El ministerio de Sanidad ha introducido un cambio en la Estrategia de detección precoz, vigilancia y control de Covid-19 por el que establece que los contactos estrechos de infectados por la variante ómicron -o sospechosos de ellos- tendrán que guardar cuarentena aunque estén vacunados.

Esto supone una importante novedad ya que, desde hace meses, las personas vacunadas estaban exentas de aislamiento aun siendo contactos estrechos de un positivo. Simplemente se recomendaba vigilar la aparición de síntomas y realizarse alguna prueba diagnóstica durante los diez días siguientes al contacto.

Ahora, la irrupción de la variante ómicron, de la que ya se han confirmado casos en España, cambia esa estrategia. Aunque el nuevo enfoque genera dudas, ya que la variante concreta de infección no es un dato que se conozca automáticamente al realizar el test PCR o de antígenos.

Es necesario tomar muestras que se analizan en laboratorios específicos, y los resultados tardan en llegar. Así, Sanidad se cubre las espaldas ampliando esto a casos sospechosos, cuando los contagios se produzcan dentro de un grupo con otros casos confirmados de esta variante, por ejemplo.