Richard Strauss (1864-1949) junto con el dramaturgo Hugo von Hofmannsthal (1874-1929) viajó a la Viena de 1860 para retratar cómicamente la decadencia del imperio austrohúngaro y de su élite aristocrática. El resultado fue la ópera Arabella que se estrenó hace ahora 90 años en Dresden y llega ahora al Teatro Real en una producción procedente de la Ópera de Frankfurt que se podrá ver entre el 24 de enero y el 12 de febrero.

Arabella es una joven cuyos padres han depositado en su lozanía y belleza toda su confianza para poder salir del agujero económico en el que se encuentran. Su padre el Conde Walder, arruinado y endeudado, vive de las apariencias en un hotel de lujo mientras su mujer vende todos los objetos de valor que les quedan. Su “gran inversión” es su hija Arabella a quien proponen en matrimonio a un rico amigo que vive en el campo y que desconoce la maneras de la alta alcurnia vienesa. Su nivel de pobreza es tal que a su otra hija, Zdenka, la mantienen oculta en la identidad de un muchacho, para no tener que presentarla en sociedad como hija ya que es demasiado costoso para sus bolsillos.

Estos son los ingredientes que Strauss y Hofmannsthal introdujeron en esta ópera para hacer un enredo y una comedia, pero no dejan de ser hechos muy dramáticos para todos los personajes, especialmente las hijas. 

David Afkham, experto en la música de Richard Strauss, está al frente de su Coro y Orquesta Titulares. Arabella está protagonizada por un reparto coral de cantantes, actores y bailarines, entre los que destaca Sara Jakubiak (Arabella), Josef Wagner (Mandryka), Sarah Defrise (Zdenka), Martin Winkler (Conde Waldner), Matthew Newlin (Matteo) y Anne Sofie von Otter (Adelaide).

“El foco es un drama familiar. Pero este primer análisis, este primer punto de vista, nos permite ir ampliando el foco y acabar viendo la realidad de una sociedad en declive. Se abre el espectro y vemos una sociedad en crisis económica y en declive profundo, que es lo que realmente refleja Richard Strauss en esta ópera”, afirma Christof Loy, director de escena.  “Vamos viendo los problemas personales de los personajes, pero cuando este foco se abre, vemos que es que esta sociedad a la que se señala con el dedo, esta sociedad que intenta preservar o mantener la fachada de un status que no existe”, añade.

En este sentido el director de escena asegura trabajar en dos niveles, en un plano más cinematográfico, con elementos totalmente realistas, -porque me interesaba mostrar específicamente de dónde proceden estos personajes, cómo viven- y otro plano más psicológico. “Un plano en el que olvidamos este fondo realista que aparece en escena y nos centramos en el lado psicológico de los personajes, como cuando se hacen los close up de los protagonistas de una película”, describe.

El director lleva 16 años trabajando con esta producción de Arabella. “Puedo decir que conozco cada vez mejor la partitura y que cada día sigo aprendiendo, hasta cada compás. Me sigue enseñando cosas nuevas cada día de esta partitura y eso se refleja en el mayor número de detalles”, afirma.

Para el director artístico del Teatro Real, Joan MataboschArabella es una auténtica maravilla, es un acontecimiento descomunal e impresionante en la temporada del Teatro Real”. Según Matabosh las particularidades de Arabella para llevarla a escena requieren de unos requisitos técnicos y humanos que no están al alcance de todos los teatros. “Es una obra maravillosa, pero realmente muchos teatros no tienen una maquinaria de producción que les permita defender una obra como ésta. Es una obra muy delicada en la que cada frase hay que discutirla, hay que entenderla, hay que encontrar la manera de que la orquesta y el gesto de los de los cantantes vayan en armonía”, asegura.  

En este sentido, David Afkham explica que la música en Arabella no es solo acompañamiento. “Es una obra de conversación y la música es otro protagonista. La clave es el texto y sus significados, si hablamos de conflicto psicológico o social la música describe esta situación. Si hay ironía y pasajes grotescos la música describe esos elementos de una manera muy sutil, muy refinado", asegura el director musical.