Arte

ARCO 2022, donde se compara la política con lacasitos y una operación de vagina niega la sexualidad

La obra 'Por la señal de la Santa Cruz (La Iglesia)' del autor Ramón Bilbao. Europa Press

Pedro Sánchez rodeado de «dirigentes de la extrema izquierda», la cara de Franco con una cruz superpuesta o una operación de vagina, acaparan todas las miradas de quienes se embarcan, con una pulsera de papel naranja como las de los festivales de música o los 'todo incluido', mascarilla FFP2 y tras mostrar el certificado Covid o un test negativo, en la cuadragésima primera edición de ARCOmadrid, la feria de Arte contemporáneo más importante de España que este jueves ha inaugurado la reina Letizia con una visita en la que ha recorrido una docena de los stands de las galerías más representativas, acompañada por el ministro de Cultura y Deportes, Miquel Iceta; el alcalde de Madrid, Jose Luís Martínez Almeida, y la vicealcaldesa, Begoña Villacís.

Con menos galerías (185 de 30 países) que antes de la pandemia y alrededor de 350 coleccionistas invitados -esta cifra sí que se sitúa prácticamente igual que hace dos años-, IFEMA se ha convertido de nuevo en un escaparate de tendencias de arte donde conviven la supremacía de la pintura con los nuevos formatos de arte digital, y la política.

Desde 1982, ARCOmadrid constituye una de las principales plataformas del mercado del arte, y pieza imprescindible en el circuito internacional de promoción y difusión de la creación artística que este año, se plantea como un homenaje a las propias galerías que han sido artífices de las 40(+1) ediciones ininterrumpidas de la feria: «Todas las galerías representan la escena artística de estos 40 (+1) años, vinculando el pasado de la Feria con los artistas emergentes del futuro», señala la directora de ARCO, Maribel López. Así, grandes nombres del arte español como Picasso, Tapies, Chillida o Equipo Crónica, o del galerismo internacional como Perrotin, Peres Projects, Heinrich Ehrhardt o Elvira González cuelgan de las paredes de los pabellones 7 y 9 del recinto ferial.

Pero ninguno de ellos son llevaderos de la ya tradicional polémica que caracteriza a la feria. Este año, la presa está en Mis líderes favoritos de extrema izquierda, la ácida crítica a las proclamas lanzadas por la derecha española desde que Pedro Sánchez alcanzó La Moncloa: «Esta obra fue creada cuando Sánchez formaba Gobierno y la derecha amenazaba con que iba a llegar un régimen comunista. Todos pensaban que este Gobierno iba a cambiar algo, pero ya ves, es una decepción porque no ha sido para mí suficientemente de izquierdas», señala el artista Riiko Sakkinea a los medios, quien compara a la política española con «los Lacasitos»: «Por fuera tiene muchos colorines, pero por dentro todo es marrón».

La obra 'Mis líderes favoritos de extrema izquierda', de Riiko Sakkimen. Marta Menéndez

Y no es la única pieza con contenido político que trae a ARCO. En el mismo stand cuelgan también una decena de bufandas con la bandera de España  acompañadas de una imagen de Millán Astray bajo el título Esto es España, una obra tasada en 14.000 euros. A su lado, Todos somos reyes en exilio, un dibujo de 2.200 euros que incluye la imagen del rey emérito acompañada de una frase del escritor Chesterton que el propio artista seleccionó «tras buscar frases en Google sobre reyes en el exilio».

Por su parte, la galería José de la Mano, que el año pasado fue la estrella mediática gracias a su Guernica de Ibarrola, recupera la obra de artistas vascos entre los que se encuentra Ramón Bilbao, quien en el año 1975, y coincidiendo con los últimos fusilados por el Régimen franquista, inició una serie de cuadros para mostrar esta situación política en los que aparece el dictador con una cruz superpuesta (12.000 euros); Las últimas ejecuciones del franquismo por fusilamiento en septiembre de 1975 de miembros del FRAP y de ETA, un grupo de personas fusiladas e indultadas (25.000 euros), y personajes relevantes durante la dictadura española, como Santiago Carrillo o el cardenal Tarancón (12.000 euros).

La obra 'Francisco Franco' del autor Ramón Bilbao en ARCOmadrid 2022. Adrián Pardos
La obra 'Las últimas ejecuciones del franquismo por fusilamiento en septiembre de 1975 de miembros del FRAP y de ETA' del autor Ramón Bilbao. Marta Menéndez

Crítica, irónica, algo barroca e invocando también el nombre de Francisco Franco, se autorretrata a sí misma Pilar Albarracín. Con peineta, mantilla y rosario sostiene en sus manos el libro en llamas de Ricardo de la Cierva, Francisco Franco. Un siglo de España. La serie de fotografías, de gran formato, se titula No apagues mi fuego, déjame arder, y en ella, la artista se reclama dueña de sus decisiones incluso si estas la llevan directamente al infierno.

'No apagues mi fuego, déjame arder', de Pilar Albarracín. RRSS

En esta edición acuden también Santiago Sierra y Eugenio Merino. El primero repite con obra en Helga de Alvear tras su polémica Presos políticos, y lo hace con una serie de doce fotografías tomadas de una performance en el año 2005 en un antiguo palacio de Ceacescu. Las imágenes que «muestran las filas del hambre», según los galeristas, tienen un precio de 11.000 euros cada una. Por su parte, Eugenio Merino, reflexiona sobre el fenómeno del derribo de estatuas con una serie de postales a las que el artista ha recortado el monumento de Colón que contenían.

