El 2020 ha sido un año en el que la concepción de la muerte ha sido un tema más que trascedente. Acostumbrados a vivir en una sociedad que se alejaba de asumir nuestro final, la pérdida de un ser querido es el punto de partida de esta novela. X ha muerto es un monólogo donde, a través de piezas breves, la frontera entre la crudeza y la dulzura es difícil de establecer. Esto se debe a que el humor también tiene presencia en esta historia.

La protagonista se muestra en primera persona de forma muy honesta, contándonos sus deseos, monstruos y hablando a su amado a través del dolor de una pérdida tan irreparable. El relato nos enreda en nuestros propios miedos a través de una sátira de las relaciones amorosas. En este sentido, se conforma una atmósfera en la que nos haremos cómplices de sus emociones, compartiendo su obsesión y dolor.

Nadar en el dolor de alguien

"Nunca sé cómo, cuándo o por donde empezar para contar aquello que voy a contar. Aunque no sepa a dónde dirige la historia yo sigo escribiendo y emborrachándome con la música, escuchando al vino. Mientras el humo del cigarrillo me entra por las orejas hasta el cerebro, y a veces el humo es pura niebla, pero otras veces es toma forma de idea. Pero ahora mismo no puedo escribir, no puedo contar cómo ha sucedido lo que ha sucedido, qué palabras usar para decir que X ya no está aquí, qué palabras usar para decir que X ha muerto", escribe su autora Alaine Agirre en una de sus primera páginas.

Alaine Agirre

Sumergirte en la mente de alguien cobra una nueva dimensión a través de esta novela. Así, como si se tratase de un cerebro propio, el texto va de un tema para otro, de la vida a la muerte. El eco de viejos momentos, recuerdos felices, pero siempre de la mano de 'X' con un tono desenfadado pero crudo y profundo. Todo para que la desesperación de la protagonista, obsesionada, llena de miedo, culpa y con ganas de recuperar todo lo que ha perdido, cada página se hace como un nudo en la garganta. "Sea para irse solo, para escaparse con otra amada, marcharse con la muerte. En todos los casos me abandona. Pierdo a X y como consecuencia me pierdo yo misma", escribe su autora.

X puede ser cualquiera

Si desgranamos el lado más humano de esta historia, nos cercioramos de que X puede actuar como cualquier persona. De ahí el juego a través de un mar de confesiones íntimas, tabúes o pensamientos recurrentes que pueden ser nuestros en la misma medida que la protagonista de X ha muerto. Romántico y tóxico a la vez, el amor que se dibuja entre estas páginas va más allá de su carácter poético. Este es el motivo por el que te hace reflexionar sobre las diferentes cuestiones que de otra forma no te plantearías, hasta que tienes que emprender un nuevo camino.

"A veces los pensamientos se mueven con rapidez en mi mente, tal vez hasta en exceso. Para bien y para mal", detalla en una de las páginas. "Muchos motivos o una única razón. No puedo elegir. No sé qué preferiría si X me dejara: que lo hiciera sin más o porque de ha enamorado de otra. No puedo elegir, del mismo modo que no puedo elegir entre que X me deje o X se muera". "Al quedarme con la garganta rota e irse apagando el vocerío ha sido cuando me he dado cuenta de que era yo quien gritaba".

En una entrevista con Consonni Ediciones, Alaine Agirre asegura que X ha muerto la historia de una obsesión. "El dolor de la pérdida de un ser querido es algo sin adiestrar", expone. "Más que hablar con los lectores es un diálogo interno para sacar todo lo que tiene dentro, es pura emocionalidad". La novela fue originalmente escrita en euskera para luego ser transcrita al castellano. "Estoy contenta porque para mí esto es una traducción complementaria con todo aquello que suma, pero también es mucho más que una traducción", confiesa.

"Es como un exorcismo"

Agirre afirma que cada parte del libro está escrita en el tono "que requiere". "Unas son muy pasionales, es una de mis características, la intensidad emocional o la pasión", cuenta. "Otras están escritas quizá con un humor poco habitual pero al final es humor sin duda alguna. Creo que tiene esa función, es como un exorcismo. Está para bajar la intensidad emocional". Alaine compara las variaciones en su obra como en las piezas de música clásica.

"El tema es el mismo, pero podemos decir que se establece un eje y damos vueltas alrededor de este". No hay nada más real que la intimidad de todos y cada uno de nosotros. Con X ha muerto entrarás en la piel de la protagonista, su casa o su dolor. Alaine Agirre lo describe como una sensación "claustrofóbica". "Es tan emocional que es hasta animal, lo veo como si fuera una bestia. Es un sentimiento que está sangrando".