"Independientemente de lo que la familia real esperaba de esta entrevista, esto era peor". Esta es la afirmación que el periodista británico Valentine Low ha lanzado en su columna para The Times y podría servir como escueto resumen del impacto que ha causado en la sociedad y en la prensa británica la reciente entrevista de Oprah Winfrey a Meghan Markle y el príncipe Harry.

Sin embargo, esa es una de las frases más tibias sobre el tema que se pueden encontrar publicadas en los tabloides de Reino Unido esta semana. Y es que, otros diarios como Daily Telegraph o Daily Mirror  han asegurado que la Casa Real necesita "un chaleco antibalas", porque las declaraciones contenían "suficientes proyectiles como para hundir una flota" o que Carlos de Inglaterra y el príncipe Guillermo deben sentir una "inmensa tristeza" ante las palabras de Harry.

El experto en realeza Patrick Jephson ha ido un paso más lejos y ha definido en su columna de The Times dicha entrevista como "un intento de asesinato a una institución herida" y un "ajuste de cuentas familiares que nunca debería haberse permitido llegar a una sola pantalla de televisión y mucho menos a los hogares de la mitad del mundo". Asimismo, el escritor lo ha calificado como un "derramamiento de sangre público" y ha caído en la inevitable comparación: "A pesar de las similitudes, Diana nunca perdió su sentido del deber".

Piers Morgan además de pronunciarse sin tapujos en Twitter, ha tachado la actuación del príncipe Harry como "vergonzosa" por su "traición a la Reina y la familia real" en su análisis para el diario Mail Online y ha afirmado que la entrevista se basó en "tonterías destructivas egoístas" y fue "escandalosa, santurrona y espectacularmente egoísta": "El nauseabundo gemido de dos horas de Oprah, Meghan y Harry fue una diatriba vergonzosa de propaganda cínica y cebo racial diseñada para dañar a la Reina mientras su marido yace en el hospital y destruir la Monarquía", ha afirmado, "retratar a la familia real como un grupo de racistas es la acusación más incendiaria que he visto en mi carrera".

Por su parte, el periodista Quentin Letts cree que los Sussex "han abandonado la sutileza al abrazar a la televisión sensacionalista" y siente que se trata de "el mayor acto de autolesión estratégica desde el hundimiento de la flota alemana la base naval de Scapa Flow, en 1919".

Todas estas opiniones son un indicativo más de que la guerra entre los duques de Sussex y los tabloides -a los que el príncipe Harry acusa de haber causado la muerte de su madre, Lady Di- tan solo acaba de empezar: "El Reino Unido no es intolerante, pero la prensa británica sí, en concreto los tabloides. Desgraciadamente, si la fuente de información es inherentemente corrupta o racista o prejuiciosa, eso se acaba filtrando al resto de la sociedad", afirmó en durante la polémica entrevista.

La Casa Real británica responde

El inquietante silencio que rodeaba a la casa real británica se ha roto la tarde de este martes al emitir un comunicado en el que tilda de "preocupantes" los problemas raciales revelados por Harry y Meghan Markle y señala que la familia abordará estas declaraciones en privado.

"Los asuntos planteados, especialmente el de la raza, son preocupantes. Aunque algunos recuerdos pueden variar, son tomados muy en serio y serán tratados por la familia en privado", apunta el comunicado difundido por el Palacio de Buckingham. Además, la Familia Real británica asegura estar "entristecida" tras conocer cómo han sido los últimos años de la pareja y finaliza el texto afirmando que "Harry, Meghan y Archie siempre serán miembros de la familia muy queridos".