El historiador y biógrafo de Hernán Cortés, Esteban Mira Caballos, cree que los restos del conquistador extremeño “realmente corren riesgo en México”, donde su figura cada vez despierta más animadversión, por lo que, a su juicio, “ha llegado el momento” de que el Gobierno español solicite su devolución para que regresen a la tierra que le vio nacer.

Esteban Mira (Carmona, Sevilla, 1966), doctor en Historia de América, es autor de numerosos libros, el último de ellos “Hernán Cortés, una biografía para el siglo XXI”, con la que ha pretendido devolver a este personaje “al terreno de la historia, de donde nunca debió haber salido”.

En una entrevista con Efe, recuerda que los restos de Cortés ya fueron cambiados de sitio y escondidos por Lucas Alamán en el siglo XIX para evitar su profanación. Actualmente se encuentran en la ciudad de México, en la capilla del hospital de Jesús Nazareno, que él mismo fundó y que “cinco siglos después sigue funcionando con sus quirófanos y sus uvis móviles”.

Según Mira, aunque muy pocas personas saben que los restos están ahí, en el presbiterio, donde el enterramiento pasa desapercibido, solo identificado con una pequeña placa, este año, con la celebración del quinto centenario de la caída de Tenochtitlan, el acceso a la iglesia ha estado controlado para evitar posibles altercados.

Por ello, aunque la voluntad del conquistador fue reposar eternamente en Nueva España, la tierra que tanto amó, el profesor Esteban Mira, que lleva más de 30 años estudiando su figura histórica, sostiene que es el momento de que el Gobierno español pida su devolución para que descansen en paz en su localidad natal de Medellín (Badajoz), como ha solicitado su alcalde, Valentín Pozo.

Cortes, muy importante en la Historia

A su juicio, Cortés es tan odiado en México porque “se ha creado una leyenda negra en torno a él y se han tergiversado los hechos, entre otras cosas porque ellos plantean que España conquistó México y hablan en términos que no son reales”.

En ese sentido, aclara que “hay que tener en cuenta que un 99 % de las huestes o de las tropas que entraron en Tenochtitlan eran mesoamericanas” y “es cierto ese dicho de que los indios conquistaron América y los españoles la independizaron de la metrópoli, por tanto realmente se trata de una interpretación errónea e interesada de lo que ocurrió".

Para Esteban Mira, “Hernán Cortés fue una persona muy importante en la historia que, para bien o para mal, cambió el mundo”, por lo que “no podemos ocultarla ni esconderla”.

Aunque “verdaderamente hubo matanzas y atrocidades” en la conquista de México, este experto deja claro que “no hubo genocidio” porque Cortés “quería gobernar un territorio y necesitaba mano de obra”.

En su opinión, entre los historiadores de todo el mundo no hay tantas diferencias a la hora de interpretar la figura histórica de Hernán Cortés; muy distinto es lo que ocurre “a pie de calle”, que puede ser visto como un genocida o como un liberador de las tribus indígenas sometidas a la tiranía de los aztecas o mexicas. “Yo digo que ni liberación ni genocidio, que la historia se suele mover en tonos intermedios”, aclara al respecto .

Autor de biografías de otros descubridores y conquistadores, como Francisco Pizarro, Hernando de Soto o Vasco Núñez de Balboa, este profesor andaluz afincado desde hace más de 26 años en Extremadura sostiene que Hernán Cortés fue “un caso muy singular”, porque era una persona culta y “con una visión amplísima” y fue el único que “pensó en la posteridad”.

“Era consciente de que estaba protagonizando una etapa excepcional, de que estaba cambiando el mundo y fue de los pocos conquistadores que tuvo conciencia de eso y trató de trasmitirlo para las generaciones futuras” con las “Cartas de relación” que escribió al emperador Carlos V.

Reivindicar la Historia sin complejos

Mira Caballos es tajante a la hora de afirmar que España tiene que reivindicar el descubrimiento, conquista y colonización de América “sin ningún tipo de complejo” porque aquello “sentó las bases de la globalización del mundo”.

Reconoce que el franquismo, con su exaltación, provocó un “efecto rebote” que hace que la democracia española se mantenga en el otro extremo, tener “vergüenza de esos grandes conquistadores y marinos que sentaron las bases de un mundo global que hoy tenemos”.

“La historia hay que aceptarla; no es como hubiéramos querido que fuese, sino como fue”, insiste Mira, quien señala que “verdaderamente hubo barbaridades, como han ocurrido a lo largo de miles de años“, pero insta a “quedarnos, no con la destrucción del mundo prehispánico, sino con la creación de la América mestiza que todos queremos y admiramos”.

En ese sentido, especifica también que aunque está claro que en la conquista y colonización de América hubo una destrucción de la cultura, los casos de genocidio fueron puntuales, como en las Antillas menores, que fueron declaradas islas inútiles por parte de los españoles o en la Mosquitia hondureña, donde Fernando VI declaró que todos los indios de allí debían ser exterminados aunque la medida no llegó a consumarse.

En ese sentido, entiende que el Papa Francisco y sus antecesores, Benedicto XVI y Juan Pablo II, hayan pedido perdón, como vicarios de Dios en la tierra, por aquel etnocidio, pero cree que es algo que no se le puede pedir a los españoles, como reclamó el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, porque “no tenemos esa conciencia de culpa ni pensamos que tengamos alguna responsabilidad por lo que ocurrió hace quinientos años”.

Como historiador, no le ve ningún sentido a “empezar una vorágine de peticiones de perdones, donde los tunecinos nos pidan perdón a nosotros por la conquista cartaginesa de la Península Ibérica o los españoles a los franceses por haber capturado a Francisco I en la Batalla de Pavía”.