Mujeres | Sociedad

Educación o cómo el género de los oficios solo se combate desde la raíz

Carla Rigat es gerenta. Dirige una plantilla de 15o trabajadores de mantenimiento, todos hombres. "Que el nombre de mi posición suene raro o forzado ya define que, según qué puestos, estos son poco ocupados por mujeres", ha dicho Rigat en los primeros compases de ¿Tienen género los oficios? En esta nueva edición de las Conversaciones de El Independiente indagamos en los roles que aún se asumen como propios por parte de ambos sexos en el ámbito laboral, en los prejuicios que todavía están presentes en la sociedad y cómo se puede trabajar, desde los distintos ámbitos de la sociedad, para ir abriendo camino y generando una mayor igualdad que redunde tanto a nivel laboral como social, puesto que, como se ha podido concluir del debate, las ideas preconcebidas arrancan prácticamente desde la cuna.

La subdirectora general del Instituto de la Mujer para el Emprendimiento, la Igualdad en la Empresa y la Negociación Colectiva de Mujeres, Begoña Suárez, ha abierto el debate planteando "la pérdida de talento" que generan estos estereotipos de género. "A día de hoy, lamentablemente, sí tienen género los oficios. Mayoritariamente las mujeres están vinculadas al cuidado, la educación y los servicios y los hombres a mecánica, ingeniería y otro tipo de profesiones", ha asegurado, "seguimos viviendo en una sociedad sexista que perjudica tanto a mujeres como a hombres, especialmente a las mujeres cuyos trabajos están asociados a menos valoración social y económica, con lo que se da la paradoja que los empleos más necesarios para la sociedad, como el cuidado o la educación, están menos valorados y remunerados".

Desde el ámbito de la empresa, la responsable de Igualdad en Clece (filial de ACS), Susana Fernández Monje, ha afirmado que "aunque la sociedad está cambiando, aún queda camino por recorrer", un pensamiento compartido por los tres trabajadores que han contado sus experiencias abriendo la brecha en sus respectivos sectores. Óscar Quiles, educador en una escuela infantil de Madrid, ha asegurado que siempre se ha sentido integrado en el ámbito laboral por sus compañeras, ya que su sector está eminentemente compuesto por mujeres, aunque sí ha visto cierto rechazo al inicio de su carrera, "por parte de alguna familia que no quería que yo atendiese a su hijo en clase".

Más difícil que Quiles lo ha tenido Ruth Martín, inspectora de Servicio de Seguridad en Canarias y coordinadora de una plantilla de empleados de seguridad privada donde ha conseguido elevar la presencia de mujeres de apenas un 5% a más del 10% en dos años. Sin embargo, el camino ha sido y sigue siendo duro, ha confesado: "Es muy difícil, ya no solo por ser mujer, por mi estatura. Si no eres lesbiana piensan que te has prostituido con uno de tus jefes para llegar a la posición. Y con los clientes también, porque no están habituados a trabajar con mujeres y no están acostumbrados a que les mande una mujer, con lo que tienes que estar continuamente poniéndote en tu sitio que es relegarles a un lado para poder ejercer tu función".

En otro sector eminentemente femenino, el de la ayuda a domicilio, recaló Eduardo Rioja, que ejerce en Castilla y León tras haber trabajado en otros sectores "más masculinos" como la construcción y la industria del autonóvil. "Son muchas veces las familias, más que los propios usuarios, los que te rechazan por ser hombre y joven".

Tampoco Rioja, al igual que Quiles, han percibido rechazo por las mujeres, quienes parecen mostrar más empatía que los hombres a la hora de romper barreras de género en las profesiones. "Integrarse en un sector con mucha influencia de género es difícil pero cuesta más a las mujeres en acceder a sectores masculinizados, no solo por la falta de apoyo sino porque a veces incluso sufren acoso laboral", ha expuesto Suárez, quién ha apuntado, además, a que el liderazgo que se está extendiendo es de un estilo femenino.

¿De dónde proceden estos roles?

Genética y educación se sitúan en el origen de estos roles, según la opinión de todos los participantes del foro. "Hay un estudio hecho a niños de seis y siete niños donde las niñas muestran que los niños son mejores líderes, aun cuando ellas sacan mejores notas. Cómo las niñas perciben que el otro sexo es más líder", ha afirmado Fernández Monje.

"Se confunde educación mixta con coeducación", ha advertido la subdirectora del Instituto de la Mujer, quien ha reflexionado sobre los estereotipos que en la sociedad hacen que las propias familias aún hagan perdurar los roles de género al fomentar competitividad entre géneros o asociar determinados colores o comportamientos en los más pequeños.

Vías de solución

Iniciativas públicas y privadas buscan dar solución a este problema. Desde el Instituto de la Mujer, Suárez ha asegurado que existen programas educativos para fomentar esa coeducación a través de materiales que se distribuyen a colegios, así como iniciativas destinadas a promover la incorporación de las mujeres al ámbito tecnológico, "donde en vez de estar aumentando está disminuyendo la presencia de mujeres", ha puntualizado Suárez. La incorporación de referentes, ha subrayado la representante del Instituto de la Mujer, "es fundamental para que las mujeres se incorporen y sientan que le ven la aplicación práctica y lo que está detrás de la profesión".

También Clece está realizando un proyecto en institutos de educación secundaria, con chicos y chicas de 13 o 14 años, para fomentar esa igualdad en la incorporación a los distintos ámbitos de trabajo. "El resultado es espectacular, mostramos a personas que han roto moldes y la respuesta por parte de los jóvenes es maravillosa".

En el ámbito de la empresa, Fernández Monje ha apostado por acciones como el currículum ciego, "porque hay que empujar la incorporación a la mujer". "Yo he comprobado a través de muchos años de trabajo que no es que hombres o mujeres no funcionen, lo que no funcionan son las personas y lo que no puede haber son obstáculos que frenen la incorporación", ha añadido.

También Rigat se ha mostrado a favor de los cupos, aunque le haya costado llegar a esa conclusión: "Yo siempre había creído en la meritocracia, pero con la experiencia empecé a dudar y ahora creo que si no lo forzamos, la naturaleza no avanza lo suficientemente rápido. Por ello creo que a igualdad de condiciones de partida, hay que dar la oportunidad a las mujeres".

Para quienes han roto moldes, como Martín, Quiles o Rioja, apuestan por "naturalizar desde la sociedad y valorar las actitudes de cada uno, más allá del sector", como ha comentado Rioja, o la importancia de "apoyar de forma multidisciplinar" a quienes deciden apostar por un rol que a priori no les corresponde y poner el foco en "la educación emocional, porque cuando uno se siente seguro de sí mismo puede conseguir lo que quiera", ha dicho Martín.

Ha coincidido en sus conclusiones la subdirectora del Instituto de la Mujer, Begoña Suárez, quien ha explicado además que estos roles en el empleo se trasladan al igual al emprendimiento, donde las mujeres apuestan por sectores determinados y por negocios, en general, de menor tamaño que los hombres. "Las mujeres son menos ambiciosas, aunque sus negociosos suelen ser más exitosos que los de los hombres", ha añadido.

"Soy optimista sobre el futuro pero creo que falta más de lo que la sociedad cree y hay que forzar las cosas, tanto por parte de las Administraciones Públicas como las empresas, para romper las barreras existentes. Necesitamos moldes y referentes para animar a las mujeres", ha concluido Suárez.

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