En medio del caos y la confusión que ensombrece la actualidad de España aparece una luz que viene de París. Allí no hay dudas, sólo una certeza: se llama Rafael y se apellida Nadal. Fiel a sus costumbres, el español ha derrotado al argentino Diego Schwartzman por 6-3, 6-3 y 7-6 (7-0) para plantarse de nuevo en la final de Roland Garros. Su rival será el serbio Novak Djokovic, en una nueva edición del partido más repetido de la historia de la raqueta.

Será el domingo cuando saldrá a la pista Philippe Chatrier en busca de su décimo tercer título en París. No sería ni mucho menos uno más: Nadal llegaba este año a su torneo favorito habiendo jugado tres partidos en seis meses y en una época del año totalmente distinta a la que acostumbra (la pandemia obligó a la organización a cambiar la primavera por el otoño). Es la demostración -una más- de que no hay nadie que se desenvuelva como él en la tierra batida.

Pero además de ese componente de superación, la final del domingo tiene un aliciente tremendo. Si gana a Djokkovic, que se desihzo en cinco sets de Stefanos Tsitsipas, el mallorquín igualaría los 20 Grand Slam de Roger Federer en lo más alto de la tabla histórica. El debate sobre quién es el mejor tenista de todos los tiempos tendría más sentido que nunca.

Sin ceder un solo set

Nadal, de 34 años (cinco menos que Federer), ha alcanzado la final del torneo otra vez sin ceder un solo set por el camino, como ya hiciera en 2007, 2008, 2010, 2012 y 2017. Sin embargo, también es cierto que salvo Schwartzman, ante el que perdió hace tres semanas en Roma, no se ha enfrentado a ningún rival de enjundia.

El argentino, que se estrenará la próxima semana en el "top ten" del ranking mundial, ha sido el que más ha exigido al balear en todo el torneo. Para empezar la semifinal, Nadal tuvo que pelear durante 13 minutos para llevarse el primer juego. En total necesitó tres horas y nueve minutos para deshacerse de un Schwartzman que está en el momento más dulce de su carrera.

Pero para vencer a Nadal en Roland Garros ni eso es suficiente. El español sumó hoy su victoria número 99 en el torneo parisino, donde en 15 años ha sufrido únicamente dos derrotas.

Una de ellas, la de 2015, fue ante Djokovic, su rival el domingo. El serbio, número uno del mundo y el jugador que más veces ha ganado a Nadal, no ha perdido en todo el año. Será la final soñada por muchos: un nuevo clásico entre Rafa y Nole, el número 56. Hasta el momento, el balance es de 29-26 para el serbio.

Nadal, feliz con su nivel: "Me queda un pasito"

"He salido a la pista con una idea más o menos clara de cómo jugar y ha funcionado. Sabíamos que el partido sería difícil, es un gran jugador en un estado de forma excepcional y venía de ganar a Thiem", ha señalado el español tras alcanzar su vigésimo octava final de Grand Slam.

"Me queda un pasito más. Estar en la final es un resultado muy positivo, aunque después de tantos éxitos si no ganas parece que no lo es tanto", ha añadido el español. El domingo, a partir de las 15:00, tiene la oportunidad de igualar a Federer. Palabras mayores.