Hay historias mil veces repetidas que sin embargo se esconden detrás de un inexplicable silencio. Unas veces se les llama tabú y otras huida del jalonado de momentos difíciles a los que nos reta la vida.

Laura Muñoz llama a eso vivir «en una taza de Mr. Wonderful». Porque así es como vivimos, «huyendo del miedo, el dolor y la incertidumbre». Y es curioso, porque pese a saberse la teoría, la toledana cayó en la trampa de sus propias palabras, quizá huyendo - puestos a decir -, pero en este caso, del duelo y la cara b de lo que a veces supone ser madre.

Laura Muñoz nació y creció en Quintanar de la Orden (Toledo), y desde allí empezó a viajar por el mundo. En la actualidad reside en Sudáfrica y Un nombre de guerrero es su primera obra publicada.

Si compartiéramos con sinceridad las dificultades a las que se enfrenta una madre, las expectativas serian más realistas»

laura muñoz

Se define como una mujer polifacética y curiosa, y, con ambas virtudes por delante, se dijo a sí misma un 'todo va a ir bien' antes de dar el pistoletazo de salida a 40 semanas en las que, por segunda vez, la evolución humana iba a prepararla para ser madre.

Prepararla a medias, porque la experiencia que rodea a la figura materna es casi un ritual. «Existe en el imaginario la idea universal de la madre feliz. La maternidad ha de aportar plenitud, y todo abismo de dolor se esconde. Nos estamos equivocando con esta idea. La maternidad tiene muchas aristas, momentos dolorosos, y no por ello ser madre es menos valioso. Si compartiéramos con sinceridad las dificultades a las que se enfrenta una madre, las expectativas serian más realistas».

Nada puede salir mal hasta que sale, y entonces el 'todo va a ir bien' se convierte en un intento de consuelo: 'No te preocupes, seguro que te quedas embaraza de nuevo', 'ya tienes un hijo, ya sabes lo que es'. Intento que a ella le sirvió de poco o nada.

Un nombre de Guerrero es la novela de una mujer que empezó a escribir para combatir la desmemoria y dar respuesta a una herida que necesitaba sanar; el aborto de un hijo deseado por un diagnostico médico «muy grave» que presentaba un derrame pleural o hidrotórax.

«Mi historia es la de una mujer perseverante y luchadora a la que le ocurre un hecho traumático que lo cambia todo. Tras ese diagnóstico, me enfrenté a una decisión que sabia que iba a ser mala, eligiera lo que eligiera. De alguna forma, sentí que necesitaba plasmar mis pensamientos por escrito, explorar cómo me sentía, combatir la desmemoria. Aproveché cada minuto libre para estar a solas y escribir, y de forma natural empezó a surgir un texto que poco a poco tomó forma de narración. Fueron surgiendo imágenes, recursos literarios… No fue premeditado, la novela salió como respuesta a una herida que necesitaba sanar», cuenta la autora en palabras para El Independiente.

La fecha límite de huida

Laura Muñoz sufrió la pérdida de su hijo hace ahora un año y medio. No fue un aborto espontáneo, sino una decisión tomada cuando su embarazo ya estaba avanzado.

Su fecha límite de huida, que acechaba cada vez más, tenía nombre y apellido: el día en que se cumplían 22 semanas de embarazo. Ese día, ella y su marido debían tomar una decisión y enfrentarse a la más grande de las batallas sin tregua que supone la maternidad.

«Nadie me habló de las complicaciones. Conoces las estadísticas, pero uno siempre piensa que le tocará a otro. En mi caso, yo tenía 37 años, no era una jovenzuela, que se suele decir, pero tampoco era tan mayor. Todos tenemos en mente la ecografía del tercer mes como punto de inflexión pero las complicaciones pueden surgir en todo momento. Hay familias que escuchan la terrible frase “no hay latido” apenas días antes de dar a luz».

Lejos de ser un libro de proclamas o activismo, Un nombre de guerrero, dice la propia autora, «es una historia dura pero fundamental para que las personas hablemos de estos temas. Se trata de hablar de sentimientos universales, situaciones que afectan a muchísimas personas de nuestro alrededor».

La muerte perinatal: ¿un tabú?

Sorprendida en sus palabras, la autora cree que «la aceptación del aborto es más amplia» de lo que ella misma se imaginaba: «Amigos de signo político de todo tipo, religiosos y no religiosos, me han apoyado» y, ¿cuál es entonces el problema? «Vivimos en una sociedad a la que le cuesta mucho enfrentarse a situaciones dolorosas, las evitamos. Miramos hacia otro lado y no solucionamos nada, mas bien, aumentamos la frustración y la franja del silencio», responde.

La aceptación del aborto es más amplia de lo que yo misma me había imaginado.

laura muñoz

La historia, narrada en 104 páginas, es ahora un altavoz con el que la autora pretende no solo «ayudar a mujeres que han pasado por algo parecido», sino concienciar a un público más amplio acerca de lo que significa una decisión como la de abortar cuando se trata de un embarazo deseado.

«Tras dar a luz a mi primer hijo, pero también después de lo que he vivido, tengo una concepción de la vida mucho más trascendente. No se trata de estar alegre todo el rato, sino de vivir con sentido. Es un concepto mucho más rico. Compartir mi historia es la forma más hermosa de transformar el dolor en algo fundamentalmente bello. Eso sí, no ha sido fácil».