Oimiakón es el pueblo más frío del mundo. La temperatura en invierno supera los 60 grados Celsius. Bajo cero, claro. Allí los teléfonos móviles se congelan y las neveras calientan. Está en Rusia, a 9.000 kilómetros al este de Moscú y a 450 del océano Pacífico, y viven alrededor de 500 personas en condiciones "difíciles de razonar". Oimiakón se ubica dentro de la República de Sajá, la entidad subnacional más grande del mundo, y tiene más territorio que Argentina y el triple que Colombia. Del pueblo más caluroso no hay rastro, pero sí de aquel donde está prohibido morir por ley y es obligatorio salir al exterior con un arma de fuego, o de Centralia, que lleva medio siglo ardiendo.
Junto a Centralia, Rapa Nui, Coober Pedy, Vanuatu, Gibraltar, Tristán de Acuña o Whittier, estos han sido desde 2018 los protagonistas de Un mundo inmenso, uno de los principales canales en lengua española de Youtube que se dedica a la geografía, y ahora también ocupan las páginas del libro con el mismo nombre que publican sus creadores, Francisco Llorens, Antonella Grossolano y Diego Briano. "En el canal se publican vídeos de forma constante y se tratan curiosidades del mundo y de cómo viven las personas en distintos puntos del planeta. Ahora, el libro, a través de infografías, mapas y contenido inédito, teje una red de peculiaridades geográficas diferentes que romperán nuestros esquemas preestablecidos y trasladará al lector a pueblos, islas y lugares desconocidos", señalan.
Un mundo inmenso, es así una guía de viajes imposible y destinos que "más vale eludir", como. Y es que a pesar de los avances tecnológicos y comunicacionales, de las imágenes y noticias que nos llegan desde otras latitudes, "no tendremos, sin embargo, un conocimiento profundo de cada lugar, de cada rincón del planeta. Es cierto que existen costumbres, marcas y pautas de consumo extendidas en buena parte del globo. Pero al miso tiempo esta realidad convive con su antagónico. Pequeños lugares que parecieran tener reglas de juego propias. En donde la geografía, la historia el clima, la economía, el transporte, los recursos naturales y la casualidad se combinan para generar un entorno único".
Es el caso de Sentinel del Norte, una isla ubicada en el Golfo de Bengala, entre los territorios continentales de la India y Tailandia, habitada por la que se considera la tribu más aislada del mundo desde hace más de 60.000 años. Se cree que allí viven entre 50 y 400 personas descendientes de los primeros pobladores de la Tierra, que emigraron desde África hasta allí.
Desde hace medio siglo, la India estableció que es ilegal situarse a menos de tres millas náuticas del territorio para, por un lado, evitar que los isleños no maten a ningún intruso como ya sucedió en 2018 con el misionero John Allen Chau, y para proteger a los propios sentineleses, que, por su aislamiento, presentan un sistema inmune poco desarrollado. "No sabemos su idioma ni cómo se llaman a ellos mismos. Se cree que son cazadores recolectores, que se alimentan de los frutos que crecen en la isla y de los animales que hay, pero que no son agricultores", explican Llorens, Grossolano y Briano.
Curioso es también el aislamiento de Iquitos, la ciudad más grande del mundo a la que no se puede llegar por tierra, el de la Islas Pitcairn, ubicada en el Pacífico Sur, a 2.100 kilómetros de Rapa Nui y a 5.000 de Nueva Zelanda y de la costa de Sudamérica; o el de Tristán de Acuña, a mitad de camino entre África y Sudamérica, que se ha consagrado como el lugar más inaccesible del planeta. El territorio es administrado por el Reino Unido, que comenzó su ubicación en 1816 en un intento por evitar que los franceses se instalaran allí para intentar rescatar a Napoleón. En Tristán de Acuña viven alrededor de 270 personas en una superficie de casi 100 kilómetros cuadrados. Sin embargo, de toda la extensión de la isla, sólo es habitable Edimburgo de los Siete Mares debido a que se trata de una zona de origen volcánico. "Entre las curiosidades de esta isla radica que solo hay ocho apellidos y que Internet llegó en 1998, tres años antes que la primera transmisión en vivo de televisión. Hubo que esperar al siglo 21 para que uno de los grandes medios de comunicación del siglo 20 desembarcara en este lugar".
Un mundo inmenso da cabida también a lugares tan remotos como las Islas Diómedes, en el norte del océano Pacífico, Vanuatu, definido como el país inexplicable; Centralia, un pequeño pueblo ubicado a 250 kilómetros de Nueva York y a 300 de Washington DC, cuya fundación se explica por el carbón; o Svalbard, el archipiélago que pertenece a Noruega donde está prohibido morir. La razón histórica es porque los cuerpos que se entierran allí no se llegan a descomponer debido a las condiciones climáticas. Y es que a pesar de su ubicación extrema, en verano se pueden alcanzar hasta los 507 ºC. "Nuestro reto es explicar esos lugares que parecen inexplicables. En los que nos cuesta, en la primera impresión, comprender qué hace esa gente allí. En condiciones extremas, sin comodidades que nos parecen dadas, con temperaturas a las que jamás nos acercamos o a varios días de cualquier otro lugar habitado".
Y más familiar, aunque solo aparentemente, puede resultar el caso de Gibraltar, que ocupa seis páginas del libro. Y sí, aparente porque, datos como que tiene una densidad de población tan alta que si ordenamos a todos los países y territorios dependientes solo es superada por Macao, Mónaco, Singapur y Hong Kong, o que su frontera internacional entre España y Reino Unido es la segunda más corta del mundo, solamente superada por la que separa a Botsuana de Zambia, no son conocidos por la mayoría.
Sea como sea, el libro pretende ser la vía por la que explicar aquellos lugares que parecen inexplicables y servir de complemento a un canal que ya reúne a más de un millón de seguidores. "Primero nos propusimos hacerlo en formato audiovisual, utilizando los conocimientos que teníamos. Luego nos pareció una buena alternativa explorar otros soportes. La idea del libro nos atrajo desde el inicio, ya que disfrutamos de la lectura y entendemos que las historias de estos lugares merecen ser narradas y plasmadas sobre el papel". Y es que, dicen, mientras que la Tierra está un poco más cerca de los 8000 millones de habitantes, algunas personas, islas y poblados mantienen su identidad diferenciada y particular, y "son parte de un mundo inmenso".
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