Un disparo tras otro. La sangre, la violencia, la locura, el thriller, la raza y la furia son las señas de identidad de Quentin Tarantino (Knoxville, 1963). Desde su primera película en 1994, Reservoir Dogs, Tarantino no ha errado ni una sola bala. El director ha disparado certero y sin piedad -como lo hacen sus personajes- con nueve largometrajes que han generado un seguimiento de culto a su figura en los últimos 30 años. "Tarantino ha sobrevivido a su propio culto; ha madurado, pero nunca ha cedido (...) Es una paradoja que Hollywood todavía no puede comprender", asegura Ian Nathan, prestigioso crítico de cine, guionista, productor y presentador y autor de Quentin Tarantino. Un paseo por la obra del director más atevido e innovador (Cúpula).

Tarantino era cineasta antes que adulto. Quentin era un niño de los que cuesta aguantar en clase. Alboratador, inquieto y con escasa capacidad de concentración. Estos rasgos dibujan la infancia de un crío fuera de lo común devoraba libros y películas y poco dado a los deportes. "Siempre fue un tío raro, de aspecto tontorrón", apunta Nathan. Tarantino podría ser cualquier cosa menos tontorrón: su coeficiente intelectual era de 160, se trata de una inteligencia extrema, igual que la de Albert Einstein y Stephen Hawking y superior que la de Mark Zuckerberg. El instituto era una prisión él.

Saltó desde el mostrador de un videoclub en Manhattan Beach (California) al estrellato. De aquella tienda donde entablaba debates sobre los clásicos del cine y autores europeos al estrellato. "La clave del mito de Tarantino es el optimismo que lo acompañó. Era el mesías de los frikis del cine. La suya era una voz hecha a partir de películas. ¿Habrá visto todas las películas que se han hecho? Quizás no todas, pero seguro que se ha acercado. El celuloide corre por sus venas: córtalo con una navaja y sangrará películas. El bueno, el feo y el malo sigue siendo su favorita de todos los tiempos (por ahora), pero está abierto a lo que sea, capaz de encontrar recompensas tanto en la basura más infumable como entre las obras más aclamadas", explica Nathan, pr.estigioso crítico de cine, guionista, productor y presentador y autor de Quentin Tarantino. Un paseo por la obra del director más atevido e innovador (Cúpula)

El libro acude a la génesis artística del cineasta y de su estilo único, con sus primeros trabajos como guionista, fotografías detrás de las cámaras, imágenes que revelan las inspiraciones y referencias de Tarantino, así como los detalles que le han encumbrado como uno de los directores más disruptivos del cine. El carácter de Tarantino aúna el arte con la comercialidad, la humanidad y las cloacas del ser humano.

El brillante director no especula con su figura. Es claro y rotundo, como una puñalada de Kill Bill (2003) o un "trabajo" de Vicent en Pulp Fiction (1994). Nathan le retrata como "un ego que cae como una cascada y con una fuerza sin igual", "un automitificador", algo que forma parte del atractivo de su figura. "Este libro no es solo una celebración de su carrera, sino un intento de descifrar los chorros incontenibles de sus respuestas, así como todas las influencias y conexiones que encajan y se bifurcan en una producción que es todavía relativamente compacta", explica Nathan.

Tarantino innova, y sobre todo, provoca, en el buen sentido de la palabra. Su cine emociona, exalta, enfada, asusta, alegra, entretiene... Tarantino siempre sorprende. Con cada incorporación a su obra, el de Tenesee despierta controversia; sin embargo, él insiste y desestima cualquier acusación -generalmente de tipo moral- y continúa creando. Tal y como apunta el autor, Quentin Tarantino. Un paseo por la obra del director más atevido e innovador no es un homenaje ni una celebración a la carrera del talentoso estadounidense. "Es un intento de descifrar los chorros incontenibles de sus respuestas, así como todas las influencias y conexiones que encajan y se bifurcan en una producción que es todavía relativamente compacta" concluye Nathan.