Estados Unidos no sólo decide el próximo 8 de noviembre quién será su próximo presidente. También vota a sus congresistas, renovando la totalidad de la Cámara de Representantes (435) y un tercio del Senado (34 de 100). Casi medio millar de elecciones que a nivel internacional pasan más desapercibidas, pero que tienen gran interés en América ya que a los republicanos se les presenta complicado mantener su actual mayoría en el Senado. En cuanto a la Cámara de Representantes, a priori tienen más fácil volver a obtener más legisladores que el Partido Demócrata.

No sorprende que los republicanos no quieran que el multimillonario pise sus distritos electorales

En las elecciones legislativas de 2014, los republicanos recuperaron el control del Senado y renovaron su mayoría en la Cámara Baja. Una situación que forzó aún más la falta de entendimiento entre Congreso y Casa Blanca que ya se venía produciendo, tensando la agenda legislativa del país. Sin embargo, esta vez el viento político sopla en contra de los republicanos. Al rechazo que provoca el huracán Trump se une el hecho de que al Partido Republicano le toca renovar más escaños en el Senado que a los demócratas. Concretamente, 24. Basta con que cinco cambien de lado para que los demócratas sean mayoría. No sorprende, por tanto, que muchos candidatos republicanos no quieran que el multimillonario neoyorquino pise sus distritos electorales.

Los escaños republicanos al Senado por Indiana, Illinois y Wisconsin están en peligro de cambiar a azul; los demócratas lideran los sondeos. New Hampshire, Pensilvania, Carolina del Norte y Missouri son los otros estados al filo de la navaja, en los que la ventaja republicana es mínima. A mayor distancia, pero también en la zona de peligro de menos de cinco puntos de distancia sobre el rival, está el asiento por Florida de Marco Rubio, contrincante de Trump en las primarias, y otro por Carolina del Norte. Incluso pesos pesados como Rob Portman en Ohio y John McCain en Arizona no pueden dormirse en los laureles si quieren ser reelegidos.

Por el lado de los demócratas, el único escaño realmente vulnerable en el Senado es el de su líder en la cámara, Harry Reid. Senador por Nevada durante 30 años, se retira, y la campaña de su sustituta está teniendo serias dificultades para revalidar el asiento. El candidato republicano lidera los sondeos, aunque su ventaja era mucho mayor antes de la publicación del vídeo de Trump denigrando a las mujeres.

En definitiva, a día de hoy, los candidatos demócratas tienen muchas probabilidades de ganar el Senado, y los republicanos de retener la Cámara de Representantes. Un pronóstico que podría evolucionar a peor para el Partido Republicano si Trump no modera el tono de su campaña.