Si se está preguntando por qué este sábado su equipo juega a un horario tan bueno como las 13.00 horas, ese momento en el que las familias españolas cultivan el arte del aperitivo, la respuesta hay que buscarla muy lejos. A unos 10.200 kilómetros.

Esa es la distancia que separa España de China, que se ha convertido en la obsesión de la Liga de Fútbol Profesional (LFP) como mercado a conquistar. La idea no es mala porque el gigante asiático ha decidido hacer una fuerte apuesta por el fútbol para convertirse en una potencia. Y lo primero, para ser competitivo, es aprender de los que ya lo son.

El presidente chino, Xi Jinping, ha impulsado un plan de 50 puntos que, según las teorías que manejan por allí, convertirá a China en campeón de la Copa del Mundo. Habrá que verlo, pero, de momento, ya están preparando 850.000 millones de dólares, más de 800.000 millones de euros, para invertirlos en mejorar en un plazo de 10 años.

El modelo de aprendizaje de alto nivel de China está copiado del sector empresarial. Los pasos son siempre los mismos: una empresa estatal china compra una firma líder en el sector que quiere impulsar, su personal se aprende al dedillo todo el modelo de éxito de esa estructura y luego simplemente la implantan en su propia compañía. Fácil.

En el fútbol no van a ser menos. El dinero asiático lleva meses comprando equipos de fútbol de primer nivel -desde el Atlético de Madrid al Valencia, pasando por la dupla de equipos de Milán- e importando talento europeo para dotar a sus jugadores de las capacidades básicas para competir.

Es cierto que aún les queda lejos el primer nivel -China está en la posición 81 de la FIFA- pero ya han conseguido algo muy importante: la población del continente asiático se está volviendo loca con el fútbol.

Llenan los estadios

Los principales equipos del continente son capaces de llenar hasta la bandera estadios con más de 40.000 localidades cuando se disputan los partidos de la Champions Asiática. Pero no sólo pueblan las gradas cuando juegan de locales, si no que son muy aficionados a viajar a otros países y ver partidos en vivo.

Según los datos facilitados por Ticketbis, la start up española propiedad de Ebay, la compra de entradas en Asia para partidos de la Liga Española ha crecido un 69% en 2016 respecto al año anterior. Los ciudadanos asiáticos más habituales en los campos de la liga son los coreanos, cuya presencia ha crecido un 75%, y los japoneses, que han aumentado un 37% en comparación a 2015. Los terceros en discordia son los de origen chino.

Dentro de nuestra competición, el equipo más popular es el Barcelona. Hasta tres partidos de los de Luis Enrique aparecen en lo más alto de la clasificación de popularidad en cuanto al número de entradas vendidas en Asia.

Fuerte presencia

La presencia de las compañías asiáticas en la primera plana del fútbol mundial también es fuerte. Lo hacen, principalmente, a través del patrocinio. De hecho, cuatro de las 10 camisetas más caras del mundo están pagadas por firmas que tienen su origen en un país del lejano continente.

El acuerdo más importante es el que unirá la próximas temporadas al gigante del comercio electrónico Rakuten con el Barcelona, por el que la japonesa pagará alrededor de 55 millones de euros anuales. Atrás queda la relación que mantienen el Chelsea de Londres y la también nipona Yokohama Tyres, dedicada al comercio de neumáticos, que lleva a las arcas británicas 46 millones de euros anuales.

Las otras dos presencias importantes son chinas. Es el caso de Standard Chartered, un banco británico que desarrolla el 90% de su actividad en China, y de AIA Group, una aseguradora de dicho país. Estas marcas aparecen en la camiseta del Liverpool y en la del Tottenham por un precio de 29 y 20 millones de euros al año, respectivamente.

No es la única presencia en los campos del Viejo Continente, ya que también son habituales los anuncios publicitarios en los carteles luminosos de los estadios. En el Santiago Bernabéu, uno de los más apetecibles para los anunciantes por su fuerte poder mediático, es habitual ver pasar el nombre de marcas como Fly Emirates o Ipic. Ambas son compañías con intereses en todo el mundo, pero cuyo origen está en Oriente Medio, la puerta entre Europa y Asia.

Objetivo: Mundial

Ese plan de 50 pasos del Gobierno chino para ganar el Mundial va a contar con un aliado de excepción: la FIFA. Los guardianes del fútbol han hecho un movimiento maestro desde el punto de vista económico con China como gran beneficiado.

Hace unos pocos días, y tras una votación unánime de su junta, la organización presidida por el suizo Gianni Infantino amplió el número de selecciones participantes en el torneo desde las 32 actuales hasta las 48 que pelearán por el cetro en 2026.

China sólo ha participado en un Mundial, el que se celebró en el año 2002 en Corea y Japón. En ese torneo perdió los tres partidos que disputó, no marcó ningún gol y recibió hasta nueve.

La actuación, que no extrañó dado el nivel del equipo, sirvió para que las autoridades se pusieran manos a la obra para mejorar en el deporte más popular del mundo.

Con 48 plazas abiertas para pelear por el título, la FIFA ha puesto todo de su parte para que China esté en el Mundial. La organización suiza, eso sí, está pensando más en los miles de millones que va a generar el mercado más potente del mundo que en el desarrollo deportivo de un país que, por potencial humano, puede estar en lo más alto en cualquier deporte.