Margarinas que te ayudan a bajar el colesterol, yogures que te ayudan a regular el tránsito intestinal o galletas enriquecidas en hierro. Cada vez más productos alimenticios venden beneficios para la salud en sus etiquetas. Lo que no dicen, o al menos no está tan claro en el etiquetado, es que muchos de estos productos, casi ocho de cada 10, no son saludables. Más que salud, mucho cuento.

Esta denuncia, que ha lanzado la Alianza por una Alimentación Saludable (que forman diversas organizaciones como VSF Justicia Alimentaria Global, SESPAS, COAG o Medicus Mundi) dentro de su campaña "Dame Veneno", hace hincapié en la confusión que genera a los consumidores la normativa actual sobre etiquetado.

Sobre los productos que aseguran aportar beneficios para la salud (las llamadas alegaciones nutricionales), la alianza promueve el desarrollo de perfiles nutricionales que valoren el alimento de forma global. "Te enriquecen un alimento no saludable con un ingrediente que tiene aprobada una alegación nutricional y listo. Nosotros reivindicamos que se valore el producto por todos sus ingredientes y solo se pueda etiquetar si es saludable", ha afirmado Javier Guzmán, director de VSF Justicia Alimentaria Global, que ha criticado también que, aunque la Unión Europea desarrolló técnicamente los perfiles nutricionales para poder ponerlos en marcha, "la mayoría de los Estados Miembros votó en contra de su aplicación".

El etiquetado resulta, además de laxo, confuso. Según los datos de la alianza, seis de cada 10 personas no entiende prácticamente nada de lo que lee en el etiquetado sobre los valores nutricionales y los ingredientes de los alimentos. Al 70% le gustaría que las etiquetas fuesen más claras y que la letra no fuese tan pequeña (al 55%).

 

Si el consumidor no sabe qué está comiendo, no puede adoptar cambios en su dieta: "El problema con el azúcar no son las torrijas. El 75% de la cantidad que consumimos diariamente está invisibilizado", ha afirmado Guzmán. Los datos de la campaña son esclarecedores, la gente quiere reducir el consumo de azúcar - desde 1980 la ingesta de azúcar de mesa se ha reducido a la mitad - pero la realidad es que el consumo total de azúcar ha aumentado un 20%.

El respaldo de asociaciones profesionales como la Sociedad Española de Pediatría o la Fundación del Corazón a determinados productos también es objeto de denuncia por parte de la Alianza por una Alimentación Saludable. "Ponen su sello, por ejemplo, en determinadas galletas que contienen muchísimo azúcar, con lo que ese sello significa para los padres", asegura Miguel Ángel Rollo, de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria.

Menos productos azucarados

Para conseguir efectos en la dieta no basta con que se apruebe un nuevo impuesto como el de las bebidas azucaradas recién aprobado en Cataluña, según la Alianza por una Alimentación Saludable. "Defendemos el gravamen pero creemos que para que sea disuasorio - y no solo recaudatorio - debería ser del 20%, el que se ha aprobado es insuficiente. Y además, creemos que debería encuadrarse dentro de una política fiscal alimentaria que incluya un IVA cero o reducido para todos los productos saludables, como los frescos y el aceite de oliva", reivindica Rollo.

Para la Alianza, esa política global sería clave para democratizar el acceso a la alimentación saludable: "El 44% de la población no puede seguir una dieta saludable por falta de recursos económicos", denuncian desde la entidad que dedicará este año a reunirse con las distintas administraciones públicas territoriales para extender las peticiones de la campaña Dame Veneno.