
Una persona sostiene un teléfono.
Los estafadores han hallado ya en el COVID-19 una nueva oportunidad de negocio en EEUU, Canadá o India. El sistema de rastreo de contactos a través del teléfono para controlar la epidemia se ha convertido en la nueva fórmula de los cacos para intentar robar datos personales o incluso bancarios.
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