Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de mortalidad entre mujeres, que mueren un 6% más que los hombres por enfermedades del corazón. Sin embargo, uno de los principales problemas con el que los cardiólogos se encuentran es que la mayoría de las mujeres que sufren un ataque al corazón no son capaces de identificarlo como tal y tardan más tiempo que los hombres en solicitar asistencia sanitaria, por lo que la labor de educación sanitaria de la población es clave para aumentar la supervivencia en estos casos.

Tras la menopausia, el riesgo de infarto en las mujeres aumenta considerablemente

La enfermedad cardiovascular en la mujer es diferente en muchos aspectos respecto al hombre. En estas diferencias intervienen factores biológicos y socio-culturales. Los factores de riesgo, síntomas de alarma, causas del infarto, diagnóstico y tratamiento presentan características diferenciales. Un factor importante lo tienen las hormonas femeninas. “El problema llega cuando se alcanza cierta edad, como a partir de la menopausia, ya que con su aparición se pierde el factor protector de los estrógenos y el riesgo de infarto en mujeres aumenta considerablemente. Todo esto añadido a que además padecen más comorbilidades debido a la edad de la paciente”, explica la doctora Paola Beltrán, vocal de la Sección de Riesgo Vascular y Rehabilitación Cardiaca de la Sociedad Española de Cardiología,

Existe la creencia general entre las mujeres de que las enfermedades cardiovasculares son cosa de hombres, así se despreocupan más en temas de prevención. Según Beltrán, “es fundamental sensibilizar a la mujer del riesgo cardiovascular, ya que tanto la prevalencia como el diagnóstico y el tratamiento tienen carácter diferencial por género, especialmente en el caso de la cardiopatía isquémica”. “Las mujeres tienen como temor principal el cáncer de mama, cuando las enfermedades cardiovasculares son responsables de muchas más muertes al año”, añade.

Las mujeres creen que las enfermedades cardiovasculares son cosa de hombres

Por todo ello, la importancia de educar a la población y, especialmente, a los familiares y acompañantes de la paciente a la hora de distinguir la diferencia sintomática entre sexos es fundamental de cara a actuar con rapidez y eficacia ante un accidente cardiovascular en mujeres. Campañas como Mujeres por el Corazón, impulsada por la Fundación MAPFRE, la Fundación Pro CNIC, Fundación Española del Corazón y la Comunidad de Madrid, tienen como objetivo sensibilizar a la ciudadanía, y especialmente, a las mujeres, para que sean capaces de reconocer los síntomas de un infarto.

Uno de los principales problemas es que los síntomas del infarto femenino pueden confundirse con los de otras enfermedades:

  • Molestias en el pecho. Presión incómoda en el pecho y sensación de dolor en el centro del pecho que puede durar unos minutos, o bien desaparecer y volver a aparecer.
  • Dolor en uno o ambos brazos, en la espalda, el cuello, mandíbula o estómago.
  • Cansancio. Falta de aire, acompañada o no de dolor en el pecho.
  • Otros signos. Sudor frío, náuseas o mareo.

Este es uno de los principales problemas que los cardiólogos se encuentran en consulta ya que la mayoría de las mujeres que sufren ataques al corazón no son capaces de identificarlo como tal y tardan más en acudir al especialista. Al igual que en los hombres, el síntoma de infarto más común entre las mujeres es el dolor de pecho o malestar. La diferencia es que, en el caso de las mujeres, existe mayor tendencia a experimentar otros de los síntomas comunes, en particular falta de aire, náuseas, vómitos y dolor de espalda o mandíbula, que a menudo se confunden con ansiedad o se les resta importancia vinculándolo a molestias leves.

Las mujeres tardan 16 minutos más que los hombres en acudir a urgencias tras los primeros síntomas de infarto

Debido a ello, se acude al centro sanitario sin mucha urgencia, tal y como apuntó el Observatorio Regional Bretón sobre el Infarto de miocardio (ORBI), las mujeres tardan 60 minutos desde que perciben los primeros síntomas hasta que piden asistencia médica, frente a los 44 minutos de los hombres. Eso afecta también a la hora del tratamiento dado que el diagnóstico es tardío y, por lo tanto, resta eficacia a la medicación o tratamiento prescrito.