María Elvira Roca Barea ha asociado su nombre a limpiar la Historia de España de la leyenda negra, pero esta malagueña lo que tiene en mente es el mapa del mundo, donde busca explicaciones y contexto. Empezó estudiando Roma y esta le llevó a estudiar los imperios, y en este punto se fijó en el Imperio español. 

Tras el éxito editorial de Imperiofobia acaba de publicar Fracasología, con el que ha obtenido el premio Espasa 2019. “Un estudio de España y sus élites, desde los afrancesados hasta hoy, en clave de entender de qué manera el argumentario de la leyenda negra, la visión hispanófoba de España, se aclimató a vivir dentro de España”, explica a El Independiente.

Para Roca Barea, que esa visión existiera fuera de España era normal, porque España era la potencia hegemónica a atacar, lo anómalo es cuando eso se muda y se acomoda en nuestro país. La historiadora apunta al momento en el que, junto con el afrancesamiento, se instala en Madrid “la visión francesa de España. Una parte importante de las élites españolas absorbe la visión de España que los franceses tienen y, a partir de ahí, ese discurso se convierte en dominante o, al menos, muy prestigioso”.

“Con Imperiofobia y Fracasología lo que he querido es hacer comprensibles determinados fenómenos históricos, sobre todo de opinión pública, con los que convivimos durante nuestra vida, generación tras generación, y a los que no nos enfrentamos. Nos incomodan, nos resultan desagradables, no sabemos muy bien por dónde van, pero el hecho es que le pasamos el problema a la generación siguiente. Seguimos enseñando, en los libros de texto, las mismas cosas que enseñamos, que normalmente tienen que ver con esa visión de España siempre decadente, atrasada, siempre perdiendo. En la historia de España no es todo maravilla y alegría, tiene hechos penosos y lamentables pero también tiene un lado bonito  y luminoso que merece la pena contar”, explica. 

En busca de contexto

Pero su mirada sobre España empieza ampliando el marco. “Intento abrir el foco de los problemas, porque eso te da pistas”, asegura a El Independiente. “Europa occidental está atravesando una crisis del Estado menguante, que yo le llamo, y esto trae, y traerá, cola. La sensación de incertidumbre está instalada en España y Europa occidental. En España no ha pasado nada que no haya pasado en Europa. Nosotros estamos con el foquito puesto en nuestras sentencias y en nuestras cosillas y yo procuro no fijarme en eso, porque intento ver lo que pasa en Dinamarca, Italia, Austria... y ver la ensalada como se va moviendo”. Y con esa perspectiva Roca Barea ve “que nuestra crisis territorial no es un fenómeno aislado ni peculiar de España. Tendemos a considerarlo así, pero no lo es. La balcanización es un fenómeno que está sucediendo en toda Europa Central”.

¿En qué momento una conquista se convierte en legítima o hay una conquista por la que no hay que pedir perdón?

Esto es lo que hace Roca Barea cuando abre el foco, mostrar que lo que hizo España en el pasado hay que ponerlo en contexto. Así se pueden abordar mejor dos de los temas que alimentan la leyenda negra: la Inquisición y la conquista de América, que siguen valiendo para atacar a España.  “¿En qué momento una conquista se convierte en legítima o hay una conquista por la que no hay que pedir perdón?- se pregunta-. Los aztecas llegaron al valle de México desde fuera y lo conquistaron, como hicieron después los españoles. ¿Por qué esa conquista es la buena y la de los españoles es la mala por la que tienen que pedir perdón?”. 

La historia de España, como cabeza de turco, sigue funcionando, y pone el ejemplo de California, donde “en la segunda mitad del siglo XIX con la fiebre del oro, exterminaron a la mayoría de la población indígena en cuestión de tres décadas, sin embargo, la culpa la tiene Cristóbal Colón que no pisó el territorio. Cualquiera que haya tenido que ver algo con el Imperio español acude él para buscar un culpable de lo que necesite y en el momento preciso que lo necesite”.

En Fracasología dedica un capítulo a detallar episodios de persecuciones religiosas por Europa, como la persecución de los judíos, que no eximen a la historia de España de nada, pero aportan información de contexto. La expulsión de los judíos de España no fue un capítulo aislado, sino que ocurrió en países como Francia donde la autora referencia la expulsión de cien mil judíos en 1305. Si preguntas a un francés difícilmente conozca este episodio, pero pocos españoles, con estudios medios, no conocen la expulsión de los sefardíes. 

Esta es la anomalía que la historiadora intenta buscar una explicación en Fracasología. “Lo europeo general se convierte en lo español en particular, fenómenos que eran propios de su tiempo en Europa han quedado como si fueran algo singular y único en España. La expulsión de los judíos es el episodio más grave de antisemitismo en España, pero si estudias el antisemitismo en Europa occidental... sin embargo, ellos no conocen sus episodios, pero sí la expulsión de 1492”.

La contextualización histórica es necesaria para comprender a esta autora en su análisis. “No puedes decir que los fenicios eran un pueblo horrible porque traficaban con esclavos. No es mentira, pero es que los romanos lo hacían y los cartagineses... todo el mundo lo hacía, porque era un actividad lícita sin condena moral alguna. Tú no puedes singularizar a los fenicios por aquello, pero tampoco puedes singularizar a los españoles porque tuvieran una Inquisición”, concluye. 

Políticos e historia

Si la historia se usó para atacar al Imperio español hoy sigue valiendo para atacar a España y para atacarse entre los políticos españoles. “La historia es la gran creadora de argumentarios, sólo hay que fijarse en nuestros nacionalismos balcánicos cómo andan construyendo historias”, pero, contextualiza una vez más, “si sirve de consuelo, no es algo exclusivo de nuestro país, pasa en otros países”. 

Es muy difícil que la historia no se convierta en objeto de manipulación

Lo peor es que no hay manera de exigir rigor histórico a los políticos. "Es muy difícil que la historia no se convierta en objeto de manipulación”, asegura la historiadora. “No hay manera de evitarlo, sólo se puede combatir con inteligencia, con solvencia y con rigor”. 

La asociación del franquismo con el Imperio español "fue una apropiación indebida de la historia de España". Pero para esta autora ya es hora de superarlo. "El franquismo se terminó hace 40 años. Que una dictadura use la Historia como si fuera suya, es normal, es una dictadura. Pero se acabó. Pero se acaba la dictadura y se sigue utilizando la Historia como herramienta política. Hay un empeño enorme en mantener la historia de España en los carriles del franquismo. Estaría Franco encantado”, asegura.

No superar esta relación entre el franquismo y la Historia, asegura Roca Barea, “es transversal, le pasa a gente de izquierdas y de derechas”. “Esa igualación del franquismo y el Imperio era lo que Franco quería. Le hemos entregado la historia de España al franquismo, y la historia de España hay que sacarla de ahí, de ese secuestro. La historia de España es la de todo el mundo”, concluye.