Primero fue la hija de Debbie Reynolds y Eddie Fisher. Después, con una edad en la que tales batallas deberían serle ajenas, se topó con la traumática ruptura de sus padres. Papá Fisher dejó a Debbie por su amiga del alma, Elisabeth Taylor. Lo siguiente sería el papel que cambiaría su vida, con todo lo que ello supone: La Guerra de las galaxias (1977). El largometraje de George Lucas alcanzó a Carrie Fisher (1956-2016) antes que la madurez, cuando era una joven de apenas 18 años que pasaba su pubertad en Reino Unido. Con un extraño acento norteamericano impregnado de una brizna británica, la princesa Leia cautivó a la gran pantalla y se convirtió en un fenómeno mundial.
La interpretación de Carrie se alejaba de lo que era habitual en aquel entonces, donde la mujer se presentaba en Hollywood como un personaje frágil y dependiente de un hombre que la alejaría de lo malo. Leia no fue la típica princesa atrapada en el torreón del castillo por su padre y que esperaba a que su príncipe azul la rescatara; sino que era la protagonista de la trama y tenía todo un ejército a su disposición para acabar con un imperio. La princesa Leia marcó un antes y un después en la historia del cine, ya que cambió la idiosincrasia de la función actoral femenina gracias a un enfoque dotado de fortaleza, personalidad y carácter.
La base de lo que vendría después
La actitud de Carrie Fisher cuestionaba las reglas establecidas. Fisher lo hacía de manera natural, sin querer sentar cátedra o llamar la atención de manera especial. Pese a sus logros con La guerra de las galaxias, Fisher sufrió para encontrar su sitio en el mundo. Fue presa de la adicción a las drogas y de problemas de salud mental hasta que a través de la escritura y los monólogos sobre sus vivencias logró encauzar su camino.
Wishful Drinking, el libro autobiográfico de Carrie Fisher, explica en sus páginas cómo la actriz se “rebeló” contra George Lucas, el creador de la prestigiosa saga, El cineasta le sugirió que se quitase el sujetador que llevaba bajo un vestido blanco. “Bueno, en el espacio no existe la ropa interior. Si estuvieras en el espacio la ingravidez haría que tu cuerpo se expandiera... pero tu sujetador no lo haría, así que acabarías estrangulada por tu propio sujetador”, argumentó Lucas, quien tras otorgar este papel a Fisher no es sospechoso de querer sexualizar a Leia.
Las réplicas de Fisher no surtieron efecto y accedió a desprenderse de esa parte de la ropa interior, aunque más tarde tomaría de forma humorística. “Quiero decir a mis amigos que no importa cómo muera, quiero que digan que me ahogué a la luz de la luna, estrangulada por mi propio sujetador”. El perfil de Fisher, fallecida tal día como hoy hace cinco años, sentó la base de un nuevo modelo de mujer empoderada y que toma sus propias decisiones. El testigo fue recogido por Meryl Streep, rostro de una generación de actrices que han crecido en un ecosistema donde la mujer ha obtenido un estatus superior. Precisamente Streep interpretó a Fisher en Postales desde el filo, una obra autobiográfica de la princesa Leia, una feminista perdida en la galaxia.
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