¿Cuántas veces hemos oído o dicho aquello de “tomarse la vida con filosofía”? Y la pregunta siguiente sería “¿y eso en qué consiste?”. Pues hay personas que se dedican profesionalmente a hacer pensar a otros con eso, con filosofía. En concreto, a empresas y organizaciones en el caso de María Ángeles Quesada. Ella es filósofa, CEO y cofundadora de Equánima, una empresa que ha conseguido que algunas organizaciones cambien su forma de funcionar, para permitir algo tan importante como pensar antes de actuar. Y les ha resultado rentable, en muchos aspectos.

Pregunta.- ¿Vivimos en la era de la acción, más que en la del pensamiento?

Respuesta.- Tanto es así que en nuestros días las personas, si no hacen algo, sienten que no avanzan. Parece que el crimen más importante que alguien puede cometer con su vida es “perder el tiempo”, y en realidad nunca se pierde. Instrumentalizamos todo lo que tenemos a nuestro alcance para conseguir maximizar el beneficio y lograr unos objetivos, que normalmente son “apagar fuegos” o solucionar problemas. El enfoque de esos problemas debe partir de nuestro propio centro, al que dedicamos muy poco tiempo y atención. Encontrar un momento para sentir nuestro cuerpo o maravillarnos con el cielo nos ayudará a comprender mucho mejor lo que nos ocurra.

P.- Es cierto. Uno trabaja en un espacio cerrado y al salir ni siquiera se da cuenta de que hay una enorme luna llena. ¿Hemos perdido la capacidad de asombrarnos?

R.- Y de dar importancia a lo que la tiene. Se llega a confundir lo urgente con lo importante, y se dan respuestas poco apropiadas, basadas en el resultado inmediato y sin reparar en las consecuencias a todos los niveles. Por ejemplo, inventar la bomba atómica es un logro científico importante, pero no hemos hecho una reflexión ética de lo que implica crearla y de lo que puede producir. No basta con ser bueno en tu campo. Es importante encontrar un espacio para la reflexión y el diálogo con otros.

P.- En tu libro La virtud de pensar (Berenice, 2021) hablas de incorporar el pensamiento crítico al día a día. Con tanta desinformación y a la vez tantos canales de comunicación, ¿resulta más necesario que nunca?

R.- El pensamiento crítico básicamente consiste en pensar y entender bien los problemas que tenemos. Y es importante incorporar todos los factores posibles al análisis de las situaciones, pero no solamente en cuanto a la información. Hay que incluir la ética y las emociones, o corremos el riesgo de tomar decisiones que podemos lamentar.

P.- La filosofía parece mucho más práctica de lo que recordaba. Los planes de estudio se centraban exclusivamente en “lo que decían” los pensadores, Platón o Aristóteles, por ejemplo. ¿Nos hemos perdido algo?

R.- Ahora están muy de moda los métodos de mejoramiento personal, pero no olvidemos que no hemos inventado la rueda. Hace miles de años ya había personas que, efectivamente, decían cosas, y con valor muy práctico. Y no solamente en la antigua Grecia. Existe una filosofía, que denominamos sapiencial, que recopila ideas comunes de prácticamente todas las grandes tradiciones de sabiduría del mundo.

P.- Vamos, pues, a tomarnos las cosas con filosofía… ¿una frase con mensaje?

R.- Vivir no es producir.