Este lunes 7 de julio, san Fermín, dio inicio la 41ª edición de los Veranos de la Villa, donde habrá programaciones musicales, teatrales, de danza, exposiciones, performance, cine… En la explanada del Puente del Rey, en pleno Madrid Río, La Fura dels Baus abrieron la cita cultural y artística con su particular aproximación a la ópera Carmen, de Bizet.
Con motivo del aniversario del estreno de la famosa ópera, Carmen: 150 años, al aire libre, a merced del viento y bajo un techo de estrellas, es un chorro de imaginación y de luz, de vuelos de algunos personajes, ante una escenografía que se mueve, las ramas de los grandes árboles que sirven de pantalla lumínica.
Ponen la música los maestros e instrumentos de la Banda Sinfónica Municipal de Madrid, pétalos de un gran ramo sonoro al albor de la luna, dirigidos por Jan Cober.
Toman cuerpo de Carmen dos grandes intérpretes, del canto y de la danza, Maite Alberola y Esmeralda Manzanas y acompaña a Esmeralda como pareja de baile, de la Compañía Antonio Gades, Álvaro Madrid. Juntos serán Carmen y don José. El bailarín internacional Sergio Bernal representa al torero Escamillo.
España eterna e ingrávida
Después una cuadrilla de bandoleros o subalternos, de peones o mozos de espadas, o de astronautas o personajes distópicos, se enmarañan en fuegos de artificio, en toros etéreos, en arañas estelares, desafiando la atracción gravitatoria de la tierra, aunque tengan que ayudarse por una gigantesca pluma hidráulica.
El arranque de los Veranos de la Villa, con una gran afluencia de público, demuestra que los madrileños están ávidos de espectáculos, de propuestas atrayentes, de curiosidad artística, por mucho que Madrid, precisamente, tenga habitualmente una oferta tremenda en todos los ámbitos de la cultura.
Vibrantes apuestas por la innovación, por la creatividad sin cortapisas, por la inquietud de acudir a estos eventos para huir de la rutina, olvidarse un poco del calor, dejar el tedio de todos los días.
La fuerza de la pasión
Pero, volviendo a Carmen, ese personaje paradigma de la libertad, la expresión de las emociones, la fuerza de la pasión, el empuje necesario de la mujer como dueña de sí misma nos la traen La Fura dels Baus en una vistosa representación que brota de la noche, que recorre sin vértigo las escenas principales, que traslada al puente el ánimo veraniego de optimismo. Los que nos quedamos en Madrid tenemos un mapa de propuestas con gustos para todos los colores.
La Fura dels Baus trasladan la acción al aire, al deseo oscuro sin folclore manido, a una tauromaquia donde no sufre ningún animal, a la música que hace que las golondrinas vuelen en la noche, a la imaginación sin forzar de estímulos visuales, y todos los órganos internos y externos del cuerpo se mantienen en alerta. La canícula no podrá con el estímulo de celebrar que no debemos buscar motivos para celebrar, y están ahí, al alcance de nuestros espacios.
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