Alfonso XIII será recordado por muchas cosas, por ser el monarca que tuvo que lidiar con la España que quedó tras el 98, por ser el jefe de Estado que permitió la dictadura de Primo de Rivera y también por ser el rey con que se hundió la monarquía por la llegada de la Segunda República. Sin embargo, lo que no muchos saben es que Alfonso XIII también fue el primer promotor del cine pornográfico en España. Educado en la doctrina católica y liberal para ser rey y soldado fue un rey con vocación intervencionista tanto en los asuntos políticos como en las primeras pelis porno de la época.

Películas que, vistas hoy en día, más tienen que ver con el género de la comedia del destape que con el cine para adultos. En el Museo de la Erótica de Barcelona conservan tanto los vídeos como el material erótico que guardó como propiedad clandestina el rey Alfonso XIII.

El uso del arte por parte de la aristocracia como pornografía siempre ha estado a la orden del día, uno de los ejemplos más famosos es el de la Maja desnuda de Goya que guardaba Godoy, así como tantas venus que servían a quienes las encargaban a priori como obras de arte, pero también por su erotismo.

En el caso del monarca, maravillado con los nuevos usos del cinematógrafo, quiso ir más allá y producir sus propias películas pornográficas para uso personal. Como ha ocurrido a lo largo de la historia durante generaciones y generaciones de borbones, Alfonso XIII heredó la lujuria desenfrenada de sus antepasados, sus médicos hablaban de una "satiarasis congénita", que viene a significar lo mismo que una ninfomanía masculina. El número de amantes que tuvo es incontable y las mujeres con las que se relacionó fueron de toda clase y condición, con una especial predilección por las artistas y cantantes.

Alfonso XIII, productor ejecutivo del porno

Para la producción de las películas, el rey utilizaba como intermediario al conde de Romanones, quien encargaba la filmación a los hermanos Ramón y Ricardo Baños, pioneros del cinematógrafo en España. La mayoría de las cintas se rodaron en 1915 y 1925 en el barrio chino de Barcelona.

Alfonso XIII era el productor ejecutivo y se implicaba absolutamente en todo: desde elegir a las actrices entre prostitutas a participar activamente en los guiones proponiendo las escenas. 

Las tres proyecciones que se conservan son El confesor, El ministro y El consultorio de Señoras, reproducciones de las tres únicas muestras que se conservan de una serie de películas pornográficas realizadas en torno a 1926 y atribuidas a los hermanos Baños.

Curas, ministros y criadas

Los temas elegidos no dejan de ser curiosos teniendo en cuenta la educación católica del monarca. En El Confesor, un cura disfruta sexualmente de criadas y feligresas; en El Ministro, la esposa de un hombre dispuesto a suicidarse porque le han cesado de su cargo, intercede ante el ministro a favor de su marido, ofreciéndole sus servicios sexuales y en El consultorio de Señoras, los líos suceden entre criados y mayordomos, criados y señores, doctores y pacientes, llegando incluso a grabar porno lésbico.

Estas películas eran un entretenimiento con el que el rey Alfonso XIII de Borbón y otros ilustres de la época se relajaban, sobre todo en temporada de cacería, cuando el tiempo no acompañaba y descansaban. Por eso, teniendo en cuenta la implicación que tuvo su majestad en la grabación, producción y distribución de este tipo de filmes, no es nada descabellado afirmar que Alfonso XIII es el primer promotor del cine pornográfico en España.

Estas películas fueron desconocidas durante mucho tiempo para la sociedad española y, paradójicamente, se mantenían ocultas en un convento valenciano donde se encontraron en los años 90. La Generalitat valenciana restauró las cintas y hoy se conservan en su Filmoteca. Después, por la curiosidad generada, los filmes se han editado en vídeo y DVD y pueden verse en el Museo de la Erótica de Barcelona.