Asegura Alejandro Amenábar (Santiago, Chile, 1972) que no le gustan las películas sobre cine, aunque una de sus favoritas sea precisamente Cinema Paradiso. Su último largometraje, El cautivo, en cines a partir del 12 de septiembre, versa sobre el cautiverio durante cinco años de Cervantes en Argel y, he aquí el quid de la cuestión, "el gusto por contar historias". "Yo era un poco cuentista", admite el cineasta en El Cine en la SER. Recuerda Amenábar que, de pequeño, cuando descubrió el cine, contaba a sus amigos aquellas películas.
Amenábar se lo guisa y se lo come. Además de dirigir y escribir El cautivo, también ha compuesto su banda sonora. Fue el productor Fernando Bovaira, con quien ya trabajó en Los otros, Abre los ojos, Mar adentro, Ágora y Mientras dure la guerra, quien le propuso indagar en un pasaje muy concreto de la vida de Cervantes. Podría haber sido El cautivo una película sobre una fuga carcelaria, una suerte de El conde de Montecristo, una historia de aventuras, pero Amenábar se topó con la madre del cordero: la "libertad sexual" en Argel y la "sexualidad" del escritor. Pero entonces dirigió otra película, el drama histórico Mientras dure la guerra (2019), y una tibia serie de televisión, La fortuna (2021), para Movistar Plus+.
Lo cierto es que Cervantes, a diferencia de otros compañeros de la profesión como Shakespeare, no ha dado mucho de sí en pantalla. El cautivo es, aunque su protagonista tenga 28 años, una historia sobre sus orígenes... como escritor. Sobre la gestación de un genio. En principio, una historia de El Quijote (1605) germinó durante su experiencia como esclavo en Argel décadas atrás, cuando fue capturado por corsarios árabes. Ya conocen el dicho: de aquellos barros, estos lodos.
El Orgullo de Cervantes
No es El cautivo la primera obra de Amenábar basada en hechos y personajes reales: el Ramón Sampedro de Mar adentro, la Hipatia de Ágora, el Miguel de Unamuno de Mientras dure la guerra... En su última película, el cineasta recurre a la ficción para dar pábulo a una hipótesis de cómo se libró de la cárcel: Cervantes, del que no se guarda ningún retrato oficial, mantuvo una relación "especial" con su captor, el gobernador de Argel. ¿Cómo, si no, se las apañó tras cuatro fugas frustradas? "Es la opción más interesante desde el punto de vista dramático y la más probable", reconoció en La revuelta.
Figura como asesor –filológico– de El cautivo José Manuel Lucía Megía, catedrático y cervantista. Publica ahora la biografía Cervantes íntimo: Amor y sexo en los Siglos de Oro. En ella, su autor desmonta la teoría queer sobre Cervantes. El cineasta también se apoyó en el trabajo de María Antonia Garcés, autora de obras como Cervantes en Argel: historia de un cautivo.
Cervantes, "marica"
Amenábar está seguro de que haber vivido Cervantes en nuestra época, se dejaría ver en las carrozas del orgullo gay. Amenábar recurre a las crónicas de Antonio de Sosa (Miguel Rellán en la ficción) que describen a corsarios acompañados de sus "novios". No dista mucho esta revisión histórica con la de la serie de HBO Nuestra bandera significa muerte, sobre piratas varones homosexuales.
Amenábar se "moja" sobre la sexualidad de Cervantes. "Probablemente sea mi primera película gay", admite el cineasta, que delega en el espectador para resolver el enigma. "La gran pregunta es cómo Cervantes se libra de la muerte y el castigo, aunque se intentó fugar cuatro veces", contó Amenábar en La revuelta, acompañado de los actores Julio Peña y Fernando Tejero, Cervantes y el fraile Juan Blanco de Paz respectivamente. Amenábar da fe de que el religioso dominico denunció al escritor por "sodomía", y de que la palabra 'marica', que se escucha en el tráiler, existía. "Aunque mi opción hubiera sido retratar a un Cervantes completamente homosexual, que la película no lo hace, ¿dónde está el problema? Lo entiendo en el siglo XVI, pero no en el XXI", zanjó. Toda su filmografía, reconoce Amenábar, se podría reconocer con una palabra: libertad (física e intelectual). O la falta de ella.
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