Esta ópera es como un diamante”. Así de rotundo se muestra Giancarlo del Monaco (Venecia, 1943) al definir Las Golondrinas, la ópera de José María Usandizaga que el viernes 7 de octubre inaugura la temporada del Teatro de la Zarzuela de Madrid.

Desconocida para muchos, esta trágica historia circense compuesta sobre un libreto firmado por Gregorio Martínez Sierra, estrenada en el Teatro de Price de Madrid en 1914, consagró inmediatamente a su autor como uno de los más prometedores compositores teatrales de su tiempo.

Tras su muerte en 1915, su hermano Ramón la convirtió en ópera, es en esta versión la que llega a la Zarzuela, en una producción confiada al equipo dirigido por Giancarlo del Monaco y bajo la batuta del director musical del teatro Óliver Díaz.

La obra cuenta la historia de un trágico triángulo amoroso ambientado en el circo

La trama de Las Golondrinas bascula sobre un triángulo amoroso, ambientado en el circo, en el que pululan los celos, las pasiones ocultas, el rencor y la rabia. Rodeado del agrio aroma que rezuma la arena, narra la trágica historia de unos saltimbanquis, Celia, Puck y Lina. El grupo ensaya una función teñida por las constantes disputas entre los dos divos. Lina ama en secreto a Puck, el titiritero pierde la cabeza por Celia, pero ella busca la fama y la fortuna, así que decide abandonar el equipo. Con el paso del tiempo, el destino quiere que las pantomimas que Puck escribe y Lina representa cosechen un gran éxito. El inesperado regreso de Celia desencadenará una serie de dramáticos acontecimientos. Nada nuevo bajo el sol. Todo un clásico. En cuestiones de amor, tres siempre son multitud.

“El texto se mueve entre el neorrealismo y el expresionismo. Para mí, el núcleo de la historia es el viaje sin rumbo del protagonista principal que se mueve desde el desorden mental a la locura”, explica Del Monaco.

La producción de Giancarlo del Monaco recrea el lenguaje visual del cine mudo

El regista italiano, que ha triunfado en numerosas ocasiones en el Teatro Real, presenta una producción que se recrea en el lenguaje visual del cine mudo acentuando la gama de grises en el primer acto para dar paso al color sólo en la escena de la Pantomima. Algo parecido a lo que Emilio Sagi ideó para El Barbero de Sevilla en el coliseo madrileño; en esa ocasión, en lugar de grises predominaba un blanco y negro puro (bastante más naíf) que daba paso a una explosión de color al finalizar la obra.

La partitura de Usandizaga rezuma influencias francesas e italianas. Las Golondrinas es una obra de envergadura muy superior a la media de las obras españolas de su tiempo. El trasfondo en el que se desarrolla y su riqueza orquestal la relacionan con las corrientes veristas, en ella el compositor donostiarra alcanzó momentos de tensión dramática que pocas veces encontramos en la zarzuela, de ahí que resultara un acierto la idea de convertirla en ópera.

Para Del Monaco se trata de una obra compleja que cuenta con el “mejor de los repartos”. Las mezzosopranos Nancy Fabiola Herrera y Ana Ibarra se meterán en la piel de Celia, Carmen Romeu y Raquel Lojendio serán las sopranos encargadas de dar voz a Lina, mientras que a Puck lo interpretan los barítonos Rodrigo Esteves y José Antonio López.