«Todos los caminos llevan a Roma», dice el refrán. Y lo hace porque todo el sistema de caminos romanos terminaba en la ciudad eterna. Uno podía empezar el viaje en un camino en el noroeste de África y terminar en Roma. Pero eso ya fue. Porque los «caminos unen y las fronteras rompen». Y de esas hay muchas.

Tantas como excusas. Las mismas que Alba y Raúl tomaron para hacer las maletas y poner rumbo a lo que iba a convertirse en 'su gran camino' -y ahora el de todos-, una aventura de miles de Kilómetros por las grandes rutas a pie del mundo. Primero fue el Pacific Crest Trail, uno de los senderos más extremos de los Estados Unidos, después el misterioso Camino Inca a Machu Picchu, la ancestral ruta de Kumano Kodo entre grandes templos japoneses, o el europeo Camino de Santiago; su verdadero punto de partida y la más grande de sus excusas.

«Pasaba todos los días por la Catedral de Santiago. Nunca había hecho el camino, y viviendo allí, veía a miles y miles de peregrinos llegar cada día. Me preguntaba que habría detrás de ese camino que impulsaba a tanta gente a caminar. En la Plaza del Obradoiro la gente llora, grita y se abraza. Ves emociones muy fuertes que te hacen pensar que hay algo más. Nos decidimos a investigar ese 'algo más' del Camino de Santiago y de otros caminos del mundo», cuenta Alba en una entrevista concedida a El Independiente.

Alba Prol (Galicia, 1987) y Raúl García (Galicia, 1979) son una pareja de cineastas españoles que más allá de vivir en la capital europea de los caminantes, decidió, en busca de respuestas, presionar el REC y viajar de la forma más ancestral que tenemos como seres humanos: a pie.

Tráiler Oficial del documental El Gran Camino

El Gran Camino es el resultado de su viaje, una vuelta al mundo a través de las personas de esas travesías, y una reflexión a la incerteza del mañana e importancia del hoy. «El Gran Camino, al fin y al cabo, es el camino de la vida; el camino que todos recorremos, el más importante de todos. El documental pretende adentrarse en la esencia caminante del ser humano, compartir el afán de superación y el aprendizaje de este gran viaje. Los países a los que vamos no son más que una excusa para encontrar las historias y las personas que hay detrás de todo. Decidimos hacer esos caminos a razón de seguir con un criterio natural, cultura y espiritual», señala Raúl.  

Los caminos conectan civilizaciones y culturas que los muros separan»

Raúl García

La producción española permite acercar el objetivo de sus cámaras a la belleza de la naturaleza, pero también, a lo que a veces la difumina; las fronteras, el sacrificio por la familia, el cuidado de nuestro planeta, los conflictos sociales o las injusticias de cada país: «Los conflictos sociales son parte del camino y en algunos de ellos incidimos especialmente. Nos chocó mucho, por ejemplo, toparnos al acabar el Pacific Crest Trail, con el muro fronterizo que separa Estados Unidos de México, cuyo objetivo es impedir la inmigración ilegal y el contrabando a EE.UU. Los caminos conectan civilizaciones y culturas que los muros separan».

«Llegamos a San Diego el día de los muertos, en una fecha muy especial que nos ayudó a olvidar el agridulce sabor de boca de haber acabado el Pacific Crest Trail en un muro. San Diego es un lugar peculiar, un cruce de caminos de muchas vidas. Allí se diluyen las diferencias entre norte y sur, y comprobamos en primera persona que ninguna frontera puede evitar que las culturas se mezclen».

Porque evitar es impedir. Y ¿qué impide cruzar la finísima línea limítrofe que separa la vida de la muerte? El Gran Camino es reflexión de ello. De la vida y de la muerte; de muerte, o de cómo prepararse a ella. «Me estremeció mucho la historia de un señor jubilado de más de ochenta años que estaba haciendo el camino Kumano Kodo, en Japón. Al preguntarle por qué se aventuraba a hacer solo ese camino, y a su edad, respondió: me estoy preparando para vida. Pensamos ¡Caramba! ¿A esa edad te preparas para la vida? Y esta fue su respuesta a un pensamiento en voz alta: estoy preparándome para la vida que viene, para la futura. Aquí consigo pensar en mí».

Alba y Raúl han tenido que asumir nociones de supervivencia y nuevas culturas. Han recorrido caminos salvajes, estado varios días caminando totalmente incomunicados, superado lesiones, o sentido el miedo. «Lo mejor de este camino son las personas y lo peor, la dureza de estar cansados, el mal de altura y una pandemia que nos obligó a parar. La pandemia del coronavirus nos ha hecho reflexionar aún más sobre la importancia de aprovechar el presente, uno de los grandes temas de fondo del documental».

El Gran Camino es un cóctel de miles de kilómetros, tres continentes, dos años y medio de las vidas de Alba y Raúl, toda su pasión y las historias que lo han llevado a ser «la conexión con la Pachamama, o el regreso a uno mismo» y la filosofía de un viaje: «¿Por qué la gente camina?».

El documental, que corre a cargo de la productora Meteórica Cine, ha contado con el apoyo del programa O Teu Xacobeo de la Xunta de Galicia, de la Diputación de Coruña y la participación de Televisión de Galicia, y está distribuida por Super 8. La producción ha conseguido antes de su estreno el pasado viernes, 21 laureles y premios en festivales de cine de todo el mundo como los News York Cinematography Awards, los Instambul Film Awards y está nominado a los European Cinematography Awards y al Interdoc Festival de Moscú, entre otros.