La crisis sanitaria del Covid-19, que congeló toda actividad en el exterior que tuviera que ver con la compra y venta de libros, ha afectado de lleno a las editoriales. Al igual que en el resto de sectores, sus trabajadores han podido continuar con su labor desde casa, aunque se han visto obligados a retrasar las novedades que iban a llegar en marzo y abril, hasta mayo, junio o julio.

"Teníamos preparada una biografía de Lenin de Victor Sebestyen que estaba prevista para la semana del 20 de abril, coincidiendo con el 150 aniversario del revolucionario", cuenta a El Independiente Claudia Casanova, directora editorial de Ático de los libros. Al igual que la tecnología ha permitido que la actividad no se detenga del todo, las editoriales están trabajando en el libro digital.

Además, han apostado por vender libros como La línea Salvaje de Delia Owens, en formato audiolibro, 'ebook' y papel, "y funcionó bien". Ahora están desarrollando más audiolibros, porque es algo "que tiene sentido en estos momentos. Aunque tras el confinamiento puede que sea un canal más, actualmente está a la orden del día", cuenta Claudia Casanova.

A diferencia de otras editoriales, Ático no ha puesto títulos gratuitos, porque consideran que "los libros tienen un valor que debemos defender". Desde la empresa afirman que detrás está el trabajo del editor, librero, autor, diseñador y maquetador y "hay que tenerlo en cuenta". A pesar de no compartir la campaña de la gratuidad, sí han puesto algunos libros a precios reducidos.

Otro ejemplo lo tenemos en la editorial Círculo de Tiza, que ha decidido bajar el precio de sus títulos en formato ebook un 50%: "Lo hacemos para fidelizar lectores", cuenta Eva Serrano, editora de la misma. Hay una tercera, Capitán Swing, que tampoco ha regalado libros, porque "hay muchas familias que viven de la cultura en general y del libro en particular", informa Verónica Vicente.

Sumándose a las diferentes iniciativas del sector del entretenimiento que han nacido a raíz del confinamiento, Ático de los libros ha organizado a lo largo de estas semanas, diferentes charlas con autores españoles. "Realizamos encuentros en función de la disponibilidad de los autores", cuenta Casanova.

Un ejemplo es el de Inma Rubiales, una escritora de 18 años que hizo un Instagram Live, en el que habló del proceso de publicación de una novela y su salto de Wattpad -la plataforma online para publicar libros de forma gratuita- a papel. "Son actividades complementarias que creo que se quedarán en el futuro, cuando todo vuelva a la normalidad. Son muy enriquecedoras para los autores, porque entran en contacto con sus lectores", explica la directora editorial.

Por su parte, Círculo de Tiza ha hecho sorteos de libros y una cadena de lectores, que consiste en que varios amantes de la literatura "se graben a sí mismos leyendo un párrafo del libro que más les guste de la editorial", cuenta Eva Serrano. Actualmente, están desbordados por la gran acogida que está recibiendo la iniciativa. De hecho, "Andrea Levy se sumó a la cadena de lectores y leyó un fragmento de David Gistau". Para Círculo de Tiza, proyectos como este hacen que los lectores se sientan menos solos durante el confinamiento.

"Hemos tenido a un autor hablando de su libro de matemáticas, que explicó a los más pequeños cómo hacer ejercicios", cuenta Verónica Vicente. También tienen planeado hacer un encuentro virtual con dos autoras, que abordarán la maternidad y la precariedad. De este modo, los lectores "estarán conectados con la editorial".

Con motivo del Día del Libro, autores como Carmen Sereno estarán interactuando con los lectores y harán firmas virtuales. ¿En qué consisten? Esta modalidad que ha precipitado el aislamiento, permite al escritor redactar una dedicatoria para "mi mujer o marido", que se enviará posteriormente a la persona que lo ha pedido.

A pesar de que están naciendo muchos proyectos literarios basados en el aislamiento, Eva Serrano "no confía nada en los libros inspirados en el confinamiento. De hecho, lo que más estamos vendiendo ahora son títulos alegres".

El sector editorial ha tenido siempre una "salud de hierro" y ha pasado por muchas crisis de las que salen adelante porque cuenta con "gente muy capaz y creativa". A pesar de que "se nos viene" una etapa difícil que puede que no "cese" hasta 2021, el sector del libro "saldrá adelante porque está muy acostumbrado a ello".

En relación con el futuro que nos espera con la vuelta a la normalidad, desde Ático consideran que este es "un tiempo de espera". Cuando la gente salga a la calle, "querrá ir a comprar en librerías". De hecho, en Francia e Italia, ya se puede ir a las tiendas a adquirir ejemplares: "Para evitar colas, los libreros piden a sus clientes que reserven cita". Según Casanova, los apasionados por la lectura echan de menos conversar con el librero o pedirle consejo. "Estas rutinas son como pasear o ir a una terraza, y la gente tiene muchas ganas de recuperarlas".

Uno de los aspectos positivos del aislamiento es que "ha hecho reconectar con el acto de leer con tranquilidad y calma. El ritmo frenético de trabajo y no parar, se ha visto interrumpido de esta forma", cuenta la directora editorial. Por su parte, Verónica Vicente concluye con el deseo de que "cuando se abran las librerías, se sigan vendiendo libros. Es la única manera de mantener vivo el sector".