Si paseas estos días por Madrid verás una campaña de publicidad promocionando la natalidad aludiendo a la Movida madrileña, algo así como que tener un hijo es una movida. En la imagen de la campaña aparece un bebé con una pequeña cresta. Así es como el tiempo y la publicidad transforman las cosas. De aquella Movida, de verdad promovida por el Ayuntamiento, Madrid se convirtió en los 80 en el epicentro de la música y su industria. Las televisiones y las radios nacionales eran las grandes plataformas de lanzamiento de las bandas. Lo punki, entonces, estaba en la calle.

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La “música madrileña” copaba los éxitos musicales y las otras movidas del país tuvieron que hacerse hueco entre aquel monstruo de la nueva ola. Hubo otras movidas por todo el país, en Galicia, en Asturias, en Barcelona, en Bilbao o incluso antes en Andalucía. Era el pulso de una generación, la de la población juvenil más numerosa de la historia del país, la del baby boom, los nacidos entre finales de los 50 y los 70. La que llenó de niños los colegios del país, primero y luego sus bares y discotecas.

Robe Iniesta (1962-2025) y Jorge Martínez (1955-2025), que la casualidad ha querido que mueran con un día de diferencia, fueron parte de ese movimiento tectónico generacional, pero ellos estaban en la vanguardia musical. El primero en Extremadura y el segundo en Asturias, en concreto, en Plasencia y en Gijón. Martínez y sus Ilegales, nacieron mucho antes que Extremoduro, pero los dos tienen un origen común, el punk. Una irreverencia y una provocación en vena que se convirtieron en el motor musical y vital de muchos de los jóvenes que vivían su tiempo. 

La Gijón de finales de los 80 y comienzos de los 70 en la que Jorge Martínez crea sus bandas -los Madson, los Metálicos y, finalmente, Ilegales- era una ciudad en la que la heroína y las peleas eran compañeras habituales de las noches. Martínez era un rara avis de aspecto mod y espíritu punk que paseaba por la ciudad sin separarse de su palo de hockey, para romper cosas o partir caras, según le condujeran las dexidrinas.

En aquel momento el grupo de referencia asturiano era Stukas, que editó Hazañas bélicas -su mayor éxito- en 1981. Rock más popero y popular que contrasta con lo que habita en la cabeza de Jorge Martínez. “No fumes marihuana ni esa mierda de hash, sabes que la heroína te coloca más, llámame yo soy el proveedor”, decían la letras de Madson, su primer grupo. 

Ya como Ilegales, Jorge Martínez paró un concierto para iniciar una pelea histórica contra los Stukas. El líder de la banda, desde el escenario se cagó en “la puta madre de los Stukas”. Esa noche compartían cartel y los Stukas ponían las luces, pero sólo dejaron un foco apuntando al cantante, lo demás quedó en la oscuridad. A la tercera canción Jorge Martínez se lanzó lleno de ira sobre los Stukas y se lio.

La provocación era parte fundamental de los Ilegales, que cantaban la canción Heil Hitler y se ponían gorras del ejército alemán. El salto nacional de Ilegales se produjo gracias a un concurso musical que puso a la banda en el radar de los principales periodistas musicales como Jesús Ordovás. No cambió mucho a la formación, continuó unos años repartiendo palos por escenarios de toda España. La banda pasó por la mítica sala Rockola; allí el cantante de Ilegales se volvió a pelear con los de Gabinete Caligari, mientras Santiago Auserón intentaba contener a Martínez. 

Robe contra el ayuntamiento de Plasencia

Los comienzos de Robe Iniesta fueron más duros que los de Jorge Ilegales. Entre 1983 y 1985 forma parte de Dosis Letal, que ensayaba algunas veces en el taller de chapa de su padre. Una época en la que heroína se metió en su vida, pero de la que puso salir para formar Extremoduro. Entre 1987 y 1989, decide centrarse en la música y formar una nueva banda. Grabaron una primera maqueta en Madrid y, poco después, impulsan el Colectivo de Músicos de Plasencia, usando la antigua Casa de la Salud como punto de reunión, ensayo y promoción de los grupos locales. 

El colectivo nace con vocación de apoyo económico y logístico a los músicos, pero apenas consigue articularse y se topan con la evidente falta de apoyos institucionales. Aquí, la movida, no era promovida. 

Robe entra en conflicto con el ayuntamiento de Plasencia que se gasta el dinero en llevar bandas de Madrid pero no es capaz de apoyar mínimamente a los músicos locales. La falta de apoyo institucional era un clamor en Extremadura hasta el punto que la creciente masa social de seguidores llena Extremadura de pintadas de bellotas en apoyo a la formación. “Bellotas pintadas hay ya por todos los pueblos, por todos lados. La gente tiene algún rollo con el ayuntamiento, que nos identifica a nosotros como subversivos, y esa es la manera de protestar que tienen. A nosotros nos parece estupendo", dijo Robe en su momento.

La polémica estaba servida en la muralla medieval de Plasencia también se habían pintado. “La muralla se hizo para que nos defendiéramos los placentinos. Se hizo para eso, para que los placentinos nos defendiéramos. La gente que lo ha hecho creo que lo que pretende decir con ello es que la juventud, en Extremadura, no se nos respeta para nada", dijo Robe.

Cuando por fin pudo tocar en su propia localidad, las críticas de la prensa fueron demoledoras, les calificaron de incivilizados por sus letras. Su dedicación de superviviente de la música es lo que hace de Robe otro punko, no tanto por su música sino por su espíritu de buscavidas que vende su música con participaciones a la gente, su choque con la autoridad y sus letras transgresoras.

Esta de Jesucristo García, pertenece a Rock transgresivo su primer álbum que lleva al rock por territorios del punk y definen la música de la formación.  

No, yo no soy Jesucristo García. A mí no vienen a verme los enfermos, a mí viene a verme la gente sana y les pongo a todos ciegos. 
Nací un buen día, mi madre no era virgen
No vino el rey, tampoco me importó
Hago milagros, convierto el agua en vino
Me resucito si me hago un canutito.
Soy Evaristo, el rey de la baraja vivo entre rejas, antes era chapista Los mercaderes ocuparon mi templo Y me aplicaron ley antiterrorista.

¿Cuánto más necesito para ser Dios, Dios, Dios? ¿Cuánto más necesito convencer? 

Escuchando Jesucristo García, la España de 2025 en la que triunfa una Rosalía creyente y espiritual con Lux, no parece la misma. Ni la Asturias en pie de guerra por el paro y el cierre de los astilleros que se refleja en El norte está lleno de frío de Ilegales, ni la Extremadura que hoy abraza cada vez más a un Vox al que Robe no podía entender que se le vote.

Plasencia ha decretado tres días de luto, ha puesto un libro de condolencias en el Consistorio y deja sus banderas a media asta en señal de duelo por su fallecimiento. Que baje Evaristo y lo vea. 

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