La que fuera jefa de los comandos legales de ETA y una de las portavoces que, junto a Josu Urrutikoetxea, alias 'Josu Ternera', leyó el comunicado de disolución de la banda, Soledad Iparragirre, 'Anboto', ha sido condenada por el asesinato en León del comandante Luciano Cortizo el 22 de diciembre de 1995. La Audiencia Nacional le impone una pena de 122 años de cárcel tras concluir que se ha podido probar que fue ella la que ordenó el atentado y la que dio las instrucciones precisas sobre cómo cometerlo a otro miembro de ETA, Sergio Polo, ya condenado por este atentado.

'Anboto', que ya ha cumplido varias condenas en Francia, es la primera ocasión en la que es juzhada y condenada en España después de que el país galo procediera a su entrega. La sentencia considera que fue ella, en su condición de máxima responsable de los 'comandos legales', la que dio la orden de atentar contra Cortizo y la que incluso habría establecido el procedimiento, una bomba lapa instalada en los bajos de su vehículo. Además señala que le habría facilitado el material para la fabricación del explosivo.

En aquel atentado resultaron heridas la hija del comandante del Ejército de Tierra, de 18 años, así como cuatro transeúntes. Además de los 122 años de cárcel, el tribunal le impone una indemnización de 300.00 euros para la viuda del militar y 340.000 euros para la hija que resultó herida y sufrió graves secuelas. También fija que deberá compensar con 160.000 euros a cada hijo del militar. En la sentencia se destaca la "especial perversidad y falta absoluta de respeto por la vida e integridad de las personas" mostrado en este atentado.

La Audiencia Nacional recuerda que Soledad Iparragirre formó parte de varios comandos de ETA y en 1993 pasó a desempeñar labores de mayor responsabilidad dentro de la organización terrorista dentro del 'aparato militar' en Francia. Habría ejercido las funciones de control y coordinación de los comandos legales bajo el mando del entonces máximo responsables, Pedro José Picabea, 'Larrun'. Tras la detención de Picabea por parte de la policía francesa en julio de 1994 Iparragirre ocupó su lugar.

Fijar objetivos

En la sentencia se apunta que a partir de entonces correspondía a ella fijar objetivos, dar instrucciones del modo en el que se llevaría a cabo las acciones así como facilitar el material a los comandos para cometerlos. La Sala da por probado y acreditado que fue Soledad Iparragirre la que ordenó el atentado contra Luciano Cortizo y que lo hizo dando las instrucciones para ello a Sergio Polo. Como una de las pruebas sobre la que se sustenta la condena figura una carta que 'Anboto' habría remitido a Polo y que fue intervenida en un piso de Pasajes de San Pedro (Guipúzcoa) en el que Polo se alojó. En ella, señala la Audiencia, Iparragirre explica las causas por las que en un atentado anterior cometido en Salamanca un fallo en la colocación del artefacto mediante imanes no logró acabar con la vida del comandante José Juan Aliste.

El tribunal señala que existe una "sólida prueba indiciaria" que explicaría el modo de actuar de Polo, quien habría fabricado la bomba lapa en un piso de Pasajes de San Pedro y posteriormente se trasladó a León. Allí, tras vigilar durante varios días a su objetivo, el miembro de ETA observó que la víctima utilizaba un vehículo para sus desplazamientos y en la noche del 21 al 22 de diciembre de 1995 colocó bajo el asiento del conductor una bomba lapa, "como le había ordenado María Soledad Iparraguirre". Para asegurar el resultado mortal del atentado, apunta la Sala, “Anboto” le explicó en su comunicación a "Lur" que el artefacto debía ser colocado dentro del coche, directamente bajo el asiento del conductor, "lo que efectivamente ejecutó materialmente Sergio Polo siguiendo las instrucciones.