"No sé razonar porque estamos hablando ahora mismo, 113 años después, de una tragedia que no fue ni de las más importantes que ocurrieron en el mar. Pero a día de hoy, hay padres que llegan a ver nuestra exposición y nos dicen que sus hijos llevan noches sin dormir porque estaban emocionados por ir a ver el Titanic". El que habla es Jesús Ferreiro, presidente de la Fundación Titanic en España, cuando le preguntamos qué provoca tanta fascinación. Por qué un barco que se hundió hace más de un siglo y del que no queda ya ni un superviviente sigue enganchando tanto que casi media decena de multimillonarios han puesto en riesgo su vida para ver lo poco que queda de su esqueleto.

La respuesta está en el relato. Según Ferreiro, son las historias que ocurrieron en aquel cascarón durante apenas 4 días las que nos han dejado enganchados, queriendo saber cada detalle de lo que ocurrió desde que partieron hasta que 1.500 personas, de los 2.223 que realizaban la travesía, perdieron la vida. El amor, la amistad, el miedo, el no poder parar de llorar cuando te cuentan cómo pasaron de un futuro prometedor a uno minutado es el por qué de tanta fascinación.

"Embarcaron desde los hombres más ricos del mundo, entre ellos el más rico del mundo, a los más pobres, los inmigrantes irlandeses e ingleses"

"Hace muchísimos años tuve un programa de radio dedicado al mundo del mar y desde la primera temporada, como era lógico, hablábamos el 14 y 15 de abril del Titanic. Tuve la oportunidad, la suerte y la satisfacción de entrevistar a nueve de los supervivientes. Con la que más hablé fue con Millvina Dean, con la tuve muchísima amistad y con la que celebré sus últimos tres cumpleaños. Fue ella la que me contó las historias que sucedieron a bordo del buque y cada dos por tres se le escapaban las lágrimas, no podía", explica Ferreiro sobre su propia pasión.

Y añade que parte también de este interés internacional es que allí iba una muestra de la sociedad, un reflejo perfecto de ella. "Embarcaron desde los hombres más ricos del mundo, entre ellos el más rico del mundo, a los más pobres, los inmigrantes irlandeses e ingleses que habían vendido todo para poder comprar un billete en tercera clase y hacer las américas, que es lo que hacen ahora los de África para intentar llegar a Europa. Las historias que sucedieron son impresionantes y te hacen engancharte. Como dice Cameron: 'El que coge el Titanic, ya no lo olvida nunca'".

Y fue Cameron el que más ha contribuido a mantener viva la historia porque no sólo dirigió la película para contar qué había ocurrido sino que, como declaró hace unos años a la CNN, se involucró en el proyecto porque quería bucear entre los restos del naufragio. "El Titanic era el Everest de los naufragios y, como buzo, quería hacerlo bien. Cuando supe que otros tipos habían buceado en el Titanic para hacer una película para IMAX, dije: 'Haré una película de Hollywood para pagar una expedición y hacer lo mismo'. Me encantó ese primer contacto, y quise más", aseguraba.

Y para enganchar a todo el mundo, eligió el relato. Esa historia de amor de la que todavía se discute si los dos entraban o no en la tabla. Porque, como explica Ferreiro, que ahora ha llevado su exposición del Titanic a Sevilla, "es muy difícil que seas capaz de contener las lágrimas leyendo lo que ocurrió. Son historias de amor, de entrega, de educación, de respeto... unos valores que ahora apenas cotizan pero que antes eran esenciales".

También cuenta que quizás fue un barco imantado desde el principio, ya que al acto de botadura del casco en Belfast aparecieron 100.000 personas, según la prensa de la época. "Algo inaudito. Incluso el alcalde de Belfast estableció una tasa para entrar en la ciudad durante esos días, y con ese dinero se construyó un hospital infantil. Y todavía no había nacido la leyenda. Es algo que va más allá de la razón", agrega.

Pero aunque el relato ha sido lo más atrayente, la aventura submarina ha sido otro de sus puntos fuertes y lo que ha devuelto sin aniversarios ni nuevos hallazgos al Titanic a la primera página de los periódicos.

!Fue Ballard, quizás sin querer, el primero en fomentar el lado humano al contar que había visto cientos de zapatos que contaban decenas de historias

Desde que sus restos se descubrieron por el oceanógrafo Robert Ballard, mientras realizaba una misión secreta para la Armada Americana en 1985, las expediciones no han dejado de sucederse aunque normalmente siempre con carácter arqueológico más que turístico. Fue Ballard, quizás sin querer, el primero en fomentar el lado humano al contar que había visto cientos de zapatos que contaban decenas de historias. Tras ese primer hallazgo y durante hasta hace apenas 5 años, fue visitada por varios científicos que pusieron los dientes largos a más de uno al contar que el barco está en un estado sorprendentemente bueno. Y desde hace muy poco, se han apuntado los multimillonarios.

La empresa OceanGate Expeditions anunció en 2017 el comienzo de sus viajes turísticos y muchos se apuntaron para participar en esta inmersión a 4 kilómetros de profundidad para ver los restos del buque más conocido de la Historia. Fue en 2021 cuando realizaron la primera, continuaron en 2022 y este año la primera comenzó a descender hace unos días y es noticia desde que le perdieron la pista.

"No quiero hablar mucho pero es alucinante. Hace unos días naufragaron cientos de personas en el mediterráneo, murieron más de 100 niños, y le hemos prestado una atención limitada en comparación con esta búsqueda. Es culpa nuestra, de cómo contamos las cosas, pero te diré algo: siempre he pensando que si me pasa algo en el mar, ojalá sea en un mar americano o canadiense", sentencia Ferreiro.