En 1929, Río Rita fue la primera película doblada al español, aunque la pionera en proyectarse doblada fue Desamparados, en 1931. Llegaba entonces un nuevo oficio que se profesionalizó con los primeros estudios de doblaje entre 1933 y 1934.

Ha llovido mucho desde aquello y han ido surgiendo nuevas oportunidades y obstáculos, entre los que en la actualidad destacan la precariedad, la intrusión de la Inteligencia Artificial (en adelante, IA), el desprecio de algunos espectadores y, en el caso de la mayoría de regiones españolas, la falta de voluntad para establecer un convenio.

Muy distinto es el contexto de Italia. Los dobladores italianos lograron a finales de diciembre de 2023 un cambio sustancial en sus condiciones laborales: tras largas negociaciones entre asociaciones empresariales y sindicatos del sector firmaron el primer convenio colectivo, vigente hasta 2026, que recoge pautas para la reducción del trabajo (regulando el máximo de líneas grabadas por sesión), una subida salarial y la prohibición de ceder derechos para alimentar a la IA.

Para acercarnos a la situación del sector en España, hablamos con Lorenzo Beteta, director de la Escuela de Doblaje de Madrid y la voz de infinidad de personajes en cine, series, animación o videojuegos, aunque reconoce que tiene debilidad por sus interpretaciones de Joel en el videojuego de The Last of Us y el Agente Mulder en Expediente X.

La voz también de Owen Wilson o Lord Voldemort en los videojuegos de la saga Harry Potter resume la situación: "Como para muchas otras cosas, el trato para los dobladores es uno de los Pirineos para arriba y otro para abajo". Según relata, las mismas distribuidoras que aceptan someterse a la nueva normativa italiana se niegan a mejorar las condiciones de los trabajadores en sus sedes en España, dice, en alusión a empresas como Iyuno o Deluxe.

Además de las diferencias respecto a las condiciones, Beteta cuenta que España está muy lejos de alcanzar un convenio nacional. Explica que en la Comunidad de Madrid hay uno "obsoleto, a años luz del francés o italiano", y que la situación en Andalucía, Galicia o la Comunidad Valenciana es mucho peor, pues sus trabajadores ni siquiera han conseguido "sentarse a negociarlo".

En el caso de España, expone que el mercado no se mide por líneas grabadas de guion como en Italia, sino por takes o tomas. Aún así, y tras hacer una equivalencia, apunta que en España se hace algo menos del doble en una misma sesión y que, además, la remuneración es mucho menor.

Directores de doblaje y técnicos de grabación, los más perjudicados

"En algunos casos, lo que ganan en Italia llega a ser tres veces mayor, algo que ni siquiera es proporcional al coste de la vida del país", apunta sobre algo que afecta tanto al cansancio mental como físico de los actores y que repercute en un trabajo "artesanal", aunque comenta que quienes suelen tener jornadas más extensas son los directores de doblaje y los técnicos de grabación, llegando a estar 13 horas en una sala dirigiendo a los actores, que cuentan con dos jornadas.

"Nos encantaría tener una norma que nos obligase a no hacer tantas líneas, con lo que estaríamos cuidando el doblaje. En la actualidad no se puede porque el estudio quiere productividad y que el trabajo salga lo más rápidamente posible para dejar las salas libres cuanto antes", ejemplifica.

Más allá de las cifras, Beteta comenta que desde las propias instituciones es muy distinta la percepción de los actores de doblaje en España y en Italia, poniendo en valor cómo la subsecretaria de Cultura italiana, Lucia Borgonzoni, habló del doblaje como una parte muy importante de la cultura del país, algo "impensable" en España.

"Relacionar el doblaje con el franquismo es como decir que RTVE es franquista porque hace 40 años se tuvo que someter a la censura"

LORENZO BETETA

"Es un sector que da de comer a muchas familias y, a diferencia de hace muchos años que no había opción, ahora es una posibilidad apoyada por la ciudadanía. Se desprecia el doblaje porque se mantiene el discurso de que fue un invento franquista. Y es verdad que se utilizó para censurar algunos diálogos de películas americanas, pero es como decir que RTVE es un invento franquista porque se tuvo que someter a la censura. ¿Qué tendrá que ver la televisión española de hace 40 años con la actual?", compara.

Según relata, hasta el año 90 el doblaje estaba mejor valorado y las condiciones sí daban para vivir. En la actualidad, apunta que el sector ha perdido "un 60 %" del poder adquisitivo, una situación que en Madrid es algo más amable gracias al convenio firmado. Por último y con respecto a la IA, el doblaje español está "peleando para incluir una cláusula en la que las multinacionales se comprometan a no utilizar el trabajo para entrenamiento de la IA", algo muy lejos del panorama actual, marcado por un vacío legal.