WhatsApp de El Independiente. Únete aquí

Te puede interesar