La inteligencia artificial (IA) ha pasado a ser una importante aliada para lograr un tráfico más fluido, más seguro y más sostenible en España. La Dirección General de Tráfico (DGT) quiere liderar esa transformación digital mediante el uso de tecnologías inteligentes que pueden analizar millones de datos en tiempo real y permiten tomar decisiones más rápidas y eficaces. El objetivo es claro, mejorar la movilidad, reducir las emisiones y minimizar los accidentes. Todo ello es posible gracias a una red tecnológica cada vez más avanzada que permite que las carreteras de España evolucionen hacia una gestión del tráfico fundamentada en el análisis predictivo, la conectividad y la automatización.

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Tecnología e IA en la DGT

La DGT ha implementado una arquitectura tecnológica que integra todos los tipos de sensores, cámaras CCTV, radares y dispositivos LPR, entre otras cosas. Los dispositivos equipados realizan de manera continua el seguimiento de la velocidad, la densidad, el estado del tráfico y de las variables meteorológicas en tiempo real (niebla, viento o lluvia entre las más relevantes). Se conforma así, un sistema que permite detectar incidencias en tiempo real y actuar de forma preventiva para evitar colapsos o accidentes.

Centros de control que toman decisiones en segundos

Estos datos recabados por estas infraestructuras de control del tráfico son enviados a los ocho Centros de Gestión del Tráfico (CGT) que la DGT tiene esparcidos por España. Allí, la inteligencia artificial procesa las pautas de tráfico, establece patrones de comportamiento y predice comportamientos. De esta manera, los operadores pueden accionar los paneles luminosos, modificar los semáforos, cerrar carriles o alertar a aplicaciones y a las redes sociales, todo ello en tiempo real. La inteligencia artificial permite gestionar, de manera dinámica, la circulación, adaptándose a lo que sucediera segundo a segundo en la carretera.

Cómo la DGT aplica la IA

Quedaron atrás aquellos días en que conductores y gestores se valían de su experiencia o intuición. En la actualidad, en cambio y gracias a la inteligencia artificial, se realiza un seguimiento del tráfico en tiempo real. Cada frenazo y cada congestión y cada variación climática se convierte en una cifra que sirve para anticipar y para evitar. Hasta los datos anónimos procedentes de los vehículos conectados o servicios como Waze o Google Maps, que saben lo que sucede en secciones con cobertura visual.

Reducción de accidentes y emisiones

Una de las principales conquistas de la implementación de la inteligencia artificial es la reducción de errores humanos y el aumento de la seguridad en el tráfico. Los sistemas pueden prever situaciones de riesgo, alertar a los conductores y actuar en consecuencia de inmediato. También, la posibilidad de reducir los atascos hace que se reduzcan las emisiones contaminantes y el consumo. Un tráfico con poca congestión es más eficaz y, a la vez, más ecológico.

El futuro del tráfico más allá de la DGT

La Dirección General de Tráfico está ya trabajando con tecnologías que superan las tradicionales de la gestión del tráfico. La llegada de automóviles conectados dotados de los mecanismos para el intercambio de información, como por ejemplo la activación del limpiaparabrisas para el reconocimiento de la lluvia, o la respuesta al frenazo brusco para anticipar la posibilidad de accidentes de tráfico, permiten un despliegue exponencial de nuevas posibilidades. La conectividad entre vehículos e infraestructuras proporciona un aumento considerable de la toma de decisiones y un incremento en la respuesta ante las mismas.

De la mano de la DGT y el desarrollo constante de nuevas tecnologías inteligentes se construye el futuro de la movilidad. En el futuro, la inteligencia artificial y el big data son ya algo más que un sueño o una historia de ciencia ficción: son herramientas de las que podemos disponer para alcanzar un tráfico más fluido, más seguro y más sostenible.