Victoria Federica, o Vic como la llaman sus amigos, ha descubierto un filón: ser influencer o, lo que es lo mismo, transformar su vida en un continuum de fotos de Instagram y paseos por Photocalls y cobrar --por lo que parece, bastante-- por ello. Y encima no le va nada mal, aunque claro, con el apellido Borbón como nombre y teniendo al mismísimo Rey de España como familiar directo es normal que las cosas te vayan viento en popa.

Sin embargo, no deja de sorprender que Victoria Federica --o Vic-- se haya decantado por una profesión tan expuesta a los medios teniendo en cuenta que hasta hace dos días como aquel que dice parecía tenerles alergia y siempre se mostraba muy tímida e incómoda frente a las cámaras. Además, por aquel tiempo el que acaparaba todas las miradas y fotografías era su hermano, Froilán.

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Nada hacía presagiar en ella a una it girl: su imagen hasta hace poco era la de una adolescente sensible, educada, algo desgarbada y muy introvertida, con una melena siempre encrespada y una manera de vestir bohemia, por decirlo con delicadeza. Aunque, todo hay que decirlo, de pequeña siempre iba impecablemente vestida, probablemente la mejor de todas las primas Borbón. De ella, además, los especialistas en monarquía decían maravillas, algo que no siempre decían del resto: que si era la más tierna y dulce de todos los nietos de Juan Carlos y Sofía, que si tenía maneras exquisitas.

Con los años, aquella niña que, de pequeña, siempre veíamos con un calcetín en la mano, ha pasado a ser una chica con bastante desparpajo y --cuando aprenda realmente a posar y ande con más soltura-- no hay duda de que tiene chic.

Victoria Federica, en los Premios Elle Style Awards / Europa Press.

Aparte, Victoria Federica, o Vic, posee activos innatos más allá de su apellido y genealogía: su padre, Jaime de Marichalar, es una de las personas que más entienden de moda de nuestro país (me atrevo a decir incluso de Europa) y, aunque de él se puedan decir seguramente muchas cosas, no hay duda de que, mientras estuvo casado con la infanta Elena, la transformó en la mujer más elegante y glamurosa de España. Del traje de dos piezas de Christian Lacroix que lució en la boda de su hermana, la infanta Cristina con Iñaki Urdangarín, al vestido goyesco que vistió para la boda de Victoria de Suecia en el 2010, pasando por aquel espectacular abrigo capa de Lacroix que llevó en la boda de Federico de Dinamarca y Mary Donaldson (sin duda, su mejor estilismo), la infanta Elena se convirtió en un icono del savoir faire. Su hija, desde luego, no podría tener mejor consejero en temas sartorialistas.

Además, no hay duda de que Victoria Federica ha recibido una educación muy esmerada. Estudió en el ultraprestigioso colegio británico St. George's de La Moraleja y a los 12 años la enviaron al internado Mayfield St. Leonards, a 64 quilómetros de Londres, un centro cuya matrícula anual ascendía a 35.000 euros. De vuelta a Madrid con 15 años, se ve que repitió curso y que acabó el Bachillerato en el centro Santa María del Valle, situado en El Viso. Luego cursó Business en el College for International Studies, una universidad americana en el centro de la capital.

Victoria Federica de Marichalar madrina en la XXXIV Exhibición de Enganches en la Plaza de Toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. María José López / Europa Press

En cuanto cumplió la mayoría de edad, el 9 de septiembre del 2018, su notoriedad pública no paró de crecer a pesar de que por entonces la Familia Real ya se había reducido al rey Felipe, la reina Letizia, la princesa Leonor y la infanta Sofía, y que su madre, la infanta Elena había quedado marginada y recluida. Victoria Federica se dejó ver en las cuentas de Instagram de algunos amigos e incluso protagonizó un vídeo musical en TikTok junto con el cantante de reguetón Omar Montes.

Victoria Federica y sus amigas 'influencers'

Su relación con el dj Jorge Bárcenas (nada que ver con el Bárcenas del PP), fue lo que parece que le dio la seguridad necesaria para saltar a la palestra. O al ruedo, más bien, por emplear una expresión del mundo taurino que tanto parece gustarle. Eso, y tener unas cuantas amigas influencers a las cuales les iba muy bien en el negocio, sobre todo a María García de Jaime, influencer desde el 2017 junto a su marido, Tomás Páramo.

