Un cardiólogo de 42 años de un hospital de Valencia ha sido acusado por el fiscal de un delito contra la intimidad al poner una cámara en un baño del centro sanitario en el que trabajaba, con la intención de grabar a una compañera que le había comunicado que iba a ducharse. Estos cargos se sustanciarán en un próximo juicio, después de que este lunes el procesado se haya negado a conformarse con una pena menor a cambio de aceptar los hechos.

El letrado del acusado ha defendido su inocencia en la Ciudad de la Justicia de Valencia, donde este abogado y la acusación han celebrado un encuentro, fijado por la Sección Quinta de la Audiencia para intentar llegar a una conformidad. Es decir, que el reo acepte la realidad de los hechos y una pena menor, haciendo innecesaria la celebración de vista oral. Se dictará sentencia en los términos que hayan pactado las partes siempre que el tribunal los considere ajustados a Derecho.

Le preguntó si se iba a duchar en un lavabo

De este modo, el fiscal mantendrá su escrito de acusaciones. El médico se enfrenta a una petición de pena de tres años de cárcel y la inhabilitación por seis años por el citado delito. Este se cometió, según la acusación, durante la guardia del día 11 al 12 de mayo de 2019, que el procesado hizo junto a una médica residente de quinto año de 28 años de edad. En un momento de la noche el procesado le preguntó a la joven si se iba a duchar en un lavabo de pequeñas dimensiones y de uso exclusivo para personal sanitario. Cuando ella le dijo que sí, él le pidió entrar antes.

El hombre pasó quince minutos en el interior del aseo, sin hacer uso perceptible del equipamiento del mismo, siempre según el escrito de acusaciones, que él no acepta. Posteriormente entró la médica, quien, tras sospechar de la actitud del cardiólogo, examinó el interior del baño y descubrió un teléfono móvil oculto tras una rejilla de ventilación elevada que, según el fiscal, tenía como finalidad captar imágenes de quien usara el aseo a continuación.