Varias son las recomendaciones que indican los expertos para prevenir el brote de coronavirus. Pero no hay que olvidar que una de las mejores recetas para evitar contagios es no tocarse la cara, una tarea que se convierte en un auténtico desafío.

Un estudio de la Universidad de Sidney (Australia) grabó a estudiantes de medicina para observar cuántas veces se tocaban el rostro. Cada uno de los 26 futuros médicos se llevaron las manos a la cara un promedio de 23 veces por hora. La mitad de esas veces, el 44% involucraba contacto con sus ojos, nariz y boca.

El contacto con la cara comienza a una edad temprana y se convierte en un hábito difícil de quitar. Tocarse el rostro allana el camino a los virus para que penetren en el organismo y provoquen una expansión de la enfermedad de manera más rápida. Sin embargo, hay técnicas para reducir esta tarea titánica.

Mantener las manos ocupadas

Intentar estar pendiente de un mal hábito e identificar los desencadenantes es una manera de ponerle freno. Por ello, la mejor forma para acabar con esta manía es mantener las manos ocupadas. Expertos recomiendan colocar pequeños objetos antiestrés a mano en lugares donde sueles tocarte más la cara. Asimismo, recomiendan lavar y desinfectar de forma periódica esos objetos. De la misma forma, tener pañuelos siempre a mano cuando uno siente picor o necesita frotarse la nariz o los labios evita el contacto directo con los dedos.

Hacer desagradable una manía

Otra solución para evitar el contacto con el rostro es hacer desagradable o incomoda una manía. Ponerse guantes de lana o guantes bastos sin dedos hace que tengan un tacto incómodo con la piel de la cara. Aunque los guantes también son caldo de cultivo de gérmenes y hay que lavarlos periódicamente. Otra barrera mental es llevar gafas, maquillaje o usar un jabón muy perfumado para ser conscientes cuando las manos se acercan a la cara.

Usar recompensar y castigos

Establecer recompensar y castigos ayudará a abandonar los malos hábitos. Expertos recomiendan extender los dedos de la mano al máximo durante un mínimo de 2,5 minutos o 3 cada vez que se caiga en la tentación. Aunque pueda resultar incómodo, no es doloroso y es una manera de aprender a prestar atención a las manos. En cuanto a los niños, los padres deben reforzarles de forma positiva cada vez que no se toquen la cara, más que evitar que no lo hagan. Recompensas para los más pequeños como pegatinas, juguetes o incluso tiempo extra para ver la televisión serán un plus para obtener una mejoría.

Poner recordatorios

Una vez que se esta pendiente de una manía es más fácil acabar con ella. Por ello, establecer un sistema de recordatorios es una forma de evitar recaer en tocarse a la cara a lo largo del día. Poner una nota de "no te toques la cara" en el ordenador, móvil o pedir a tus compañeros de trabajo que te castiguen cada vez que caigas en este hábito es una forma de ir reduciéndolo.

Practicar "mindfulness"

La ansiedad a menudo es la principal causa de llevar las manos a la cara. Por lo que practicar mindfulness y otras técnicas, como la respiración intencional y la meditación, pueden ayudar a reducir la ansiedad y regular las emociones.