La historia de María y Tomás es de sobra conocida en las redes: se conocieron con dieciséis años y, cuando ambos tenían dieciocho, y justo habían empezado la universidad (ella, Derecho; él, Publicidad), ella se quedó embarazada. El pequeño Tomi nació en marzo del 2016. Durante el embarazo y hasta que Tomi cumplió tres años, vivieron a caballo entre la casa de los padres de ella y los de él. Ambos estudiaban y trabajaban de lo que les salía: ella hizo de camarera y él de azafato en el estadio Santiago Bernabéu. En unas vacaciones a Ibiza en el 2017 se hicieron una foto juntos y la subieron a su perfil de Instagram. Al cabo de unas horas, la foto había sido vista por 200.000 personas.

A partir de ese momento, decidieron centrarse en ser 'influencers' y con su hashtag Little Young Family han conseguido labrarse un gran porvenir. Ella tiene más de 500.000 seguidores y en su Instagram comenta un poco de todo: desde la ropa que lleva puesta o lo poco que ha dormido por "culpa" de su segunda hija, la pequeña Catalina, hasta su enorme fe religiosa. También hay muchas fotos con sus amigas, entre las que se cuentan María Pombo, Marta Lozano y Teresa Andrés Gonzalvo.

El primer acto de Victoria Federica como 'influencer'

Con semejante experiencia y contactos, no es de extrañar que Victoria Federica quisiera que su gran amiga María García de Jaime la acompañara en su primer acto como influencer. Fue el 29 de octubre del 2021: enfundada en un magnífico diseño de terciopelo azul cobalto diseñado por Lorenzo Caprile, posó para los medios en un photocall de los Elle Style Awards en Sevilla.

La sorpresa al verla fue, por supuesto, mayúscula: los miembros de la familia más directa del Rey no se suele prodigar en este tipo de eventos, pero hay pocas cosas más tentadoras que vestir alta costura, ser peinada y maquillada por profesionales, ir de fiesta y encima cobrar por ello. El negocio redondo, vaya. Y todo perfectamente legal, además.

Victoria Federica abrió al público ese mismo día su cuenta de Instagram, @vicmabor, por Victoria de Marichalar de Borbón. A día de hoy tiene 120.000 seguidores y algunos de sus posts más míticos, como el suyo con María y el susodicho traje de terciopelo, recibieron más de 70.500 likes. Por no decir, claro, que aquella imagen salió en todas las revistas y periódicos y multitud de canales de televisión. Impagable para Caprile y Joyas Antiguas Jardinero (las cuales dijeron que Victoria Federica llevaba pendientes y anillos estilo Art Decó de diamantes y zafiros).

Imparable

Desde ese estreno, la hija de la infanta Elena no ha parado de ir a fiestas glamurosas. La hemos visto en los premios BMW de Pintura en el Teatro Real (acto presidido nada menos que por su abuela, la reina Sofía) y en la fiesta navideña de Moët & Chandon, donde acudió con su novio, el dj Jorge Bárcenas. Hay fotos suyas en fiestas exclusivas de disfraces y posts de Instagram con sus viajes. Ha estado esquiando en Formigal, en el Pirineo aragonés, y ha viajado a Florencia con Rocío Laffon, su mejor amiga.

Victoria Federica de Marichalar en la entrega del premio BMW de pintura / Europa Press

Por la información que publicó Vanitatis, también sabemos que ha fichado por Soy Olivia, la agencia de representación de influencers por excelencia en nuestro país y que trabaja, entre otras, con María Pombo o Laura Matamoros o la propia Maria García de Jaime. Soy Olivia ha conseguido que muchas de sus clientas cierren contratos muy suculentos con firmas de renombre, de Louis Vuitton a Disney, pasando por L'Oreal o Estée Lauder, y no nos extrañaría nada que Victoria Federica pronto apareciera como embajadora de alguna marca de prestigio.

Ultimo evento

Su último evento, de momento, ha sido en la inauguración de SIMOF, el Salón Internacional de la Moda Flamenca. Apareció con un sorprendente pantalón gris de Loewe con plumas en una de sus rodillas, zapatos de Manolo Blahnik y una camisa blanca abullonada de la firma Himba, propiedad de su amiga María Garcia de Jaime.

Victoria Federica, obviamente, ha cobrado por ir, aunque desde la organización del evento se dejó claro que la cantidad había sido módica, sin concretar ninguna cifra.