Por si fuera poco el tener que cambiar la dieta que llevaban hasta ese momento, las personas a las que se les diagnostica la alergia a un alimento, o bien la celiaquía, deben saber que es vital para ellos leer ambién el etiquetado de los medicamentos. Sí, algunos contienen alimentos por lo que puede ser peligroso.

En concreto, la doctora Arancha Plaza, alergóloga del servicio de Alergología del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, alerta de que los alérgenos pueden encontrarse entre los componentes de los medicamentos: un principio activo y los excipientes, pero además pueden contener impurezas o residuos del proceso de fabricación, que normalmente no figuran en la composición del medicamento. “Es, en estos casos, donde el riesgo de reacción es mayor puesto que la concentración de alérgeno también es mayor”, advierte.

Mientras, la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) lamenta que el problema para los pacientes con alergia a alimentos es que, mientras es obligatorio que los fabricantes declaren la composición completa del principio activo en los prospectos y en la ficha técnica de los medicamentos, no existe la misma obligación para los excipientes, y son muchas las sustancias potencialmente alérgicas que forman o pueden formar parte de ellos, como las proteínas lácteas, la lactosa, las proteínas del huevo, o el cacahuete, por ejemplo.

“La industria farmacéutica sólo debe incluir los alérgenos que figuran en un listado de declaración obligatoria. La lista de excipientes que los fabricantes deben declarar obligatoriamente y los que no están obligados a hacerlo es muy limitada, y va cambiando según las consideraciones de la Agencia del Medicamento Europea. Normalmente va en concordancia con el tipo de ingredientes que más se usan en la elaboración de los medicamentos”, agrega.

No se trata por tanto de un problema menor porque, según puso de manifiesto un trabajo publicado en marzo de 2019 en la prestigiosa revista científica ‘Science Translational Medicine’, titulado ‘Inactive ingredients in oral medications’, sólo en los 42.052 medicamentos por vía oral analizados en el trabajo, hay 354.597 ingredientes inactivos, y 38 de esos ingredientes podría generar algún tipo de reacción adversa. “Identificarlos por parte del consumidor puede ser un problema de primer orden para quienes tienen alguna alergia alimentaria”, sostiene la SEAIC.

Qué aparece y qué no en los etiquetados de medicamentos

Así, la Sociedad Española de Alergología recuerda que, según la última actualización publicada por el Ministerio de Sanidad de 2018, estos son los alérgenos que se deben incluir en la ficha técnica de los medicamentos:

  • Los azúcares como la glucosa
  • la fructosa, la galactosa y la lactosa (no proteínas lácteas)
  • el gluten
  • algunos aceites, como el de cacahuetes, de soja y de sésamo
  • el almidón de arroz, maíz y patata, así como sus derivados
  • el almidón de trigo, avena, cebada, centeno y sus derivados, que contienen gluten.

Eso sí, llama la atención sobre el hecho de que no están incluidos el huevo, las proteínas lácticas, el pescado y sus derivados, el marisco, los frutos de cáscara, la soja, los altramuces, el apio y derivados, así como la mostaza y sus derivados.

“La legislación actual no es clara con respecto a la declaración obligatoria de la composición de excipientes y aditivos alimentarios en los prospectos de los medicamentos”, lamenta la doctora Plaza, por lo que aconseja que tengan especial cuidado las personas con alergia severa (anafilaxia) a los alimentos más frecuentemente implicados, como la leche y el huevo, además de que presten especial atención los
pacientes que sean celíacos.

Por eso, a continuación la alergóloga del servicio de Alergología del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid describe algunos ejemplos de medicamentos implicados en la alergia a los alimentos:

  • Alergia a Huevos:
    • La ‘Lisozima’ es una proteína que se obtiene a partir de la clara de huevo o por biofermentación. En caso de que no se especifique la procedencia deben evitarse los fármacos con lisozima en pacientes con alergia a huevo. Ejemplos: Bucometasana, Lizipaína, Disneumón pernasal, Lisozima, Trofalgón.
    • La ‘Ovoalbumina’: Es un alérgeno importante de la clara de huevo. Los pacientes alérgicos deben evitar: Ferrimanitol ovoalbúmina (Ejemplo: Ferroprotina ampollas, Kilor sobres, Profer granulado); los suplementos proteínicos (nutrición deportiva); la vacuna antigripal, contra la fiebre amarilla, y la antirrábica purificada. “La vacuna de la triple vírica no está contraindicada en bebés con alergia a huevo puesto que contiene una baja concentración de proteínas derivadas del huevo”, matiza la especialista.
  • Alergia a las proteinas de leche de vaca:
    • El hierro proteinsuccinilato se emplea en el tratamiento de la anemia y contiene una alta concentración de proteína, por lo que debe ser evitado en pacientes con alergia a la leche.
      Ejemplos: Lactoferrina, Ferplex, Ferrocur.
      “La lactosa no es una proteína de la leche sino un azúcar, por lo que puede ser ingerida
      por alérgicos a las proteínas de leche de vaca. Puede de ser de origen sintético o animal.
      En casos de alergia severa a la leche se prohíbe la ingesta de la lactosa, siempre que no
      se especifique la procedencia por el posible riesgo de contaminación con proteínas de
      leche de vaca en el procesamiento industrial”, precisa la doctora Aránzazu Plaza.