Mantener la distancia social, entre un metro y medio y dos metros en la calle, no es igual de fácil en todas las ciudades, ni en todas las partes de una ciudad. Con el reparto horario anunciado por el Ministerio de Sanidad el ritmo de la ciudad, a partir del día 2, estará marcado por unas pocas actividades. Su limitación horaria va evitar que se produzcan concentraciones que aumenten las posibilidades de contagio. Un riesgo que se disipa en municipios de menos de 5.000 habitantes porque la poca densidad de la población es enemiga de las enfermedades infecciosas como la causada por el coronavirus

Sin embargo, en lugares como Madrid hay distritos como el de Centro con 179.000 habitantes que son, prácticamente, los mismos habitantes que tienen ciudades como Logroño, Salamanca y Huelva. A la concentración humana hay que sumar el hecho de que las densidad hace años que había dejado de ser un problema, desde el punto de vista de la salud. Como resultado de ello en ciudades como Madrid nos encontramos que sus aceras no están diseñadas para mantener la distancia social recomendada, tanto en sus distritos antiguos como en otros de construcción más reciente.

El 65% de las aceras de Madrid no tiene un ancho necesario para respetar la distancia social.

“El 65% de las aceras de Madrid no tiene un ancho necesario para respetar la distancia social. Hay muchas calles trasversales en las que no cabe una persona”, asegura a El Independiente María Eugenia López Lambas, subdirectora TRANSyT-UPM Centro de Investigación del Transporte de la Universidad Politécnica de Madrid.

“Cuando hablamos de urbanismo siempre hablamos de las 3 des: diseño, densidad, y diversidad. Diseño es que la ciudad se amable, agradable para pasear; diversidad es la mezcla de usos, que una zona esté el trabajo (que el ocio, el colegio, que esté todo cerca de manera que se pueda ir andando) y la última es la densidad. Claro la densidad de población con el coronavirus se nos ha caído, y nos la estamos replanteando por culpa de la distancia social”, explica López Lambas.

La startup española Inspide, especializada en información analítica geoespacial ha desarrollado una herramienta para “informar del ancho de las aceras en cada punto de la ciudad de Madrid y con ello conocer si es posible mantener la distancia recomendada de seguridad al cruzarse con otro peatón o un adulto con un niño”, como explican en su web.

La herramienta permite ver por qué partes de la ciudad son las aceras más seguras en caso de cruzarnos con otros usuarios y así planificar tus desplazamientos esenciales a pie: ir al supermercado, farmacia o dar paseos.

 Pasear sin miedo

¿Debemos tener miedo a contagiarnos por la calle? El peligro existe, por ese motivo el Gobierno hace una “recomendación alta” del uso de la mascarilla. Con todo la posibilidad de contagio en el aire libre es remota sin concentraciones de personas. “Al salir en distintos horarios el riesgo es pequeño, pero lo que sí que es probable que pase es que la gente, tras estar encerrada en casa, vaya a salir con más asiduidad a la calle. La probabilidad de contagio al cruzarse por la calle es baja, pero hay que evitar que se formen grupos de gente parada, si en un cruce o un semáforo se juntan diez personas la probabilidad aumenta”, nos cuenta  Pedro Gullón, epidemiólogo de la junta directiva de la Sociedad Española de Epidemiología  (SEE). 

Diez personas no pueden ir por la misma acera, hay que intentar que el flujo de gente permita que exista el máximo distanciamiento posible.

Para este epidemiólogo la decisión del reparto horario tiene sentido, porque “estamos en la fase de dejar salir, pero hay que reducir los contagios todo lo que se pueda. Tiene sentido al principio, para poner orden en las salidas”, añade.

En este sentido destaca que “en las ciudades más grandes y en las que tienen más densidad de población hacer el distanciamiento físico es más complicado. Diez personas no pueden ir por la misma acera, hay que intentar que el flujo de gente permita que exista el máximo distanciamiento posible”, concluye.