Los clásicos no pasan de moda. El mercado del automovilismo de lujo no sabe de crisis. Vive de seducir a coleccionistas, excéntricos millonarios, estrellas del cine, futbolistas famosos, esa pléyade de tocados por la diosa fortuna que buscan satisfacer su afición, su ego personal o simplemente porque ven la compra de uno de estos vehículos como una rentable inversión. Dentro de la actual oferta automovilística, curiosamente son los superdeportivos los que copan todo el protagonismo de esta exclusiva lista, no hay lugar para las berlinas de representación ni para los SUV más lujosos. Tanto el nuevo Bugatti Chiron como el clásico Ferrari 250 GTO de 1962 dominan la lista de los coches más caros del mundo. Sus compradores posiblemente busquen presumir ante sus amistades de contar con ese objeto de deseo que tiene cientos de caballos y que alcanza una velocidad desorbitada, sin olvidarse de una tercera premisa que resulta crucial, el precio. Cuantos más ceros a la derecha más potenciará su estatus.

En el acabado de la carrocería del exclusivo Koenigsegg se ha utilizado diamante tejido en fibra de carbono

El nuevo Bugatti Chiron llega cargado de argumentos para revalidar el título de mejor coche del mundo que ya ostentara su predecesor, el Bugatti Veyron. Ambos toman su denominación de los apellidos de dos famosos pilotos que cosecharon numeroso triunfos para la marca francesa en los años 30, Louis Chiron y Pierre Veyron. Las credenciales del Bugatti Chiron no pueden ser más contundentes: motor de 16 cilindros en doble V con 8 litros de cilindrada, 1.500 CV de potencia máxima, una velocidad máxima de 420 km/h y un precio de 2,4 millones de euros. Una cifra superada ampliamente por otros tres deportivos, a los que les falta algo para tener su carisma, su pedigrí. Al Koenigsegg CCXR Trevita le cabe el honor de ser el deportivo más caro del mundo. De ello dan fe los 4,8 millones de dólares (4,3 millones de euros) que han tenido que desembolsar sus felices compradores para hacerse con una de las dos unidades que ha producido el fabricante sueco. En este exclusivo Koenigsegg se ha empleado para el acabado de su carrocería una novedosa tecnología: diamante tejido en fibra de carbono.

El segundo lugar de este ránking lo ocupa el Lamborghini Veneno (4 millones de euros), lanzado en 2013 coincidiendo con el 50 aniversario de Lamborghini. La producción se ha limitado a 12 unidades, tres con carrocería coupé y nueve cabrio. Monta un motor de 12 cilindros en V con 6,5 litros de cilindrada que desarrolla 750 CV. De la mano de W Motors, con sede en Líbano, llega el Lykan Hypersport, un deportivo de impactante aspecto exterior (750 CV) fabricado en Dubai que recuerda al coche de Batman. Los 3,4 millones de dólares (poco más de 3 millones de euros) que cuesta cada coche de los siete que se han fabricado le sitúan como el  tercer automóvil más caro del mundo.

Hay millonarios excéntricos, otros que quieren dejar constancia de su poderío y también los hay muy aficionados a los automóviles. Estos últimos  buscan otros valores dentro de la exclusividad. Valores como el pedigrí de una marca, su antigüedad, su historia, sus aportes tecnológicos o sus triunfos en competición. También aprecian que sea el propio constructor quien fabrique el motor. En estos dos apartados juega con ventaja el Bugatti Chiron.

Bugatti puede presumir de impregnar historia a cada uno de sus productos, fabrican personalmente las piezas

La legendaria marca, fundada por Ettore Bugatti en 1909 y actualmente propiedad del Grupo Volkswagen, se cuida de impregnar de historia a cada uno de sus productos. En contraposición a los Koenigsegg CCXR Trevita y Lykan Hypersport, en Bugatti fabrican el propulsor de 16 cilindros que anima al Chiron. En el caso del Koenigsegg, si bien han diseñado su motor V8, la producción del bloque corre a cargo de un especialista británico. Caso aparte es el del Lykan Hypersport, animado por una mecánica de 6 cilindros bóxer, de origen Porsche, puesta a punto por el especialista RUF. Con respecto al Lamborghini Veneno, al ser una edición limitada de doce unidades que ya tienen dueño, deja fuera al opositor a millonario. Al fin y al cabo, el Bugatti Chiron es mucho más generoso con la cifra de coches que fabrica, un total de 500.

El universo de los clásicos va íntimamente ligado a las famosas subastas. Ferrari es la marca más deseada, lo que se traduce en unos precios astronómicos para algunos de sus más emblemáticos modelos. A principios de 2016 se subastó un Ferrari 335 S Spider Scaglietti de 1957 por algo más de 32 millones de euros, mientras por un Bugatti Type 57SC Atlantic de 1936 se llegaron a pagar 33 millones de euros. El Ferrari 250 GTO (Gran Turismo Omologata) continúa teniendo la fama de coche más caro del mundo; un GTO de 1962 se vendió por la casa de subastas Bonhams en 28,5 millones de euros. Pero fuera de las subastas, en el coto cerrado que supone la venta entre particulares, se han llegado a pagar 38 millones de euros por uno de estos vehículos, cifra lógicamente no contrastada oficialmente.

El GTO está considerado como una de las máquinas de competición más brillantes de todos los tiempos, homologado además para rodar por carretera. Una joya de la mecánica, con un motor de 12 cilindros en V con 3 litros de cilindrada (300 CV) que le autorizan una velocidad máxima de 280 km/h. Fue un coche que resumió toda la filosofía de Ferrari: altas prestaciones y un estilo inigualable fruto de la creatividad de Sergio Scaglietti. Se construyeron un total de 36 vehículos durante el periodo que duró su fabricación, de 1962 a 1964, si bien los tres últimos coches de la serie fueron diseñados por Pininfarina con un estilo similar al de los legendarios 250 LM de competición con motor central. Como  máxima expresión del Ferrari 250 GT, también fue la última propuesta de deportivo dual.