Los golpes que más duelen son los que atestan las personas más cercanas, tal y como ha hecho el delantero de Suiza Breel Donald Embolo al perforar las mallas de su Camerún natal. El tanto del ariete del AS Mónaco ha desequilibrado un partido de poder a poder, en el que las dos selecciones han ido a por la victoria.

El encuentro arrancó un tanto frío, como suele ocurrir en las jornadas en las que los equipos debutan. Después de 10 minutos de tanteo, Camerún comenzó a crecer. Los leones indomables huyeron del clásico tópico que se atribuye a las selecciones africanas de las que siempre se dice que "tienen una gran superioridad física" y se hicieron dueños del medio campo a base de buen pie y disciplina táctica.

Con el centrocampista Zambo Anguissa a los mandos, Camerún dominó durante la primera parte e incluso pudo abrir el marcador. El gol no llegó del lado africano y a punto estuvo de hacerlo para los helvéticos al filo del descanso con un remate de cabeza del central del Manchester City Manuel Akanji.

El regreso del descanso marcó un punto de inflexión en el partido, ya que cuando tan solo se habían disputado dos minutos Suiza trenzó una combinación de pases magnífica que permitió a Embolo clavar una estaca en el corazón de sus "hermanos" cameruneses.

El golpe aturdió a Camerún y espoleó a Suiza, que se encontró muy cómoda con la ventaja en el marcador y gozó de largas circulaciones de balón que generaron amplios espacios que por malas decisiones en los metros decisivos no pudieron aprovechar. Durante esta fase del partido el capitán suizo,Granit Xhaka, fue el faro que marcó el camino a su selección. El jugador del Arsenal FC se hizo gobernador del centro del campo e hizo de lanzador para las carreras de Embolo y Vargas, que no llegaron a sentenciar el choque.

Suiza consigue una victoria fundamental para sus aspiraciones de avanzar en el Grupo G, que además de la potencia africana Camerún cuenta con el ogro Brasil y la competitiva Serbia. Cabe destacar que Suiza ya jugó un papel protagonista en la última Eurocopa, donde España sufrió hasta la extenuación para derrotar a la selección helvética en los penaltis después de conseguir ésta eliminar a Francia, vigente campeona del mundo, en los octavos de final.