Quand il me prend dans ses bras / Il me parle tout bas / Je vois la vie en rose... Incluso para los que no saben hablar francés, estas frases evocan con su simple lectura la suave melodía conformada por el conjunto de la trompeta, el piano, el contrabajo y la guitarra que acompañan a la voz de una composición tan simbólica como La Vie en Rose.

Una canción que un 9 de octubre de 1946 su autora, la cantante Édith Piaf, grababa en París; y con la que regalaba a todos sus oyentes un canto al amor más puro e intenso: el cosquilleo en el estómago, el deseo de nunca separarse de esa persona amada y la felicidad infinita al gozar de su compañía.

Édith Piaf, una vida de dolor y desamores

Detrás de la dulce y poderosa voz que completa esta canción se encuentra la artista que logró consagrarse como una de las damas francesas por excelencia hasta su temprana muerte a los 47 años: la parisina Édith Gassion (1915-1963). Apodada como "Édith Piaf" - nombre con el que se hizo mundialmente conocida - o "la Môme Piaf" ("el pequeño gorrión") por su pequeña complexión, esta intérprete no fue precisamente afortunada en el sentimiento al que canta, ni gozó de una vida especialmente feliz.

Proveniente de una familia de artistas - su padre se dedicaba al circo, mientras que su madre era cantante callejera -, con tan solo 7 años fue abandonada al sufrir una ceguera. De ella se hizo cargo su abuela, cocinera en un burdel, espacio en el que pasó muchas horas de su vida. La pequeña Édith vivió rodeada de la música que inundaba la noche de la capital francesa y de prostitutas, quienes unieron sus ahorros para mandar a la futura cantante a la peregrinación hasta Santa Teresita de Lisieux, donde se dice que el milagro se obró y recuperó la visión.

Durante su adolescencia ya había conseguido actuar en varios cabarets parisinos gracias a su diferente voz pero, tras sufrir golpes muy duros en su juventud como quedarse embarazada a los 16 años en una situación de pobreza y la muerte de su bebé por meningitis, por fin a los 20 años parecía que la vida le sonreía. En 1935 era descubierta por uno de los grandes nombres del mundo de la noche: Louis Leplée, quien un año después financió el primer álbum de Piaf.

Aunque su figura comenzó a crecer dentro del sector musical y ya en los años 40 había conseguido hacerse un nombre en este espacio, esa tranquilidad de la que parecía que comenzaba a gozar saltó por los aires al entrar Francia en la mayor contienda de la historia: la Segunda Guerra Mundial. Aunque estos años fueron claves para su crecimiento profesional, durante este tiempo llegó a ser considerada simpatizante de las Potencias del Eje por actuar para los alemanes durante la ocupación nazi de su país. Sin embargo, se dice que colaboró de forma encubierta con la resistencia francesa, facilitando mapas y brújulas a los presos del bando aliado.

La intérprete de Sous le ciel de Paris, Padam, Padam o Non, je ne regrette rien fue también especialmente desdichada en su vida romántica. Aunque la pasión no le faltó gracias a una larga lista de amantes, su verdadero amor fue el boxeador Marcel Cerdan, quien estaba casado al inicio de su idilio con la artista y murió víctima de un accidente aéreo en 1949.

El final de su vida fue tan trágico como el de su amado: consumida por el alcohol y las drogas, Édith Piaf murió por un cáncer hepático, responsable en parte por sus múltiples excesos.

Les Choses en Rose

Volviendo a los años 40, fue a mediados de esta época cuando la cantante compuso este himno del amor acogido con orgullo por todo francés. Recién terminada la contienda, en 1945 "el pequeño gorrión" vivía su mejor momento a nivel profesional. Además, disfrutaba de su romance con el seductor actor y cantante Yves Montand. Parecía que nada podía salir mal.

Aprovechando el bonito momento que vivía, la cantante escribió de su puño y letra el poema que serviría más tarde como texto de la canción. Pero su falta de conocimientos musicales más allá de su experiencia en los clubs de París complicaban la elaboración de una melodía que acompañase a sus palabras.

Tras consultar con Marguerite Monnot - amiga y compositora de algunos de los grandes éxitos de la artista, como L'Hymne à l'amour o Milord - sus dudas sobre la música y no lograr llegar a una conclusión sobre cómo debía sonar la canción, acudió al pianista y compositor Louis Gugliemi. A diferencia de Monnot, Louiguy - como mejor era conocido - fue capaz de comprender la idea que se encontraba en la cabeza de la cantante, ayudándola en la creación de la melodía.

Y, aunque la interpretación de Piaf fue la que logró fama a nivel mundial, inicialmente la voz cantante no fue la suya. Se dice que La Vie en Rose fue una canción escrita para su amiga y cantante Marianne Michel en la terraza de una cafetería, quien grabó una versión a xilófono. Es más, habría sido ella la encargada de renombrar la famosa canción, que en un inicio habría sido titulada como Les Choses en Rose.

Éxito absoluto en EE.UU.

La publicación maravilló a los compatriotas de Édith Piaf, pero lo que realmente fue una verdadera sorpresa fue la reacción que la melodía francesa provocó sobre el público estadounidense. Más de un millón de copias fueron vendidas, lo que para la época era todo un hito, más aún considerando que la intérprete era completamente desconocida al otro lado del charco.

El país, que por entonces comenzaba a hacer notables sus reticencias con la política comunista de la URSS tras la Segunda Guerra Mundial, quedaba encandilado por la voz de la pequeña mujer, que llamaba la atención por carecer de todo el glamour que desprendían las estrellas de Hollywood de la época.

Los artistas americanos quedaron a los pies de La Vie en Rose, tanto es así que muchos de ellos decidieron versionarla. Una vez su letra fue adaptada al inglés por Mack David, seis versiones de cantantes estadounidenses lograron llegar a la lista Billboard en los años 50: Tony Martin, que ocupó el noveno puesto; Paul Weston (12º), Bing Crosby (13º), Ralph Flanagan (27º), Victor Young (27º) y Louis Armstrong (28º). Además, la autora de la famosa canción logró llegar a la vigésimo tercera posición dentro de la lista.

Ni siquiera con el paso del tiempo ha quedado en el olvido. La célebre canción fue adaptada al estilo bossa nova de la mano de la modelo jamaicana Grace Jones en 1977, al igual que hizo la diva de la música disco Donna Summer en 1993. Tampoco olvidar las innumerables ocasiones en las que el sonido del piano con el que se da inicio a la melodía se ha podido escuchar en películas, como en la interpretación de Lady Gaga en Ha nacido una estrella; y en las que artistas actuales como Céline Dion, Julio Iglesias o Andrea Bolleci han cedido sus voces en esta canción.

La Vie en Rose ha demostrado ser un clásico que nunca defrauda, que siempre gusta cantar y escuchar cantar. Ahora que se cumplen 75 años de su presentación ante el público francés e internacional, La Vie en Rose continúa siendo el emblema de los enamorados y todo un distintivo del país con la capital más romántica del mundo.