"En un estado de incertidumbre nos fijamos más en lo oculto, por eso ahora la sociedad está prestando más atención a este tipo de temáticas y las estamos abordando", asegura Guillermo Solana, director artístico del Museo Thyssen de Madrid, en la rueda de prensa de su nueva exposición, donde el hilo conductor no es un artista o un movimiento sino el misterio, la magia, la alquimia o la astrología.

Lo oculto, que abre sus puertas este lunes 1 y se podrá visitar hasta el próximo 24 de septiembre, usa las ciencias ocultas como hilo conductor. A través de 59 obras de arte escogidas por el propio Solana tanto de la colección de la baronesa Thyssen como de los fondos del museo nos cuenta la importancia que estas han tenido en el arte, a veces obvia y otras veces más escondida.

"Los museos estamos empeñados cada vez más en la relectura de nuestras colecciones, una nueva mirada a las obras de siempre"

"Los museos estamos empeñados cada vez más en la relectura de nuestras colecciones, una nueva mirada a las obras de siempre. Dedicamos a esto casi la mitad de nuestro tiempo", explica sobre cómo imaginó esta exposición que es la estrella del museo para este verano. "Estas nuevas perspectivas funcionan como un musical jukebox, en el que a través de una serie de canciones organizas un argumento, y nos permite contar otras historias y que el público observe las obras tradicionales de una manera más profunda", añade.

Cuadros muy reconocidos como el Cristo resucitado, de Bramantino, La piedad, de José Ribera, Calle de Nueva York con luna, de Georgia O'Keeffe, Campesino catalán con guitarra, de Joan Miró, Sueño causado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada un segundo antes de despertar, de Dalí, o Estudio para la cabeza y Corrida de toros, de Picasso. "Podrían haber sido un centenar de obras pero lo dejamos en 59, una de ellas la cerámica Cabeza de muchacha de Paul Gauguin", explica.

El retrato del doctor Haustein (1928), Cristian Hecha. EFE
La partida de naipes, de Balthus. EFE
Estudio para la cabeza y Corrida de toros , de Picasso. EFE
Sueño causado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada un segundo antes de despertar, de Dalí. EFE

"En todas estas obras hemos encontrado rastros de lo oculto que pueden documentarse. La tradición esotérica nos ofrece una serie de códigos para descifrar sentidos escondidos. Su valor consiste en revelarnos detalles y aspectos de las obras de arte que han pasado inadvertidos y proponernos nuevas lecturas heterodoxas", aseguran desde la institución y explican que han dividido la muestra en seis bloques para explicar mejor el por qué.

Son Alquimia, donde las pinturas del Renacimiento tienen un protagonismo especial. "Entró en declive con la revolución científica, pero su simbolismo persistió en el arte y reaparece con fuerza en el siglo XX, especialmente con el surrealismo donde se puede ver, por ejemplo, Árbol solitario, árboles conyugales (1940) de Max Ernst", afirman.

Y pasamos a la Astrología "con la observación e interpretación de los movimientos y posiciones de los astros para predecir el carácter y el destino de las personas". Aquí encontramos El evangelista de san Marcos, de Gabriel Mälesskiercher, Retrato de Matthäus Schwarz, de Christoph Amberger o Baco y Ariadna, de Sebastiano Ricci.

Luego a Demonología y Espiritismo y a Chamanismo y Sueños. "Durante las vanguardias de comienzo del siglo XX, muchos artistas dirigieron su mirada hacia las culturales tribales y se dejaron seducir por un conjunto de creencias y prácticas religiosas presentes en diversas sociedades indígenas, especialmente de Asia y América", explican y añaden que posteriormente "los surrealistas se apasionaron por los saberes del ocultismo y por algunas de sus prácticas, desde los estados de trance a la escritura automática". Y aquí, junto a Dalí, Ernst o Delvaus se pueden ver a artistas no adscritos al movimiento pero dentro del mismo hilo conductor como Christian Schad o Francis Bacon.

A todas estas obras, a todos estos apartados, se les unen 50.000 letras. El director artístico del Thyssen ha escrito un texto largo que acompaña por párrafos a las pinturas de la exposición. "Se que esto es muy criticado, tanto texto, pero teníamos que explicarlo bien así que hemos puesto bastantes carteles cerca de las obras", sentencia Solana.