'Cerrar para abrir', la obra que rompe con "esta sociedad tan conservadora"

Y como en un infierno se sentía la estrella inesperada de esta edición, la peruana Winnye Minerva (Lima, 1992), antes de la intervención quirúrgica que acaparado todas las miradas bajo el título Cerrar para abrir, una pintura colorista y de apariencia naif que, junto a un video que documenta la operación a la que se sometió para reducirse «en tres cuartas partes mi vágina», relata como «no tenía conexión con su vagina ni identificaba su género con ella, así que se hizo esta operación que ha tapado tres cuartas partes de su órgano y únicamente está el orificio para la menstruación», ha explicado su representante en ARCO, Maria Fernández, en declaraciones para El Independiente.

Palabras que se suman a las de la propia artista días previos a la inauguración de la feria: «Esta cirugía me ha cambiado la vida. Lo venía planeando hace mucho tiempo. Mi trabajo tiene que ver con eso: cómo me represento mediante la carne, lo real. Y aunque visualmente aparente ser femenina, no me siento representada con la figura de mujer, al menos como se entiende en esta sociedad tan conservadora: alguien vulnerable, blanco de ataques, un objeto procreador y de uso. Cuando conocí lo no binario entendí que ese era mi lugar, que podía abandonar la feminidad por un espacio de creación de mi propia identidad donde yo puedo cambiar, mutar», explicaba.

'Clossing to open', obra de Wynnie Mynerva en la inauguración de ARCOmadrid 2022, en Feria de Madrid IFEMA. Marta Menéndez

La pieza, se vende por un precio que ronda los 15.000 euros y está en el stand de Ginsberg, dentro de la sección Opening, que pretende ratificarse como un referente para la investigación, el descubrimiento y conocimientos de nuevos talentos creadores. En este sentido, 66 galerías presentan proyectos de artistas individuales o en diálogo.

Criptoarte y obras NFT, entre las propuestas más sorprendentes ¿y futuristas?

De nuevo, la feria concentra obras NFTel ente digital que ha dinamitado el mercado artístico y que según la directora de ARCO, Maribel López, «aporta posibilidades que hasta ahora no existían y tiene un potencial increíble» pese a que «no hay que tener tanta prisa por igualarlo inmediatamente al arte: no hay que confundir el arte con el márketing».

En la galería Fernando Pradilla se encuentran dos piezas NFT del artista colombiano Álvaro Barrios, Dream y El circo de El Museo Duchamp del Arte Malo, con un precio de 12.000 y 15.000 euros, respectivamente. Pero a él se suma uno de los artistas que repiten con esta tendencia en ARCO, Solimán López, en la galería Baró, que presenta Olea Spin, una obra en colaboración con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) que «funde el código genético con el código informático» -con un precio de 26.700 euros-; y Olea petri, una suerte de monedas doradas que se venden por 5.500 euros: «Los NFT los veo como una consecuencia lógica de mi evolución como artista y, personalmente, creo que es algo que hacía falta para la producción intangible: un marchamo de propiedad. Hasta la fecha, solo parece que tenían valor las obras tangibles», defiende el artista español.

Olea Spin, la obra de Solimán López en la galería Baró. Galería Baró

Por su parte, la galería The Ryder alberga la obra del artista sueco Jonas Lund, un cuadro compuesto por trazos de las obras más caras vendidas en casas de subastas y donde Lund introduce la tecnología: «Es una tecnología similar a la que se usa con los pagos de móviles: pasas el móvil por el cuadro y tiene hasta ocho zonas distintas de códigos que te permiten mostrar el cuadro en tu terminal con variaciones», explican desde la galería, incidiendo en la «relación interactiva» con la obra, que tiene un precio de 12.500 euros.

Un Miró por 2 millones de euros, la obra más cara

La obra 'Vol d'oiseaux entourant le Jaume d'un éclair' del autor Joan Miró. Adrián Pardos

Vol d'oiseaux entoruant le jaune d'un éclair, un Miró verde que el pintor inició en 1939 y luego reelaboró en 1960, es, hasta el momento, el cuadro más caro de ARCO 2022, valorado en 2.000.000 de euros, al que le siguen el Autorretrato como gallo, de Chagall, por 600.000 euros, y una escultura de Tàpies por 275.000 euros: «El Miró es una obra verdaderamente excelente, de un tamaño muy bonito y Miró está en el gran mercado del mundo. No solo en el occidental, también todo el mercado asiático está interesado en su obra. Y, por tanto, sus precios son muy altos», explica el galerista Iñigo Navarro, en cuyo stand se expone la obra junto a dos dibujos de Matisse y Entrada de casa, de María Moreno, un cuadro que se exhibió en la primera edición de la feria y que lo adquirió su marido, el también pintor Antonio López, para su colección particular.

'Entrada de casa' (1980), óleo de María Moreno. Europa Press

Junto a la fidelidad y confianza de las galerías, ARCO es también reflejo de las habituales colaboraciones y la intervención de diferentes arquitectos y diseñadores que conforman una feria más arquitectónica y de construcción de un nuevo formato para ARCOmadrid: «La arquitectura y el diseño vuelven a cobrar protagonismo en esta edición». Y es que el estudio Burgos & Garrido Arquitectos es de nuevo el responsable del diseño espacial de la feria, al que se suma el arquitecto Pedro Pitarch, encargado del diseño de galerías de ARCO 40 (+1) Aniversario.

Pero además, este jueves ha tenido lugar la entrega de los premios de la Fundación ARCO, en los que han sido galardonados con el Premio Filantropía y colección Internacional ARCO2022, Francesca Thyssen-Bornemisza; Premio Colección Privada Nacional ARCO2022, Jimena Blázquez, Premio Colección Joven ARCO2022, Eduardo Salazar y Premio Colección Joven ARCO2022, Juliana Hernández. 

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