El disidente ruso, Alexander Navalny, presenta signos de envenenamiento, según el hospital Charité de Berlín, donde está siendo tratado desde el sábado. Así lo habrían corroborado varios laboratorios independientes. Este hospital universitario es uno de los más prestigiosos de Alemania, donde trabaja en su Instituto de Virología, Christian Drosten, a quien los alemanes identifican como el gran gurú sobre el coronavirus.

"Los resultados clínicos indican intoxicación con una sustancia del grupo de los inhibidores de la colinesterasa", afirma un comunicado difundido por la Charité. Aún no se ha hallado de qué veneno se trata. De momento se le está tratando con atropina.

Han destacado que la vida del opositor no corre actualmente peligro, si bien no se descartan secuelas a largo plazo "sobre todo en el sistema nervioso". Navalny permanece en coma inducido.

La canciller alemana, Angela Merkel, y el ministro de Exteriores, Heiko Maas, han emitido un comunicado conjunto en el que piden al gobierno ruso una investigación independiente sobre el envenenamiento, "dada la relevancia del opositor en Rusia". Exigen total transparencia y que los responsables respondan del crimen ante la Justicia.

Previamente, el gobierno alemán consideraba esta mañana "bastante probable" esta opción, según ha dicho el portavoz, Steffan Seibert. De ahí que le hayan dado protección por razones humanitarias, según ha añadido Seibert, ante los periodistas.

Sometido a estricta vigilancia

Un tabloide moscovita Moskovsky Komsomolets publicó el fin de semana cómo Navalny estába siendo vigilado por los servicios secretos rusos que sabían con quién se veía y qué hacía con sus interlocutores justo antes de su envenenamiento antes de embarcarse rumbo a Moscú. Su portavoz, Kira Yarmysh, ha subrayado que estaban al tanto de esta vigilancia y que publicarlo en este medio es lo que más sorprende porque así lo cuentan al mundo.

Navalny llegó a Berlín el sábado procedente de Omsk, en Siberia, tras insistir su familia y allegados en que era crucial para su supervivencia que fuera tratado fuera del país. El avión lo fletó la ONG Cinema for Peace, no el gobierno alemán, si bien la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Emmanuel Macron, se mostraron dispuestos a darle refugio y asistencia humanitaria.

El principal disidente ruso, enemigo acérrimo del presidente, Vladimir Putin, se sintió muy enfermo el viernes a primera hora, cuando viajaba en avión desde Siberia hasta Moscú. El avión tuvo que hacer un aterrizaje de emergencia en Omsk. Allí le atendieron en el principal hospital de la localidad, que a juicio de sus allegados carecía de medios para salvar su vida.

Navalny, de 44 años, estuvo en coma inducido en el hospital de Omsk. En principio, los médicos se oponían a su traslado pero la presión de la familia y allegados tuvo resultado y finalmente dieron su luz verde. La jefa de prensa de Navalny, que había dado la luz de alarma, denunció que habría sido envenenado antes de subir al avión. Había ingerido un té.

Los médicos rusos aseguraron que no habían recibido presiones para descartar el diagnóstico de envenenamiento. "Nadie del exterior ejerció ninguna presión contra nosotros, ni de la parte de médicos ni de otras fuerzas", declaró Alexander Murajovski, médico en jefe del hospital de Omsk, en una rueda de prensa virtual. "Mediante grandes esfuerzos, le salvamos la vida", añadió.

Sin embargo, la esposa de Navalny, Yulia, quiso que le trataran en Alemania porque no se fiaba del tratamiento en Siberia.

En declaraciones a los periodistas, el portavoz gubernamental ha justificado que se hubiera brindado protección policial a Navalny en el hospital de Berlín. Ha añadido que el gobierno alemán se toma muy en serio la sospecha de que el político ruso haya sido envenenado.

"No hubo una invitación formal (del gobierno alemán) pero, por razones humanitarias, Navalny pudo entrar en el país tras solicitarlo su familia", ha aclarado. Ha sido la ONG Cinema for Peace la que se ha encargado del traslado del disidente ruso, que ha sido encarcelado varias veces.

Navalny intentó presentarse a las elecciones de 2018 pero se lo impidieron. En estos días se encontraba apoyando a gobernadores que discrepan con el Kremlin en el este del país donde pronto se celebran elecciones locales.