¿Qué recuerda la gente del filósofo y ensayista José Ortega y Gasset? La mayoría solamente su aforismo “yo soy yo y mi circunstancia”. A muchos les sonará a calle de Madrid y, en el mejor de los casos, a centro cultural o instituto de enseñanza media. Pero Ortega fue un intelectual de significativa influencia, un pensador abierto a las ideas de modernización que escribió sus ensayos de forma sencilla y accesible, aunque sus palabras tuvieran gran trascendencia.

Con Teatro Urgente, Karina Garantivá plantea parte de esos pensamientos, la razón de la identidad, las dudas, el amor, las relaciones personales, incluso la poesía y, por supuesto, la categoría de las palabras. Como decía Ortega, traducir el silencio a las palabras. Lo deja en manos del también dramaturgo y, en este caso, director, Ernesto Caballero, que dota a los personajes de verosimilitud, a pesar de estar rodeados de sueños, de miedos, de circunstancias. 

El placer y el dolor de deshacerse de un libro

Son muchos los temas que se tratan en el texto. Pero lo que más me ha atraído del mismo es la relación que tenemos con los libros y, por ende, con los que nos rodean. ¿Somos capaces de deshacernos de unos volúmenes que nos han acompañado toda la vida o, al menos, durante veinte años? Aunque no está bien hablar de mi circunstancia personal, he descubierto que desprenderse de esos tesoros que, en su día, fueron tan valiosos para uno, a la larga produce una gran satisfacción. No echándolos al contenedor de la basura, eso no. Pero prueben a regalar a un amigo o amiga uno de esos libros que para ustedes fueron fundamentales. Sentirán, por un lado, un desgarro y, por otro, la sensación indescriptible de estar ofreciendo parte de uno mismo. 

También, liberarlos. Los días 23 de cada mes, dejo un libro en un banco de la calle, en un mostrador de una lavandería, en el alféizar de una ventana, en el asiento del bus,… No sé quién lo cogerá y si lo leerá, previamente llevan una dedicatoria en la que pongo “este es un libro liberado, si lo encuentras es para ti, espero que lo disfrutes”. La mayoría de las veces no me quedo a ver quién es el atrevido que lo hace suyo, pero cuando así ha sido, notas si realmente será de su agrado. 

Almas egregias

Todo esto viene a que Joana (Ana Ruiz) quiere desprenderse de las obras completas de Ortega y Gasset, pero siente como si le fueran a extirpar el útero. Y, entretanto, su pareja y otros personajes que irrumpen en su camino (Álex Gadea y Alberto Fonseca) aparecen como su conciencia, como su circunstancia, como sus quijotes. ¿Qué pasará cuando ya no los tenga y no sean de mi propiedad? Quizás sea mejor estrellarlos contra la pared. Mientras los siga teniendo guardo aún la esperanza, y la memoria, porque representan el recorrido de tantas lecturas, de tantos sentimientos, de tantas emociones.

Un libro en sí mismo es un poema. Una obra literaria es alegría y lágrimas, es ensoñación, es parte intrínseca del que lo ha leído y lo ha hecho suyo. Porque se escucha el silencio. Porque nos permite conocer, al menos en parte, el laberinto. Porque hace crecer. Porque la grandeza no está en el Quijote, sino en Cervantes: porque no hay que deshumanizar el arte, porque dentro de las masas hay que encontrar “almas egregias”. 

Ortega se viste de actualidad, de cosas y hechos cotidianos, de dudas en cuestiones de materia sensible, de miedos sin odiseas, de hazañas inapreciables, sentido de la existencia. 

ORTEGA

Texto: Karina Garantivá
Dirección: Ernesto Caballero
Intérpretes: Ana Ruiz, Álex Gadea y Alberto Fonseca

Una producción de Teatro Urgente, compañía residente del Teatro Quique San Francisco. Hasta el 15 de octubre