Hace frío en París. Y el cielo gris amenaza lluvia para toda la semana. Son días de aspecto triste en la capital francesa, nada que ver con esa maravillosa luz que se cuela entre los árboles del Bois de Boulogne durante la primavera. Todo es diferente en el Roland Garros otoñal que está a punto de comenzar, hasta el punto de que Rafael Nadal no llega con el cartel de favorito indiscutible. Ha tenido que llegar una pandemia como la del coronavirus para ver algo así.

El español, doce veces campeón en París, llega a su Grand Slam favorito envuelto en la duda y con muchos enemigos. Nadal aterriza sin apenas rodaje mientras que sus dos grandes rivales, Novak Djokovic y Dominic Thiem, están en plena forma. La bajada de las temperaturas y el cambio de pelotas (este año se deja de jugar con Babolat, la marca de Nadal, para hacerlo con Wilson) son dos factores que no benefician al español, que también tendrá que lidiar con alguna sesión nocturna y bajo techo.

De todos los Roland Garros que he jugado, es en el que las condiciones son más negativas"

Rafael Nadal

Todo ello perfila un escenario extraño para el campeón de 19 Grand Slam. Acostumbrado a tener todo bajo control en la primavera parisina, donde las condiciones son inmejorables para su tenis, ahora tendrá que dar un paso al frente si quiere levantar otra copa y empatar los 20 grandes de Roger Federer, que estará ausente en el torneo.

Sin rodaje previo antes de París

"Este es un año completamente especial, impredecible", indicó Nadal tras perder en los cuartos de final de Roma ante el argentino Diego Schwartzman. Era apenas su tercer partido desde febrero -ya que decidió no jugar a finales de agosto la gira estadounidense- y él mismo se notó falto de ritmo, sin rodaje.

"Físicamente quizás me haga falta competir y jugar puntos largos de forma continuada. El tiempo es limitado antes de Roland Garros, pero son cosas que uno tiene que coger para seguir compitiendo", añadió el zurdo de 34 años, que viajó a París el miércoles y un día después entrenó ya en la pista Philippe Chatrier.

Nadal estaba acostumbrado a llegar a Roland Garros en velocidad de crucero. Montecarlo, Barcelona, Madrid y Roma le servían para engordar su palmarés, pero también para poner la maquinaria a punto para la última cita de la temporada de tierra batida. Este año llega con apenas tres partidos en las piernas.

Djokovic y Becker le ven favorito

A esa falta de rodaje se suman las condiciones especiales de este nuevo Roland Garros. La nueva pelota de la marca Wilson bota menos y será más complicado lograr el efecto top spin tan característico de Nadal. Están también la humedad y el frío, que hacen que la bola pese más y esté más fofa, como se refieren los propios tenistas. Y si llueve, que lloverá, se cerrará el techo retráctil que estrena la central, lo que dispara más la humedad.

"Estamos a nueve grados de temperatura y para jugar un torneo al aire libre estamos en una situación límite. Lloviendo casi cada día, con frío, con viento... Las pelotas también son muy diferentes a las de los años anteriores", admitió Nadal antes de debutar el lunes con el bielorruso Egor Gerasimov. "Es verdad que las condiciones no son ideales y que la preparación podría haber sido mejor, pero esto es lo que hay.

Las posibilidades del resto de jugadores son mucho mayores este año"

Boris becker

"A Nadal le gustan las condiciones cálidas y rápidas donde puede usar sus efectos", advirtió en Roma Novak Djokovic, campeón en la capital italiana. El serbio, que solo ha perdido un partido en todo el año (el del bolazo a la juez de línea en el US Open), cree sin embargo que Nadal sigue siendo el máximo candidato.

"Mucha gente está de acuerdo en que es el gran candidato al título por el récord que tiene allí, sus resultados... No se puede poner a nadie delante de él. Pero, definitivamente, Diego Schwartzman demostró que Nadal no es invencible en arcilla", señaló el número uno del mundo. Una opinión que comparte el alemán Boris Becker.

"Para mí sigue siendo el favorito número uno, pero creo que las posibilidades del resto de jugadores son mucho mayores este año", vaticinó esta semana el ex tenista alemán. "Incluso un Rafael Nadal necesita jugar partidos para coger ritmo y este año no ha podido", añadía el ganador de seis títulos de Grand Slam.