El 23F sirvió como pretexto argumental de una película de Mariano Ozores con José Luis López Vázquez. Se titula Capullito de alhelí y se estrenó el 1 de enero de 1986. La tienen en FlixOlé (disculpen la promoción). En aquella, dos señores homosexuales, Moisés (López Vázquez) e Hilario (Jesús Puente), se conocen en persona tras años de romance por carta. El día elegido es el 21 de febrero de 1981. Sirva esta recomendación –reivindicación– del cine español para articular palabra sobre la miniserie de Movistar Plus+ Anatomía de un instante con Álvaro Morte como Adolfo Suárez.

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Se trata de la adaptación televisiva de la novela de no ficción escrita por Javier Cercas. Aquella se publicó el 1 de enero de 2009. Los cuatro y únicos episodios de Anatomía de un instante, grabados a principios de 2025, llegan hoy a la plataforma de Telefónica. Se estrena, claro, para conmemorar los 50 años de democracia en nuestro país, o sea, de la muerte de Franco. Del 20N al 23F. Cabe preguntarse por qué una televisión de pago, y no la pública española, abandera en ficción tal efeméride. En TVE estarán contentos con la audiencia que cosechó el pase dominical de Mientras dure la guerra en La 1: más de 1,8 millones de espectadores. Como la cosa va de Franco, Cine de barrio debería proyectar este sábado el filme de Antonio Mercero Espérame en el cielo (1988). No caerá esa breva.

La última serie de Movistar Plus+ que supervisó Domingo Corral

Nos conformaremos entonces con Anatomía de un instante, cuya amplitud de miras (ficción para todos, como el café) es su talón de Aquiles. Raúl Arévalo, aquí alter ego de Javier Cercas, es el narrador de los 4 episodios, cuyo estreno este jueves 20 de noviembre tiene una –otra– lectura política. Es, si no el último, uno de los últimos títulos que el productor Domingo Corral (Sirat, La Mesías, Rapa, La Unidad) supervisó en Telefónica como responsable de ficción y entretenimiento antes de su salida en primavera.

No es Anatomía de un instante la mejor serie española de Movistar Plus+ este año (¿Yakarta?). Tampoco es, por tanto, la mejor serie española de 2025. No le hace falta, aunque sobra subrayado. La plataforma debería liberar una versión sin voz en off. No hace falta saber quién es quién para comprender la magnitud de los hechos. Adaptar a televisión una obra literaria es siempre una espada de Damocles.

Alberto Rodríguez y Rafael Cobos, de Modelo 77 a Anatomía de un instante

Firma Anatomía de un instante el tándem sevillano Alberto Rodríguez-Rafael Cobos. Digamos que su filmografía salta de un subgénero a otro siempre desde el thriller, y hace una curiosa radiografía de la Transición. La isla mínima, El hombre de las mil caras, Modelo 77... Policías, espías, presos... Ya en Movistar Plus+ hicieron, juntos y por separado, La peste y El hijo zurdo.

Así que para Anatomía de un instante se han rodeado de sus sospechosos habituales. He ahí un Eduard Fernández como Santiago Carrillo, titular del segundo episodio. O Julio de la Rosa, compositor de la banda sonora. O Paco Baños, que dirige el tercer y mejor capítulo, con Manolo Solo (Una quinta portuguesa) como el militar y ministro de Defensa Gutiérrez Mellado; una entrega en la que un taciturno Adolfo Suárez (Álvaro Morte se resarce con matrícula de honor tras Dos tumbas) sale poco y de fondo. En ese instante, Suárez ya está de salida.

El dolor de muelas de Adolfo Suárez (Álvaro Morte)

Para evitar malentendidos, el 'instante' del título es un pretexto para contar la Historia de España desde los años treinta, con la Guerra Civil como punto de partida y de llegada, hasta los dos mil; una ambición narrativa que se traduce en el diseño de producción (llueve mucho y bien) y que, paradójicamente, toca el cielo cuando reproduce la cotidianeidad, esa intrahistoria que acuñó Unamuno, ese teléfono que suena en la madrugada para dar una mala noticia, esos vecinos que te cuidan a los hijos. He ahí la inesperada e inquebrantable amistad de Suárez con Carrillo y con Gutiérrez Mellado. O el permanente dolor de muelas de Suárez. La metáfora se hace sola.

Ellos tres son los mártires de Anatomía de un instante y, como tal, hacen más o menos el viaje del héroe, recurso narrativo más viejo que la tana. Detrás de ellos siempre hubo una sufrida esposa (en los créditos figuran dos únicas mujeres: Manuela Ocón en producción y Yolanda Piña en maquillaje y peluquería). Adolfo Suárez (Álvaro Morte), Santiago Carrillo (Eduard Fernández) y Manuel Gutiérrez Mellado (Manolo Solo), todos ellos ya muertos, estuvieron al final en el lado correcto de la Historia. No así Alfonso Armada (Juanma Navas), Antonio Tejero (David Lorente) y Milans del Bosch (Óscar de la Fuente), que comparten protagonismo en el cuarto y último capítulo, centrado en su juicio militar como golpistas.

Pero la realidad siempre supera la ficción. Si bien Armada fue indultado a finales de los años ochenta con Felipe González como presidente; los otros dos autores del 23F, también encarcelados, nunca se arrepintieron.

¿Trató bien la Historia a los 'traidores' Suárez, Carrillo y Gutiérrez Mellado? Esa traición –palabra de Cercas– alude a la animadversión que estos tres hombres provocaron en sus filas, ya fuera la Falange, el Partido Comunista o el ejército. No es cuestión de ponernos filosóficos, sobre todo por el reciente cuestionamiento de la Transición y de Juan Carlos I (Miki Esparbé roza inevitablemente la parodia). Pero Anatomía de un instante, cuyo cierre agridulce recuerda el Alzheimer del ex presidente del Gobierno, podría ser un tratado del olvido. O sea, sobre la memoria.

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