La emergencia climática es una realidad. Y los investigadores ponen las muertes como pruebas. En concreto, esta última investigación cifra en 500 las muertes evitables en la ciudad de Madrid con la implantación total del Plan A (cuya principal medida era Madrid Central).

Se trata de una investigación realizada por el Instituto de Salud Carlos III (dependiente del Ministerio de Sanidad) en el marco del proyecto europeo ICARUS, cuyo objetivo es evaluar el impacto en la salud de medidas de control de la calidad del aire en nueve ciudades europeas, entre las que se encuentra Madrid.

La investigación se publica en Environmental Research y confirma que la implantación de medidas de control de la calidad del aire reduciría la mortalidad prematura atribuible a la contaminación atmosférica en el municipio de Madrid. Pese a que ya está científicamente demostrado que la contaminación atmosférica es uno de los mayores riesgos ambientales existentes para la salud, las concentraciones de contaminantes del aire en muchas ciudades todavía están por encima de los límites legales y recomendados que se establecen para proteger la salud de sus habitantes.

Madrid es una de las ciudades donde el tráfico provoca altos niveles de NO2 (dióxido de nitrógeno) y la emisión de múltiples contaminantes. En el momento de realizar el análisis, se encontraba en marcha el Plan de Calidad del Aire y Cambio Climático para la ciudad de Madrid (denominado Plan A), una estrategia local aprobada por la Corporación municipal responsable del Ayuntamiento de Madrid en 2017. Este estudio cuantificó las posibles ganancias para la salud en términos de mortalidad debido a los cambios en la calidad del aire que se lograrían con la implementación completa de las medidas de dicho plan en la ciudad de Madrid. Para la evaluación de la exposición, se estimaron los niveles de concentración de PM2,5, NO2 y O3 (ozono) para la ciudad de Madrid en 2012 (escenario de referencia de calidad del aire) y 2020 (escenario de calidad de aire proyectado basado en la implementación del Plan A), por medio de un modelo de calidad del aire con una resolución espacial de 1 km x 1 km.

Mayor afectación para las mujeres

De acuerdo con los resultados obtenidos, en 2020, la implementación del Plan A implicaría una reducción en la concentración media anual de PM2,5 en toda la ciudad de Madrid de 0,6 μg/m3 y 4,0 μg/m3 para NO2. Por el contrario, se esperaría un aumento de 1 μg/m3 para O3, motivado por la disminución de precursores, sobre todo de NOx. A nivel de toda la ciudad, el mayor impacto positivo en la salud fue atribuible a la reducción esperada de los niveles de concentración de NO2. La mejora en la calidad del aire a largo plazo podría posponer anualmente hasta 88 (0.4%) y 519 (2%) muertes por la reducción de PM2,5 y NO2, respectivamente, con un mayor número de mujeres.



El impacto estimado a corto plazo fue menor, dado que los efectos de la exposición al aire contaminado a largo plazo se consideran acumulativos y de mayor magnitud. Por otro lado, el mayor beneficio para la salud ocurriría en el centro de la ciudad, principalmente dentro del perímetro delimitado por la carretera de circunvalación M-30, en comparación con los distritos periféricos. Finalmente, es de destacar que los impactos positivos en la salud derivados de las reducciones en PM2,5 y NO2 excedieron por mucho los efectos adversos de mortalidad esperados por el aumento de O3.

En resumen, la implementación efectiva de medidas de control de la calidad en aire en la ciudad de Madrid provocaría una disminución apreciable en las concentraciones de contaminantes del aire relacionados con el tráfico y, a su vez, conduciría a importantes beneficios relacionados con la salud. Este tipo de estudios puede permitir que los gobiernos locales y otras administraciones presten especial atención a los grupos más afectados por el deterioro de la calidad del aire, evitando así la desigualdad frente al riesgo y garantizando una distribución justa de los beneficios para la salud

En este contexto, ICARUS tiene como objetivo evaluar el impacto en la salud de medidas de control de la calidad del aire en nueve ciudades
europeas, entre las que se encuentra Madrid. Dicho proyecto pretende apoyar los procesos de toma de decisiones que mejoren la calidad del aire y la salud de las poblaciones. En esta ciudad, la investigación fue realizada en el Instituto de Salud Carlos III, liderada por investigadores del Centro Nacional de Sanidad Ambiental y del Centro Nacional de Epidemiología, en colaboración con la Universidad Politécnica de Madrid.