Más de la mitad de los niños de 6 a 12 años puede tener un problema de visión no corregido, pero solo una de cada diez familias lo sospecha, según se desprende de un estudio sobre la salud de los ojos de los alumnos de Primaria, que constata que una mala visión puede ser el detonante de fracaso escolar. Estas son algunas de las conclusiones del informe "El estado de la salud visual infantil en España 2019. ¿Cómo ha variado desde 2016?, que se ha realizado a partir de distintas pruebas realizadas a 7.535 alumnos de Primaria, repartidos por las distintas comunidades autónomas, sobre todo de Madrid, Andalucía y Cataluña.

En las pruebas visuales de este estudio, desarrollado por la asociación "Visión y Vida" y presentado este miércoles, la jornada anterior a que se celebre el Día Mundial de la Visión, el 56,3 % de los menores ha fallado una y podría tener un problema visual no corregido. Sin embargo, solo el 11,4 % de los familiares ha sospechado que podía tener ese problema, a pesar de que una de cada cinco familias ha notado, como mínimo, uno de los síntomas que hace intuir de la existencia de un problema visual.

Entre esos síntomas que hacen presumir de un posible problema están ver la televisión desde muy cerca, leer también muy cerca un texto, levantarse mientras se hacen deberes, irritación de los ojos o rechazo a la lectura. Unas señales, que los padres, según la optometrista y coordinadora de Visión y Vida, Elisenda Ibáñez, no han sabido interpretar y que, en muchos casos, no se ha relacionado con la existencia de esos problemas visuales.

De ahí la importancia de realizar una revisión anual de los ojos a los niños, según el vicepresidente de la asociación, Luís Bielsa, quien ha ahondado en la idea de que los principales problemas de visión no siempre son los más evidentes. No solo existen la miopía, hipermetropía, el astigmatismo o el ojo vago. También hay otras alteraciones visuales que afectan sobre todo a la acción conjunta y coordinada de ambos ojos -disfunciones binoculares- o problemas acomodativos, que son las que suelen pasar desapercibidas, según Bielsa.

Por eso, según ha explicado, "el miope con una sintomatología evidente es un buen estudiante, que no tiene problemas de fracaso escolar". Sin embargo, el compañero que tiene una buena agudeza visual de lejos, pero cuenta con una insuficiencia de convergencia "tendrá problemas en la lectura y esta deficiencia puede pasar desapercibida si no se le hace un examen completo". Para frenar los problemas de visión, hay que adoptar medidas de prevención porque los ojos se enfrentan constantemente a situaciones de tensión, como el uso de dispositivos electrónicos a distancias cortas, cuando los ojos están concebidos para ver de lejos.

Los pequeños estudiantes, y los más mayores también, deben establecer periodos de descanso de veinte segundos tras veinte minutos de actividad prolongada de vista de cerca. Veinte segundos, en los que tienen que mirar de lejos, a una distancia de unos seis metros.