El pintor Eduardo Arroyo ha muerto este domingo en Madrid a los 81 años, han confirmado a Efe fuentes familiares, que han indicado que el artista ha fallecido en su vivienda, rodeado de sus allegados.

Según estas fuentes, se están haciendo los trámites oportunos para trasladar sus restos al tanatorio madrileño de la M-30.

El rey Felipe VI se ha referido a Arroyo -miembro de la Figuración narrativa- como uno de los insignes de la pintura española y ha destacado que su obra permanecerá en los museos de todo el mundo para las futuras generaciones.

"España pierde hoy a uno de sus insignes de nuestra pintura. Pero la obra de Eduardo Arroyo seguirá presente en los museos de todo el mundo, con nosotros y para nuestras futuras generaciones", señala un tuit de la cuenta oficial de la Casa del Rey.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha trasladado su "cariño" a Arroyo, su familia y amigos. "Los artistas nunca mueren, su obra siempre perdura. Eduardo Arroyo ha sido un icono del arte español del último siglo", ha destacado en un tuit, en el que ha recordado además que fue Premio Nacional de Artes Plásticas y Medalla de Oro al Mérito de Bellas Artes.

Eduardo Arroyo, pintor, escultor figurativo y escritor, nació en Madrid el 26 de febrero de 1937. En 1958 se exilió voluntariamente en París (Francia), donde permaneció hasta la llegada de la democracia.

En 1958 se exilió voluntariamente en París, donde permaneció hasta la llegada de la democracia

En la capital gala, además de dedicarse al periodismo, comenzó su actividad como pintor. Allí conectó con los círculos intelectuales y artísticos de vanguardia y desempeñó un papel importante dentro de los sectores progresistas de la cultura francesa.

Como pintor ha expuesto regularmente en los principales centros artísticos de Europa y América. Sin embargo, en España fue prácticamente desconocido durante años.

Su primera exposición, en 1963, fue clausurada por la censura. Años después, al ser nombrado comisario de la Bienal de Valencia, fue detenido en esta ciudad y reclamado por el Tribunal de Orden Público.

Ya en democracia, en España realizó diversas muestras, como la antológica de 1982 en la Biblioteca Nacional de Madrid.

Entre sus trabajos de escenografía destacan Off limits, de Adamov (1969 y 1972); Wozzeck, de Alan Berg (1971); En la jungla de las ciudades, de Brecht (1973) o La vida es sueño, de Calderón, por la que recibió el premio de Teatro El Espectador y la Crítica a la mejor escenografía en 1981.

Arroyo diseñó las escenografías de la obra Pálida madre, tierna hermana, de Jorge Semprún, en el Festival de las Artes de Weimar de 1995.

Premio Nacional de Artes Plásticas 1982, es caballero de las Artes y de las Letras por el Gobierno francés.

En 1991 expuso una serie de grabados dentro de la muestra El Prado visto por doce artistas contemporáneos.

Premio Nacional de Artes Plásticas 1982, era caballero de las Artes y de las Letras por el Gobierno francés

Realizó la escenografía de la opera La casa de los muertos, del checo Leos Janeck, que inauguró los Festivales de Salzburgo. Ese mismo año presentó en Madrid una muestra con 300 retratos realizados a lo largo de 20 años.

Otra importante exposición antológica reunió en 1998 bajo el título Orgullo y pasión en el Centro de Arte Reina Sofía, en Madrid. En 2003, expuso en el Museo Ludwing de Arte Contemporáneo de Budapest 35 óleos de gran formato de los últimos veinticinco años.

Dos años después fue galardonado con el premio de la Fundación Simone et Cino del Duca-Instituto de Francia.

Nunca abandonó su vocación literaria y como escritor publicó en 1974 Treinta y cinco años después, denuncia contra el régimen franquista. En 1986 estrenó en Múnich su primer drama, Bantam.

Entre sus últimas exposiciones se encuentra la reunida en París en octubre de 2015, una muestra sobre sus mejores retratos de los últimos cincuenta años de su vida.

Eduardo Arroyo es uno de los máximos exponentes de la llamada Figuración narrativa y uno de los pintores más relevantes del siglo XX.